Reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

Periscopia

DE Periscopia gusta el propio nombre, que es la remembranza de las viejas películas de la Segunda Guerra Mundial, el mundo de batallas submarinas. La conquista del cielo y su tormenta eran todavía una ilusión en las cabezas de los científicos nazis, y la verdadera guerra del futuro se libraba debajo de las aguas. Arriba el periscopio, decía el segundo de abordo o quizá el capitán, para ver qué mostraba esa superficie sombreada del mar, si los torpedos reventarían el vientre de los portaaviones o si, por el contrario, se avistaría la costa con su sed de descanso. Algo también tiene la cultura de guerra soterrada, y más en estos tiempos de recortes continuos de la materia frágil de cualquier presupuesto, que es la expresión artística. Por eso de Periscopia, el festival de Pozoblanco dedicado a los jóvenes artistas andaluces entre los días 29, 30, 31 de julio y 1 de agosto, me gusta sobre todo el nombre y la intención, además de una selección de disciplinas que incluyen el teatro, pasacalles, danza, cortometrajes, fotografías y escultura, conciertos y propuestas de moda de Mary Pepa Pop y La Pelusa, que si no las conocen todavía ahora podrán tener una buena ocasión. Así, Periscopia ya ha dado algunos nombres: el fotógrafo pozoalbense David Molina, el mago Shenodini y el grupo malagueño Las Flores No Lloran. Las flores no lloran, pero la cultura sí, y muchas veces, a pesar de haberse convertido en banderín de nuestra presunta identidad política. Así, desde la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Pozoblanco, se ofrecen los siguientes escenarios urbanos y alterados: el Teatro El Silo, el patio del edificio La Salchi y los principales paseos y calles del municipio, que es como poblar todo Pozoblanco por todo ese abanico emergente de propuestas originales, variadas, que convertirá Los Pedroches, sólo por cuatro días, en una capital cultural andaluza. También serán significativos los talleres abiertos: el cordobés Manu Bermejo, de Iniciación a la música electrónica; el malagueño Pedro Alba, Per-Formate Periscopia TV, nutrida de propuestas llegadas a Periscopia a través del canal del propio festival en Internet; y Museo Imaginario, de la sevillana Jana Maestre, dedicado a los niños. Pozoblanco, como toda la comarca, ha sido hasta ahora un buen territorio literario gracias a la gestión de lecturas de escritores relacionado siempre, en mayor o menor medida, con Alejandro López Andrada, pero también con varios y esforzados clubes de lectura, la mayoría formados por mujeres. Ahora es la creación en su filo más álgido y temprano la que toma la calle, porque la calle siempre debe ser el fin de la cultura. Es de desear a Periscopia el éxito que merece, aunque sólo sea por la propuesta y por lo radicalmente expeditivo de hacerse en Pozoblanco, con voluntad de tensión europea. Arriba el periscopio.

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