Enrique 'Wasabi' Marín | Luchador de artes marciales mixtas (MMA)

"Ilia Topuria está tocado por una varita mágica, es uno entre un millón"

Enrique 'Wasabi' Marín posa en el gimnasio del polígono Navisa, en Sevilla, donde está su academia Sutemi MMA.

Enrique 'Wasabi' Marín posa en el gimnasio del polígono Navisa, en Sevilla, donde está su academia Sutemi MMA. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Mucho antes de que Ilia Topuria se proclamara campeón del peso pluma de la UFC (Ultimate Fighting Championship) el pasado 18 de febrero, recibiera todos los reconocimientos posibles de quienes seguramente ni sabían que existían las artes marciales mixtas (MMA por sus siglas en inglés) y pusiera esta disciplina de moda en España, un sevillano de Sanlúcar la Mayor fue pionero y abrió el camino en este deporte que tiene un poco de kárate, un poco de boxeo y un mucho de esfuerzo y espectáculo. Enrique 'Wasabi' Marín fue el primer español en la UFC y ahora se prepara para pelear en casa, en el Cartuja Center el próximo 23 de marzo. El evento formará parte de Way of Warrior (WOW), el Camino del Guerrero: una especie de UFC organizada por una promotora española.

–¿Qué se le pasó por la cabeza cuando vio el combate de Ilia Topuria contra Alexander Volkanovski?

–Que pasó lo que tenía que pasar. Ese niño está tocado por una varita mágica, es muy trabajador pero es uno entre un millón, un tío brillante. Hay una gran parte que se tiene ya de manera innata y otra parte que son las habilidades adquiridas. Él ha fusionado esas habilidades innatas con las adquiridas mediante el trabajo y la mezcla es explosiva.

–¿Sintió envidia sana, o no tan sana, cuando lo vio con el presidente del Gobierno y con otros políticos recibiendo reconocimientos de todo tipo?

–No siento envidia de nadie, ese es un pecado capital y yo soy creyente. Yo me alegro por la persona que se lo ha trabajado y lo ha conseguido. Me alegro por Ilia, él lo sabe porque nos escribimos. Y las visitas de los políticos me dan igual, eso es postureo, quedar bien, parecer y no ser. Yo me pongo en la foto pero me importa un carajo. Todo el mundo sabía de Fórmula 1 cuando Fernando Alonso, todo el mundo sabía lo que era un un 'smash' y un revés cuando apareció Rafa Nadal y ahora todo el mundo sabe de pelea con Topuria. Yo me alegro por todo lo bueno que le ha llegado a él y lo que nos está llegando a todos. Me quedo con eso. Lo del politiqueo, ni fu ni fa.

–Mucha gente no sabrá que usted fue el pionero, el primer español en la UFC, mucho antes que Topuria estuvo usted.

–Cuando estuve en el 'reality' de la UFC, aquí ni lo compraron. No existía Eurosport, ni Gol, ni Dazn. Lo compró un periódico y sólo para ponerlo en Internet. A eso súmele que Topuria es mejor producto y mejor peleador que yo, bastante mejor que yo. Él ha llevado un producto perfecto en un tiempo ideal.

–Usted salió de la UFC tras una derrota como mínimo polémica...

–No tengo malos recuerdos de la UFC, al revés, el hecho de haber peleado allí me ha dado tantas cosas... No sólo a nivel de lucha, sino otras ventanas que se me abren y oportunidades que hay que aprovechar. No puedo poner el foco de mis egos, ansiedades o problemas emocionales en una decisión que toman otros. Es como un jefe que decide echarte de la empresa o no precisa de tus servicios. Tienes que enfocarte en lo que manejas tú. Yo me quedo con lo bueno y a mí la UFC me ha dado muchísimas más cosas buenas que malas. No quiere decir que estuviese de acuerdo con la decisión que tomaron, pero bueno, fue lo que pasó, la vida es así.

–¿Qué cosas buenas le dio su paso por la UFC?

–Visualizaciones. No de Instagram ni del postureo malo, sino contactos, gente que se interesa por tu trabajo y cree en tu trabajo y en que es bueno. Y mil cosas más. Otros luchadores que están pendientes de la UFC o de fuera que aspiran a llegar y quieren que los entrene... Eso te posiciona en un buen lugar.

–Ahora está en Way of Warrior. ¿Qué es?

–Es una promotora española, WOWfc, y se va a hacer una edición sevillana el 23 de marzo en el Cartuja Center. En el combate estelar voy a pelear contra un italiano que se entrena en Manchester, Michelangelo Colangelo. Lo llaman 'The Farmer', el Granjero. Y voy a pelear en mi ciudad después de quince años, la vida me ha llevado por otros derroteros, y estoy encantado. Las reglas están unificadas, son las mismas que en la UFC.

–¿Alguna vez había peleado en casa?

–No es la primera vez, pero sí después de quince años. Peleé en 2009. Llevo 22 años peleando, desde los 15. Por aquel entonces las cintas eran de VHS y estaba a punto de salir el DVD, yo veía lo típico, las películas de Bruce Lee o Jean Claude Van-Damme, el cine de acción duro, y cayó en mis manos una cinta VHS de un evento que era el UFC 1 y el UFC 2, Nos bajábamos vídeos de internet con el emule y el ADSL de la época.

