Pozoblanco

El intenso frío no puede con la devoción por la Virgen de Luna

  • Temperaturas de hasta tres grados bajo cero restaron asistencia respecto a otros años · Unas 7.000 personas se acercaron hasta el santuario de la Jara para acompañar a la patrona de la ciudad

La Virgen de Luna ya está en Pozoblanco. Aclamada por la multitud entró en la ciudad de Los Pedroches cuando el sol empezaba a perderse por el horizonte. Pero el camino y la celebración no fue una tarea fácil. La climatología puso a prueba el fervor y las ganas de los devotos que, aunque en menor número que en años anteriores, aceptaron el reto y no dejaron sola a la patrona de Pozoblanco en ningún momento. No fue la romería multitudinaria de otras ocasiones, pero unas 7.000 almas desafiaron al frío polar que desde hace unos días azota la comarca de Los Pedroches y toda la provincia de Córdoba. Hay incluso quien se preocupó de ir vigilando el termómetro durante toda la jornada, hasta constatar que en ningún momento del día se superaron los tres grados centígrados y que incluso se llegó a registrar menos cuatro a primeras horas de la mañana, aunque el molesto y cortante viento hizo que la sensación de frío fuera aún mayor, de hasta menos siete grados.

La climatología restó asistencia, pero no fue obstáculo para que el resto de tradiciones que rodean a esta celebración se vieran alteradas. Así, la llamada a los cofrades durante la madrugada a cargo del sargento de la cofradía, el tamborilero y el ordenanza se desarrolló durante la madrugada como de costumbre y al ritmo habitual, todo ello con la intención de estar a la hora marcada en el Santuario de la Jara.

Mientras, los romeros se encaminaron desde muy temprano hacia al templo, bien a pie, en autobús o en coche, ya que este año el Ayuntamiento de Pozoblanco ha permitido entrar hasta la ermita y estacionar en sus inmediaciones. Todo transcurrió con normalidad en este sentido y el dispositivo de seguridad compuesto por unas 80 personas pudo desarrollar su labor sin excesivos problemas, entre otras cosas porque no se produjeron las concentraciones de romeros de otros años.

Aún así, el frío se convirtió en el protagonista de las conversaciones, en el elemento que dio pie a los momentos de relajación de la romería, al disfrute de la buena gastronomía de la zona junto al fuego, que ayer se hizo más imprescindible que en otras ocasiones. Hasta los puestos que normalmente se instalan con motivo de esta celebración cambiaron ayer su oferta y los guantes y bufandas fueron las prendas más solicitadas por quienes fueron poco previsores o por los que no esperaban un viento tan desapacible.

Pero no sólo de frío se habló en la Jara. En la retina de muchos aún estaba el pregón de la noche anterior a cargo de Antonio María Cabrera. Dicen quienes estuvieron que "sencillamente, fue espectacular". Y es que a la cuidada prosa, emotiva y bella del profesor Cabrera se unió el marco del Teatro el Silo, que por primera acogió la celebración de este acto. Pero además, en este 2012 se cumple un cuarto de siglo de celebración de los pregones en honor a la Virgen de Luna, por lo que la cofradía quiso también rendir un cálido homenaje a quienes han sido los pregoneros en estos 25 años.

Las emociones, además de en el Teatro del Silo, tambiém surgieron en la celebración en el santuario, donde también reservó un momento para quienes han dedicado su vida a la Cofradía de la Virgen de Luna y a engrandecer aún más una tradición forjada en Pozoblanco. Así, en el ofertorio de la eucaristía celebrada en la Jara, tuvo lugar la jura de bandera de los nuevos cofrades, la entrega de medallas a quienes cumplen 25 años en el colectivo y la de oro para quienes cumplen 50 años de servicio activo en este cofradía de carácter militar, que es precisamente uno de sus características distintivas.

En esta ocasión, el merecido homenaje fue para José Ageo Muñoz, Florencio Moreno y Diego Cebrián, quienes durante medio siglo han desfilado, escopeta en mano, ante la Señora de Pozoblanco. Su homenaje vino después del recorrido por los alrededores del templo y antes de la comida de hermandad, que marca el preámbulo para el inicio del camino que lleva a la patrona hasta el altar de Santa Catalina.

Tal vez por el frío y ante el temor de que la incomoda climatología restara vistosidad al cortejo, la Virgen de Luna se elevó al cielo camino de Pozoblanco y a hombros de sus devotos cuando apenas eran las 15:00, un cuarto de hora antes de lo previsto. En el trayecto, además de los tiritones, no cesaron los vivas y piropos a la Virgen, que poco a poco se fue alejando del santuario de la Jara.

Como marca la tradición, el Pozo de la legua fue el lugar elegido para recobrar fuerzas, degustar una pieza de fruta y recuperar el aliento. Ya estaba más cerca el Arroyo Hondo, el lugar sagrado para los pozoalbenses en el que se puede decir sin ningún género de dudas que la Virgen de Luna ya está en Pozoblanco. Es el punto del recorrido en el que el alcalde de la ciudad impone las llaves de los sagrarios de Villanueva de Córdoba y Pozoblanco, las dos localidades de la que es patrona.

Mientras, los niños miran fijamente el espectáculo y ofrecen sus hornazos a la Señora, tal y como se lo enseñaron sus mayores, cumpliendo así con otra de las tradiciones de esta peculiar romería de la comarca de Los Pedroches.

El trono se fue haciendo paso entre los devotos hasta llegar al Ayuntamiento, donde el regidor impone a la patrona el bastón que certifica que es la alcaldesa perpetua de Pozoblanco. Así, en esta ocasión se estrenó en el encargo el nuevo alcalde de la localidad, Pablo Carrillo, que presidirá el Consistorio durante los próximos dos años.

Ya con el bastón de mando en manos de la Señora, la Cofradía de la Virgen de Luna ejecutó una nueva descarga con sus escopetas, dejando ese olor al pólvora tan característico que impregna esta celebración y sin el que no se entiende la fiesta.

Aún no eran las 20:00 cuando el paso de la patrona estaba ya en la parroquia de Santa Catalina. El camino estaba hecho y llegó entonces el tiempo del rezo, el silencio y el recuerdo de los que ya no están. Cada romería de la Virgen de Luna tiene su propia historia y de la de ayer, muy pocos recuerdan una jornada tan desapacible, en la que a los que hicieron el camino no sólo hay que denominarlos como devotos, sino casi como héroes.

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