Córdoba-Celta

El primero de muchos (1-1)

  • El CCF estrena su casillero de puntos con un trabajado empate ante un cuadro gallego que fue superior El equipo supo sufrir y reaccionó bien tras encajar el tanto para aspirar a más

Este Córdoba compite contra cualquiera y en todas las circunstancias. Y eso es un valor añadido en una competición en la que se castiga el más mínimo detalle. Además, a la buena imagen que ha dado en sus dos primeros partidos, ya ha añadido el plus de estrenar su casillero de puntos, que es lo que de verdad te da la vida. Lo hizo ante el Celta, un rival que se mostró superior hasta que se pudo por delante en el marcador ante un cuadro local que supo mantenerse en pie. Tras verse por detrás, reaccionó bien, igualó pronto la contienda y hasta llegó a soñar con algo más. Pero de momento, el empate no es malo y dibuja el camino a seguir.

El partido ante el Celta estaba marcado por todos para ver por dónde se puede mover el Córdoba. La primera lectura, más allá del resultado, viene a reforzar lo que ya todo el mundo sabía: la temporada va a ser durísima en lo deportivo y el equipo va a tener que sufrir de lo lindo para amarrar el objetivo de la permanencia, el único posible a estas alturas. Con un once prácticamente calcado al del Bernabéu -la única variante de Fede Cartabia por Crespo- pero una idea más ofensiva, el cuadro local no salió mal. Empujado por las ansias de la grada, los primeros minutos presentaron en sociedad al que quizás es el refuerzo más ilusionante, el valencianista Fede Cartabia. Dos cabalgadas marca de la casa, arrancando a pie cambiado pero con total libertad para pisar la zona central, no encontraron una finalización acorde. Era una buena carta de presentación que, desgraciadamente, por muchos minutos se quedó en eso.

 

Porque tras esa primera toma de contacto, el Celta empezó a sentirse más cómodo. Y eso, ay Dios, es peligrosísimo. Si uno echa un vistazo a la plantilla olívica, no verá a ningún crack mundial. Sin embargo, eso no quita que Berizzo tenga bajo su manto a un equipazo con más hombres que nombres, como debe ser. En el momento que el trivote que forman Radoja, Krohn-Dehli y Álex López, atípico, con unas tremendas dosis de calidad no exentas de trabajo, se apoderó del balón, el CCF sufrió de lo lindo. Fueron quince minutos de auténtico baño, con escasas ocasiones, eso sí, cuyo mejor balance es que terminaron sin novedad alguna en el marcador.

 

Orellana se erigió en el primer lanzador de las ofensivas celtitas. Vio un agujero en la banda de Pinillos, que tardó en cogerle el pulso, y por ahí llegaron los primeras problemas. Una jugada del internacional chileno no encontró portería tras dejar sentado al lateral y a Pantic; tampoco la continuidad de Larrivey, al que se le vio muy poco. A esa primera ocasión le siguió otra aún más clara, con un pase interior de Jonny -el Celta jugaba en esa fase casi en campo contrario- al propio Orellana, que se topó con Juan Carlos en su derechazo cruzado.

La posesión era casi exclusiva del Celta, liderado por dos medios box to box como Álex López y, sobre todo, Krohn-Dehli, sobrado en muchas fases del encuentro. Lo bueno es que al equipo gallego le costaba encontrar a Nolito y por ahí se le nublaban las opciones cuando aparecía por el balcón del área. De hecho, una de las pocas veces que el gaditano se dejó ver con espacios, el balón acabó dentro del portal de Juan Carlos, si bien ya estaba la jugada anulada por fuera de juego. Lo era, como probablemente también era penalti en el remate anterior de Larrivey. Pero Teixeira Vitienes no lo vio. Raro, con lo que le gusta el protagonismo al cántabro.

 

Tras esa fase de acoso visitante, el CCF consiguió equilibrar algo más el duelo, que ya iba de lado a lado, pero sin ocasiones. Eso sí, a los de Ferrer seguía durándole un suspiro la pelota en los pies, y por ahí pierde bastante un equipo que esta campaña está diseñado para someter a los rivales. Havenaar jugaba muy lejos del área, donde realmente es peligroso y la primera parte se consumía con la sensación de que el Celta había sido muy superior, más si cabe cuando los celtitas pegaron un último arreón poco antes de que el árbitro señalara el túnel de vestuarios.

 

Albert Ferrer trató de dar un giro al partido con la entrada de Borja García por Matos. Sin embargo, el segundo periodo comenzó igual que terminó el primer. El Celta tenía el mando y pronto encontró la recompensa a su mayor dominio con el gol de Orellana, en clara colaboración con Juan Carlos. Aunque pudiera parecer lo contrario, verse por debajo en el marcador fue lo mejor que le pudo venir al Córdoba. Porque la afición volvió a rugir para levantar el ánimo de los suyos, que se engancharon de manera inmediata a esas alas para cambiar el rumbo del encuentro.

 

El empuje blanquiverde lo lideraron Rossi y Fede Cartabia. Parece claro que si ambos aparecen, la cosa funciona. El italiano empezó a descolgarse más del doble pivote, obligado por el resultado, y el argentino siguió lanzando oleadas por todo el frente ofensivo, como desde el inicio. Pronto hubo premio, pues una jugada iniciada por el primero la mandó al fondo de la red el segundo. Fede entraba en la historia y hacía soñar a la afición con un triunfo en la vuelta de la élite a El Arcángel.

 

Quedaba media hora por delante y ambos conjuntos se dieron un respiro, preparando la oleada final. Berizzo metió más fuerza en la medular y Ferrer le contrarrestó con idéntico plan haciendo debutar a Ekeng. Rossi ya estaba ocupando espacios, como si con él no fuera el calor y el cansancio. Y casi repite la acción del empate, aunque por el otro costado; faltó el remate, lo más importante. Buscando precisamente eso entraron ya en el sprint final Charles y Xisco.

 

Y el excordobesista casi da en la diana en la primera que tuvo, tras un corte de Pantic ante Augusto; Teixeira pitó fuera de juego después de que el balón del brasileño diera en el poste. El Celta apretó con más intención desde entonces, aprovechando cierto nerviosismo en el CCF. Nolito lo intentó con una media volea a la que respondió Juan Carlos antes de que Xisco tuviera la suya tras un pase interior de Cartabia, pero tardó en armar el disparo y Cabral le arrebató la pelota. A partir de ahí, más ruido que otra cosa para terminar con un reparto de puntos que permite al conjunto blanquiverde estrenarse en Primera División. Aunque con sufrimiento, ya queda uno menos.

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