Cómete Córdoba

Días que no se olvidan

  • Tributo. Paco Morales acude a Marbella para homenajear al chef japonés Nobu Matsuhisa

N O es fácil resumir lo vivido en los últimos días, jornadas intensas, de las que no se olvidan. Por eso lo primero que me viene a la cabeza es darle las gracias al chef malagueño Dani García, que aparte de ser un pionero de la cocina andaluza es un tipo formidable en el trato, muy generoso. Dani, un año más, organizó en Marbella el evento A 4 manos, unas jornadas gastronómicas que llegan a su tercera edición, a las que tuve la gran fortuna de asistir y en las que 20 cocineros de todo el mundo hemos rendido homenaje a uno de los grandes de la cocina mundial, el chef japonés Nobu Matsuhisa. Hablar de Nobu es hablar de uno de los cocineros con más éxito empresarial que existen, de uno de los tipos más ocupados, que incluso viaja en su yet privado, y tenerlo allí con nosotros, poder charlar con él, resultó una experiencia única. La reunión, a la que acudieron grandes maestros como José Andrés, Juan Mari Arzak o Ferrán Adriá, nos permitió a todos pasar buenos ratos de fraternidad, instantes muy joviales en los que primó el compañerismo, el buen humor y la buena cocina. El menú que se elaboró para el homenaje estuvo además muy equilibrado, quedó redondo. Todo por tanto perfecto en una cita de repercusión internacional que coloca a Andalucía en el centro del mundo gastronómico por unos días, y eso gracias al esfuerzo y la capacidad de convocatoria de un tipo tan grande como Dani, al que Andalucía le debe mucho.

Las alegrías de las últimas fechas no se quedan ahí sin embargo, pues en Noor hemos vivido también, debido a la cita de Marbella, dos visitas muy especiales. Una la protagonizó el chef José Andrés, que anduvo por Córdoba, por nuestra Mezquita, y al que fue un placer darle de comer en nuestra casa. Para mi madre, que admira mucho a José Andrés, conocerlo fue un momento muy especial, uno de esos regalos que da esta profesión. Además de él, también pasó por Córdoba Paco Roncero, otro grande al que fue un placer atender.

Ya de vuelta de todo ello, y con la fortuna de tener el restaurante lleno tanto a mediodía como por la noche, no puedo sino estar muy satisfecho de todo lo que están suponiendo estos últimos meses de intenso trabajo y de logros personales y colectivos. Mentiría si no digo que por momentos el cansancio hace mella, pero qué importa el cansancio cuando uno vive momentos de este tipo y lucha por la consecución de sus sueños. Ya habrá tiempo, digo yo, para descansar.

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