Córdoba CF

Un mensaje alto y muy claro

  • En el cierre de temporada, la afición vuelve a mostrar su rechazo a la propiedad, pese a la tranquilidad del equipo, ya salvado

  • Carlos González presidió el choque en el palco

El angustioso calor anunciaba el final de la temporada en los alrededores de El Arenal. La anestésica victoria conseguida en Vallecas, que dejó a la afición blanquiverde con una honda sensación de alivio, convirtió el choque de ayer en una mera anécdota y eso hizo que desplazarse hasta El Arcángel costase mucho más de lo normal para la afición blanquiverde. El descontento generalizado que ha dejado en la grada esta temporada -más de un tercio de los abonados hace tiempo que no acude al estadio- se unió a las muchas celebraciones que acogía la ciudad. Entre bodas, fiestas, piscinas y viajes exprés a la playa, las gradas del coliseo ribereño presentaron una más que discreta entrada para echar el telón a la temporada.

Eso sí, los que se desplazaron hasta el estadio lo hicieron con las ideas muy claras. Por un lado, había que agradecer a los futbolistas y técnicos el esfuerzo realizado en este tramo final para que la permanencia no fuese cosa de última hora. Muchos de los parroquianos de El Arcángel comentaban en los prolegómenos del encuentro la placidez de poder ir al fútbol sin la tensión del que se juega la vida. Porque pocos esperaban que, con la dinámica que cogió el curso cuando el equipo parecía muerto y la reacción no llegaba, este último partido se convirtiera en prácticamente un amistoso. Había ganas también en la grada de aplaudir a algunos futbolistas en particular. Unos porque se quedan, como el serbio Markovic, que de nuevo recibió el calor de una afición que desde el primer día le tuvo un cariño especial; o el onubense Alfaro, que con su gran tramo final se ha ganado la continuidad y el respeto de la hinchada cordobesista. Otros porque todo el mundo quiere volver a verlos en la próxima temporada, como es el caso de Javi Lara o Piovaccari. El montoreño es un hombre de consenso en cuanto a la necesidad de su renovación, mientras que el italiano se ha hecho querer en los dos últimos meses de liga.

La grada pitó a Luis Carrión al inicio y después se centró en la crítica a la directiva

El que volvió a recibir silbidos desde la grada fue Luis Carrión, cuando su nombre fue anunciado por la megafonía del estadio. Ni siquiera las explicaciones del técnico del Córdoba en la rueda de prensa previa, en la que afirmó que había "falta de información" sobre su figura, sirvió para acallar una protesta que deja muchas interrogantes de cara al futuro.

Pero el blanco principal de las protestas en El Arcángel volvió a ser la propiedad y la presidencia del club. Ayer, con Carlos González presidiendo el choque en el palco, en un llamativo primer plano de la acción, y el presidente -su hijo, Alejandro González- escorado en un lateral, los pitos y cánticos no se hicieron esperar. Apenas 20 minutos de tregua tuvieron los González antes de empezar a recibir las primeras críticas y reproche de una afición que no le perdona tantas y tantas cosas, pero sobre todo una última temporada en la que se ha sentido engañada desde la propiedad.

Dentro de esas protestas, fue curioso como a la llegada del minuto 54 el penalti sobre Alfaro pareció distraer la atención de la grada. Pero nada más lejos de la realidad, porque una vez celebrado el tanto de Piovaccari, las quejas y cánticos contra la directiva y la propiedad sonaron más fuertes que nunca. Incluso en el Fondo Norte apareció una pancarta con el lema: "González, vete ya", que debió pasar inadvertida para la seguridad del estadio en el acceso.

De ahí al final, las protestas se sucedieron entre aplausos a los jugadores que se marchaban sustituidos. Y por si la opinión de los aficionados que ayer despidieron la temporada en El Arcángel, los pitos volvieron a sonar atronadores tras el pitido final. El socio blanquiverde dictó ayer su último juicio a una mala temporada y el mensaje se escuchó alto y claro.

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