Campo de la verdad

Disponible por desidia

  • Iniciativa. La agencia Colaborativa ha empezado un proyecto: señalar en el mapa todos los edificios públicos vacíos en los que podrían activarse iniciativas en beneficio de la ciudad.

LA gente de Colaborativa, una empresa que se define como agencia de diseño, tecnología y acción social, ha creado en su web un censo que, no por haberse realizado de forma extraoficial, resulta menos revelador. Se titula Disponible en Córdoba y es un mapa ilustrado de los edificios públicos que se encuentran vacíos, abandonados, sin que exista una propuesta oficial o alternativa para que se les dé vida. Lo pueden leer en su página (colaborativa.eu) o directamente en disponibleencordoba.colaborativa.eu.

La aplicación incluye una pequeña ficha por elemento público -enfaticemos que se trata de bienes de todos- con la referencia catastral, una imagen aérea y una pequeña descripción. Son datos abiertos para que ustedes puedan usarlos si así les place. Si tienen información que aportar, Colaborativa ha habilitado un correo electrónico para que se puedan incorporar esos datos a la página web. Es el siguiente: info@colaborativa.eu.

Esta empresa presentó hace literalmente años un proyecto para la conversión de la Pérgola del Duque de Rivas en un proyecto de coworking, un edificio donde se alquila espacio a profesionales o pequeñas empresas para que desarrollen sus actividades de forma conjunta. Aquella iniciativa estaba ligada a las industrias culturales y suponía un potencial ingreso para la ciudad en vez de un gasto. El Ayuntamiento decidió hacer lo que hacen los ayuntamientos cuando algo no interesa. Nada. Dejar morir el asunto y no plantear una alternativa. Las últimas noticias son que se está trabajando en un proyecto -¡qué sorpresa!- de hostelería.

El censo realizado para la iniciativa Disponible en Córdoba señala nueve grandes edificios municipales vacíos en la orilla derecha del río y otros cuatro en la izquierda, esto es, los barrios del Campo de la Verdad, el Sector Sur y el Guadalquivir.

Empecemos por la parte baja del mapa, aparecen el colegio Rey Heredia (reclamado por las asociaciones tras dejarlo abandonado la Junta de Andalucía), el Pabellón de la Juventud (que es un auténtico monumento a la incapacidad), la antigua Escuela de Magisterio (de cuyo futuro ya se hablado aquí) y el local alquilado por el Consistorio por cuya renta abona unos 5.000 eurazos de vellón.

En la parte alta del mapa, se encuentra la Escuela de Agrónomos, la ermita de Campo Madre de Dios, el Matadero, varias naves del antiguo Hospital Militar, el pabellón de ingreso de la antigua prisión en Fátima, la Noreñita (las cocinas de la antigua residencia), el silo y la Pérgola. Se trata de bienes ruinosos en algunos casos y perfectamente utilizables en otros.

Se ha dicho que la relación no es exhaustiva. Aquí van algunas propuestas. Con los fondos anticrisis el Ayuntamiento realizó una pedazo de Escuela de Formación en el Granadal que nunca se ha usado, al parecer, porque los costes de utilizarla con personal público son elevados. Junto al zoológico, se creó un centro ambiental que, dicen los que lo han visto, no le falta un detalle.

Urbanismo remodeló a fondo una casa en Huerto de San Pedro el Real para la oficina del Casco Histórico que se utilizó meses y nunca más, Santo Tomás. En la plaza de la Paja se gastó un dineral en un centro para las asociaciones de mujeres. Clausurado también. El edificio del centro de visitantes de la Ribera está inaugurado y sin uso hasta tanto se consiga un privado que pague los gastos a cambio de un restaurante. La propia sede municipal de Gran Capitán va camino de convertirse en uno de esos edificios zombi.

La Junta de Andalucía tiene en su haber varios éxitos. Desde el Centro de Creación Contemporánea, eso que todavía no tenemos ni idea, hasta la sala de exposiciones del antiguo Ayuntamiento, conocida como Iniciarte, el centro sanitario de Noreña (que va a ser un parto) o el antiguo recinto ferial de San Carlos. De la Fundación Botí, que es cosa de la Diputación, hablaremos en otro momento.

Ustedes se preguntarán si no es una pena, si no hay nadie dispuesto a hacer algo con ese montón de euros o pesetas gastados para nada, con poca cabeza o con tan poca visión de conjunto. Y ustedes llevarán razón. Porque es lo lógico.

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