Reciben insultos de todo tipo cuando no padecen golpes físicos de su pareja. En la mayoría de los casos acaban aceptando esos insultos e, incluso, ven el comportamiento agresivo de sus compañeros como algo normal en sus vidas. Son sólo algunos de los estragos más importantes que sufren las mujeres víctimas de malos tratos, una lacra que lejos de disminuir persiste en la sociedad, a pesar de las continuas campañas de prevención y de la entrada en vigor de Ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género, hace ahora una década. Buena prueba de ello son los datos del último balance trimestral difundido por el Observatorio de Violencia Doméstica y de Género con sede en el Consejo General del Poder Judicial, que desvela que durante el primer semestre del año en la provincia se presentaron hasta 4,3 denuncias al día por violencia de género. Del total de casos tramitados, según los mismos datos, el 87% (633) lo hicieron las propias víctimas ante los juzgados (121) o la mayoría (552) ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. De las denuncias restantes, 85 derivaron de parte de lesiones, 11 de la intervención policial y tres llegaron a través de los propios familiares que fueron los que informaron de los episodios de violencia de género.

Es por eso que el apoyo psicológico de estas mujeres es crucial para su mejoría y también para enteder la evolución de caso. Esta ayuda se convierte en gran parte de las situaciones en la piedra angular sobre la que se sustenta, en buena medida, la recuperación de cada una de las mujeres.

Quien bien sabe de este apoyo y de los beneficios que reporta este tipo de atención es el psicólogo del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Antonio Agraz, quien apunta que el tipo de violencia más frecuente que sufren las mujeres es, por este orden, la psicológica, seguida de la física y la sexual. Indica que a consecuencia del maltrato la víctima presenta una baja autoestima y suele referir síntomas similares a los de la ansiedad y la depresión. El IAM ofrece atención personalizada a cuantas mujeres acudan a este servicio, tanto de manera individual, como de manera colectiva, una vez que se dan los primeros pasos de la recupación. Con esta primera intervención psicológica, según explica Agraz, "se trata de ver qué problema tiene". En estas primeras conversaciones, el trato del psicólogo hacia estas mujeres también es muy importante porque, según Agraz, "algunas son víctimas y otras no lo saben". Como ejemplo de casos de violencia que no se identifican como tal señala el simple hecho de que la mujer asegure en estas primeras conversaciones con él "que su marido le da un dinero a la semana" o que "tenga que pedir permiso para ir a comprar o se tenga que vestir de una forma u otra". "Ese es el primer escalón de la violencia de género, luego pasa a la verbal y luego a la física", detalla.

Agraz lleva 14 años trabajando en el IAM y reconoce que en todos estos años sigue encontrando un punto que se repite en la mayoría de los casos, como es que la mujer "piensa que tiene una relación normalizada y se echa la culpa del comportamiento de su pareja". Por ello, defiende que una de las primeras cosas que tiene que conseguir con su trabajo es que la víctima "se dé cuenta de que está en una relación desigual".

La escucha es también primordial a la hora de enfrentarse al tratamiento de una víctima de violencia de género. Agraz sostiene que es mejor "dejar que hable de todo, ir preguntando cosas importantes e ir dirigiendo la conversación para que vayan contando, pero también es importante que se den cuenta de que las estás escuchando". Esta estrategia se debe, continúa, "a que han sido mujeres que no han sido escuchadas antes". El psicólogo considera que fruto de estas conversiones se obtiene al final "una relación estrecha de complicidad" con la víctima.

Una vez escuchada la historia de cada mujer, es el momento de que el psicólogo consiga que ésta empiece a "tomar sus propias decisiones, desarrolle habilidades de crecimiento personal y también sociales porque muchas están aisladas", indica. A pesar de la dureza de escuchar historias aterradoras, de esas que duelen al más fuerte por la crueldad de los testimonios, Agraz considera que su trabajo es "gratificante" y más cuando "ves cómo las mujeres van progresando y cómo salen de una relación de maltrato". Asegura que la evolución de cada mujer depende de ella misma, si bien, matiza que en algunos casos ha empezado a observar una evolución positiva a los 15 días, mientras que hay otras "que hasta que no pasa un año no resuelven su situación por circunstancias familiares o sociales".

En estos casi tres lustros de trabajo en el IAM, el psicólogo también ha visto los cambios que se han dado en el perfil de la víctima de violencia de género en Córdoba, y subraya que "ahora son más jóvenes, son chicas con 18 años o menos y que están metidas, a esa edad, en una cesta con su pareja". En este punto, insiste en que la mujer "tiene que tomar sus propias decisiones siempre" y hace un llamamiento para que en caso de violencia de género "denuncien siempre".

Su trabajo como psicólogo también le ha hecho ver la importancia y la necesidad de que los niños sean educados en igualdad para evitar que sigan creciendo el número de víctimas de violencia de género porque "estamos envueltos en una sociedad patriarcal donde nos dicen cómo amar y eso hay que romperlo".

"Recuperar emocionalmente a una mujer víctima de malos tratos es un proceso largo e imprescindible", sostiene la portavoz de la Plataforma cordobesa contra la Violencia Machista, Carmen León, quien defiende también las terapias de atención psicológica. Sabedora y conocedora de muchas historias con final feliz y otras con un desenlace más amargo, León señala que una mujer que sufre violencia de género "lo primero que pierde es la autoestima, lo que provoca que piense que es una basura".

Por otra parte, la portavoz de la plataforma se centra en el hecho de que muchas mujeres retiren la denuncia por violencia de género antes de llegar al juicio. Según los datos del Consejo General del Poder Judicial, el 7,5% de las mujeres en Córdoba renunció a continuar el proceso en el primer semestre del año. Muchas, subraya León, "piensan que el maltrato no es un delito como los demás porque viene de una persona con la que has hecho un proyecto de vida en común y a la que quieren". Por ello, insiste, "es muy importante el acompañamiento psicológico".

Al igual que Agraz, León alerta de que la edad de las víctimas de maltrato es cada vez más baja y alude al reciente estudio del IAM que pone de manifiesto que uno de cada cuatro adolescentes andaluces cree que la mujer debe estar "en su casa con su familia". "No sé qué eslabón se ha roto porque los jóvenes conocen el discurso de la igualdad, pero no lo aplican en sus relaciones", lamenta. El citado estudio señala también que el 10% de los jóvenes andaluces cree que es el hombre el que debe tomar las decisiones importantes en la pareja y más del 20% cree que la mujer es más débil que los hombres, mientras que el 50% de los jóvenes piensa que la mujer aguanta la violencia de género. Otros datos destacados en el estudio se refieren a la violencia de género. En este punto, el 82,9% de los chicos y el 68,5% de las chicas no creen que tengan riesgo de sufrir maltrato en sus futuras relaciones de pareja, mientras que el 25% de los jóvenes andaluces creen que las causas de la violencia de género son las drogas, incluyendo aquí el alcohol. Por ello, León hace especial hincapié en la educación en igualdad, si bien, al mismo tiempo considera que quienes se encargan de esta tarea han de estar "convencidos" de la misma. También critica la moda actual de celebrar los cumpleaños de las niñas convirtiéndolas en princesas y se pregunta: "¿cómo se puede permitir esto en pleno siglo XXI, por qué se vuelve a segregar por sexos?".

Para pedir más medidas en la lucha contra el maltrato, denunciar los nuevos casos y celebrar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la plataforma celebra este mediodía su tradicional marcha, que partirá a las 12:00 desde el entorno de la Subdelegación del Gobierno y concluirá en la escalinata de los jardines Presidente Adolfo Suárez, en el Vial Norte.