Día de los derechos humanos Los colectivos dedicados a los transeúntes hacen público el balance de 2009

La crisis satura las casas de transeúntes y genera históricas listas de espera

  • Los representantes de los centros Madre del Redentor y Campo Madre de Dios no descartan que haya que volver a adaptar la antigua casa de Regina para acoger a personas

Las dos casas de transeúntes que hay en la ciudad se encuentran al "cien por cien". Así lo reconocieron ayer tanto el responsable del centro diocesano Madre del Redentor, José Repiso, como la directora del hogar de Campo Madre de Dios, María Blázquez, éste último de titularidad municipal. El impacto de la crisis económica en Córdoba ha sido tal que decenas de personas llaman a diario a la puerta de una u otra instalación en busca de un lugar en el pasar la noche y un plato de comida que llevarse a la boca. La situación es tan dramática que en ambos centros cuentan con listas de espera, una situación casi inédita desde que abrieron sus puertas. Según detallaron los portavoces de las casas de acogida, algunos de los ciudadanos que aguardan su turno lo hacen a través de la puerta de acceso y otros son derivados desde otros servicios, tanto municipales como de los diferentes colectivos que se ocupan de la población que sufre serias dificultades económicas.

La teniente de alcalde de Igualdad, Ana Moreno, destacó el notable incremento de transeúntes que se ha generado en el último año -el periodo en el que la crisis ha tenido una mayor virulencia en la sociedad- y matizó que "no ha sido tal el caso de los sin techo". A pesar de que la delicada situación que estos centros afrontan cada día y que entre ambas casas apenas si llegan a las 90 plazas, la edil puntualizó que los recursos asistenciales "están garantizados", si bien señaló que tanto el Ayuntamiento como las asociaciones que trabajan en este capítulo tienen la intención de "formalizar una red de entidades en la que se coordinen las distintas actuaciones".

Al margen de la creación de la red o mesa de entidades colaboradores en asuntos relacionados con la acogida de transeúntes, el representante del centro diocesano Madre del Redentor no descartó que haya que volver a adaptar la antigua residencia Regina, situada en la calle Isabel II, para dar techo a todas aquellas personas que lo requieran. Repiso, que se mostró esperanzado en que no haya que recurrir a este extremo, recordó que entre diciembre del pasado y enero de 2009 hubo que reabrir la antigua casa de acogida para prestar servicio a las personas que llegaban -algunas procedentes incluso de diversos puntos de la provincia-. "Primero teníamos a 20, pero semanas después se llegó a la cifra de 40 y 70 plazas disponibles", puntualizó el responsable de las instalaciones diocesanas.

Según los datos aportados por los responsables de estos centros, el perfil más frecuente de este tipo de personas "ha cambiado mucho". El motivo no es otro que el desempleo, una situación que afecta a algo más de 75.000 ciudadanos de toda la provincia, como así lo recoge el informe mensual que el Ministerio de Trabajo hizo público el miércoles de la pasada semana. A este respecto, los representantes de los centros señalaron que entre 2001 y 2004, el periodo de apertura de las dos casas de acogida, era más frecuente la llegada de inmigrantes, pero en la actualidad a éstos se le han sumado los propios españoles.

En relación a las listas de espera de los centros de Campo Madre de Dios y Madre del Redentor, el responsable del comedor de los Trinitarios -de la Asociación Pro Libertas-, Eduardo García, destacó que este centro, situado en la Ronda del Marrubial, "carece de lista de espera". Según manifestó el responsable del comedor, "no sólo no tenemos listas de espera, a pesar de que hay días que llegamos al centenar de comensales, sino que hemos detectado que en la época de crisis hay más voluntarios y personas que quieren colaborar con nosotros tanto con la aportación de dinero como de comida o vestido".

También destacaron la apertura reciente del centro de San Pablo, unas instalaciones diocesanas que se encargan de asistir a las personas mayores con dificultades económicas.

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