Córdoba

Protegidos por cámaras y amparados por la ley

  • El entorno social del instituto, ubicado en el barrio de El Cerro, condiciona la labor de enseñanza del profesorado

"Si conseguimos que diez de los 30 alumnos que entran en Secundaria Obligatoria hagan Bachillerato y unos pocos estudien una carrera, es un logro", reconoció ayer el director del instituto San Álvaro, Javier Martínez, quien subrayó la necesidad de "saber tratar al alumnado" que recibe clase en el centro.

Ubicado en el barrio de El Cerro, el instituto recibe alumnos de las zonas más conflictivas de la capital y, por ende, de familias desestructuradas y con pocos recursos. Por ello, Martínez considera necesario adecuarse a las circunstancias de los estudiantes y de sus familias, ya que en muchos casos el trato que, por ejemplo, pueda ser despectivo entre profesor y alumno puede ser el mismo que éste tiene con su padre y su familia.

Otro de los aspectos significativos del San Álvaro es que cuenta con varias cámaras de seguridad instaladas en diversas partes del centro. Martínez indicó que su presencia se debe a que el instituto forma parte de la red de centro de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), aunque fuentes docentes consultadas por este diario aseguraron que estos sistemas de vigilancia no están vinculados a la red TIC. Sea como sea, algunas de las cámaras del instituto no funcionan porque los alumnos las suelen estropear.

Por otra parte, los conserjes indicaron que los chavales están muy protegidos por la Ley del Menor, mientras que ellos no pueden hacer nada y se sienten "impotentes", apuntó Francisco Torres. Esto supone que los estudiantes puedan insultar a los profesores de cualquier forma, pero el docente no pueda, en la mayoría de los casos, ni siquiera defenderse.

La recuperación de la figura de autoridad del profesorado es una necesidad acuciante, según se han puesto de manifiesto en diversos foros nacionales y, por ejemplo, en las jornadas Adolescencia, familia y conflicto, que se celebraron hasta el martes en Córdoba. En ellas, el psicólogo Javier Urra, reconoció que los menores en España "viven encantados y felices con el modelo familiar existente", que los protege en exceso.

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