–Las artes marciales mixtas (MMA), que básicamente consisten en pelear dando puñetazos y patadas, ¿son un deporte violento pero limpio?

–Es un deporte agresivo pero no violento. Somos muchos más señores que en otros deportes porque somos conscientes del daño que podemos causar. Además hay unas reglas que valen antes, durante y después y que salvo excepciones, porque tontos hay en todos lados, respetamos. Nos llevamos bien porque entendemos el esfuerzo que hace el rival y el rival entiende el esfuerzo que hago yo. Eso es de agradecer. Yo necesito de mi rival para crecer y él me necesita a mí para crecer también.

–¿Cuáles son esas reglas básicas?

–Como ya pones demasiado en riesgo la integridad física, las relativas a eso se acrecientan: no golpear en la nuca, no golpear en la cabeza con tres puntos de apoyo, respetar los tiempos de no entreno después de una pelea si ha sido muy abrupta, seguir los consejos de los médicos... Es una respuesta muy compleja, no se puede resumir en dos frases.

–Están obligados a ir al hospital después de una pelea aunque no haya pasado nada, ¿no?

–En un 90% de los casos.

–Hace unos años dijo en una entrevista que "el deporte limpia el alma de basuras".

–Lo mantengo, y cada vez más, porque cada vez hay más chavalines con ansiedades y ha subido la tasa de suicidios en chavales que han perdido el norte. El deporte es una buena manera de canalizar y volver a encontrar el camino de la persona. Algo que te extraiga de tu rutina y que tú decidas libremente hacer por amor.

–También suele reivindicar que los luchadores no son unos locos de la cabeza con una infancia dura y sin nada mejor que hacer en la vida. Y que hay muchos con estudios, vamos.

–Muchísimos. En la UFC hay campeones con carrera: ingenieros, doctores, biólogos... Hay de todo, lo de la infancia dura es ya un cliché que quedó muy atrás, para películas de Netflix. Que hablar de la superación está muy bien, pero la historia está muy trillada. Aunque las haya, no son todas, hay gente con infancias normales, con sus vaivenes y tal, pero que deciden apostar por esto y ya está.

–Usted, por ejemplo.

–Yo tuve una infancia sin lujos pero sin necesidades. Mi madre era enfermera y mi padre, masajista.

–Y además tiene la diplomatura de Magisterio.

–Soy maestro de Primaria y desde los 13 años he estado trabajando para no cargar con gastos extraordinarios a mis padres. Que quería unos guantes, trabajaba de mantenimiento con el cajón de cocacola recogiendo copas en los bares, en Sanlúcar primero y después en Sevilla. También he sido portero de discoteca, jardinero, albañil, he recogido aceitunas... Lo que salía.

–Incluso hizo sus pinitos en la enseñanza con exhibiciones de artes marciales en un instituto de las Tres Mil Viviendas. ¿Qué le aportó esa experiencia?

–Que con estos niños con una infancia más complicada me reafirmo en mis credenciales: el deporte es una vía de escape maravillosa.

–¿Ha conseguido vivir de la lucha?

–Vivo de la lucha pero desde la docencia, gracias a mi gimnasio, Sutemi MMA, en el polígono Navisa. Ahora mismo tenemos unos 140 chavales. No son todos competidores, la mayoría son practicantes. Entrenar esto es superdivertido. Para entrenar en MMA tienes que saber boxeo, muay thai (boxeo tailandés), lucha, grappling...

–¿Su madre acabó entendiendo por fin que pegaran a su niño chico?

–No, lo entiende pero no lo comprende, me dice que ya soy mayorcito para seguir con estas cosas y que me deje de hostias. No le hago caso, es mi vida y la tengo que vivir por mí, nadie la puede vivir por otro. La lucha me mantiene sereno y me hace feliz, es mi primer amor. Entiendo que a mi madre no le guste que le peguen a su hijo, encima el chico, pero nos quedamos con que el uno entienda al otro.

–¿Le ha visto pelear alguna vez?

–Cuando peleé en el UFC de México. Y en mitad del primer asalto se fue, así que viajó para no ver nada.

–En su día ya dijo que no le gustaba que le llamaran el McGregor español.

–No. Aparte de que no lo he sido, mi carisma es diferente y no he conseguido lo que ha conseguido él. Si acaso, se lo pueden llamar a Topuria.

–¿Quién ganaría en un combate entre Enrique Wasabi Marín vs Ilia Topuria?

–Topuria, sin duda. Él tiene un balance perfecto entre la fuerza mental, la física, la técnica y la táctica.

–¿Nos puede explicar por qué el apodo de 'Wasabi'?

–Porque comiendo en un japonés con unos amigos confundí el wasabi con el guacamole, me metí la bola entera en la boca sin querer y la lie un poco. Y ahí se quedó el cachondeíto, entre amigos nos decimos barbaridades.

–¿Cuál es la rutina de un luchador de artes marciales mixtas?

–Entrenar por la mañana y entrenar por la tarde. Para luchar hay que hipotecar otras cosas.

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