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Reina, gloria de Córdoba

  • Más de un millar de aficionados reciben al guardameta de la selección en una explosión de cariño y agradecimiento

Con la misma bufanda blanquiverde que lució en el Soccer City de Johannesburgo y con una cara en la que se mezclaban el cansancio, la sorpresa y la incredulidad. Así llegó a Córdoba Pepe Reina, el campeón del mundo que recibió el cariño de más de un millar de aficionados que se citaron en la afición para demostrarle que es uno de los nuestros, un cordobés de corazón.

Nadie se quiso perder el recibimiento al portero de la selección, en un acto que se gestó en internet desde primeras horas de la noche del lunes. Una llamada de Yolanda, la mujer del jugador, a Nacho Mata fue la mecha que prendió un fuego que lo arrasó todo en las redes sociales. Tuenti y Facebook hicieron de nexo de unión entre los más jóvenes, y los foros hicieron el resto. Aunque por la tarde ya se contaban por encima de los 4.000 los que estaban dispuestos a acudir, al final fueron menos, pero suficientes para que Reina notara que el cariño que siente por la ciudad es absolutamente recíproco.

Jovenes y no tan jóvenes se adueñaron de las zonas comunes de la estación, una marea roja y gualda con muchos detalles en blanquiverde. Las peñas más animosas del CCF se dejaron notar desde muchos minutos antes, y la espera no hizo sino hervir más el ambiente. "Que grande eres, Pepito", "Nosotros te queremos, Reina es cordobés" o "Casillas al banquillo, Reina titular" fueron algunos de los gritos que sirvieron de prólogo a la llegada del jugador.

Todo por alguien que, sin ser cordobés, se siente como el que más, suficiente para que muchos quisieran agradecerle su profundo gesto de amor a Córdoba durante las celebraciones por el título. Porque sobre el propio césped del Soccer City de Johannesburgo, Reina lució en el cuello una bufanda blanquiverde, repitiendo el gesto que hace dos años ya emocionó a la afición cordobesista cuando lució los colores de la tierra de sus padres en el Ernst Happel de Viena. Momentos después, y aún en pleno éxtasis por la consecución de la Copa del Mundo, el jugador se enfundó una camiseta del Córdoba que fue visible por televisión para los millones de espectadores que en todo el globo seguían la transmisión. Para rematar su sentido apego por los colores blanquiverdes, Reina lució el lunes durante el paseo en autobús por las calles de Madrid otro modelo de bufanda del CCF, igualmente pegado a los sentimientos con los que se ha criado pese a haber nacido y pasado la mayor parte de su vida en Madrid, Barcelona y Liverpool.

"Mi mujer se lo ha tenido callado, pero estoy muy contento de que la gente me reciba así", dijo Reina nada más llegar, "porque ésta es mi casa, me siento cordobés y estoy orgulloso de llevar el nombre de Córdoba por todo el mundo". Tanto es así que, ante la posibilidad de ser nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad, el portero del Liverpool reconoció que "me encantaría, porque me siento como tal".

Sólo con ese sentimiento se explica el gesto de la bufanda blanquiverde, algo que se ha quedado grabado en el corazón de los aficionados cordobesistas. Pepe no dudó en colocársela mientras disfrutaba con sus compañeros del éxito ante Holanda, "y ojalá me queden muchas ocasiones más, porque será una buena señal. El deporte español está en un gran momento y esperamos seguir con los éxitos".

Tal y como sucedió hace dos años tras el triunfo en la Eurocopa, Reina llevó la voz cantante en la celebración en Madrid con su presentación de los 23 jugadores, "momentos de felicidad en los que quiero tener un gesto de generosidad con mis compañeros", asume, "aunque prefiero que me consideren mejor portero que speaker".

Pese a no haber jugado ni un solo minuto en el torneo, Reina ha sido un baluarte en la selección haciendo grupo en un vestuario al que todos apuntan como clave en la consecución del título. Además, para siempre quedará su consejo a Casillas en el penalti que detuvo a Cardozo en el cruce de cuartos ante Paraguay, así como sus carreras por la banda para llegar el primero a felicitar al compañero tras un gol. En Madrid fue el alma de la celebración y ayer, en Córdoba, fue el centro de una demostración de cariño que no entiende de cunas.

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