climatología

El sector agrario plantea cambiar el mapa de cultivos e I+D+i para luchar contra la sequía

  • Los agricultores son conscientes de que planificar las producciones en función del agua que necesiten se antoja imprescindible

Aspersores funcionando en un sembrado de la provincia de Córdoba.

Aspersores funcionando en un sembrado de la provincia de Córdoba. / el día

La actual sequía que sufre el campo a nivel nacional urge a abrir un debate amplio, despolitizado, sobre el agua en el que, entre otros, se plantee continuar la modernización de regadíos, cambiar el mapa de cultivos y apostar por I+D+i para nuevas variedades más adaptadas a las condiciones climáticas, según fuentes del sector agrario consultadas por Efeagro.

Las fuentes de las organizaciones agrarias Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias consultadas por Efeagro coinciden en que es urgente solventar los problemas cíclicos de escasez de agua en el campo y poner en marcha medidas para su uso sostenible y eficiente, sin perder de vista la función social de la agricultura, del regadío, en el ámbito rural.

Todos los datos (temperaturas elevadas, escasas precipitaciones, estado de los embalses...) apuntan a que España atraviesa su segundo año de sequía y que si 2018 no viene acompañado de lluvias -por supuesto, no torrenciales, más perjudiciales que beneficiosas para el campo- los problemas se agudizarán. "Debemos adaptarnos a los tiempos que corren" para asegurar la competitividad de la agricultura, ha afirmado el secretario general técnico de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Ciudad Real, Arturo Serrano.

Serrano ha citado como ejemplo a la agricultura castellanomanchega que "ha tenido que transformarse por necesidad", para usar solo el agua disponible, hacia sistemas de riego por goteo o modernas infraestructuras por aspersión.

"Los ciclos de sequía serán cada vez más habituales y el crecimiento agrario tiene que tener en cuenta esta situación", ha señalado el responsable nacional del sector de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora.

El sector es consciente de que esa situación de falta de agua implica también plantearse si es lógico mantener determinadas producciones en zonas con déficit hídrico, con cultivos que hacen un uso excesivo de agua como por ejemplo el arroz o la lechuga en ciertas áreas.

Planificar los cultivos en función del agua que necesite su producción se antoja imprescindible, mientras que prácticas de riego como el de inundación o "a manta" deben sustituirse por otros sistemas de riego, para los que, según el sector, se necesitan "más inversiones" en infraestructuras hídricas.

El secretario de Agricultura de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Nacho Senovilla, ha resaltado que hay que abrir un debate profundo en el que no solo se hable de la mejora de regadíos, sino que se aborden cambios referentes a prácticas culturales o a la adopción de nuevas variedades, entre otras.

El sector agroganadero ha coincidido en la importancia de invertir en I+D+i para obtener semillas adaptadas a unas condiciones climáticas más adversas y con unos ciclos productivos más cortos.

Estos puntos deben ser ya una prioridad en la agenda política, pero también en la económica, porque acordar medidas sin que cuenten con dotación presupuestaria suficiente no tiene sentido, según ha detallado el técnico de seguros agrarios de Cooperativas Agro-alimentarias, Jesús Gustrán.

Gustrán ha urgido, con miras al interés general, a constituir una mesa, promovida desde las administraciones, pero en la que se cuente con un nivel técnico cualificado, para que se hable con "seriedad y rigor" del agua y con unos plazos marcados, ha sentenciado.

Serrano ha destacado que desde Asaja hace años se reclama un Plan Hidrológico Nacional (PHN), despolitizado, para que se puedan gestionar correctamente los recursos hídricos.

El sector agrario tiene capacidad para seguir creciendo, siempre y cuando se aborde un crecimiento sostenible, razonable y con garantías, ha asegurado Góngora.

Gustrán ha abogado por promover, con proyectos técnicos sólidos, infraestructuras que doten de los recursos necesarios a todas las autonomías.

Han reconocido que el debate es complicado y difícil, porque entran en juego muchos localismos, pero que debe haber sensibilidad para alcanzar acuerdos que aseguren la supervivencia del sector agrario y beneficien al conjunto de la sociedad.

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