Córdoba

Asistencia social también en agosto

  • El comedor social de los Trinitarios ofrece alimentos y ropa a miles de personas desde 1989 El centro abre este año durante el verano debido a la demanda

En los tiempos que corren, la labor que desempeñan los comedores sociales es vital. En los 26 años de funcionamiento del comedor social Juan Bautista de la Concepción, de los Trinitarios, miles de personas han encontrado un plato de comida y ropa limpia. Desde 2008, el número de usuarios se ha duplicado y el perfil de usuarios se ha igualado en cuanto a la procedencia. Mientras que en años anteriores a la crisis eran un 80% los inmigrantes que acudían a este comedor, en la actualidad un 50% de los asistentes son españoles. Familias desahuciadas, jubilados que sobreviven con poco más de 400 euros al mes, discapacitados o adictos al alcohol. En el primer semestre del año, se alcanzó la cifra de 85 asistencias diarias. Son las cifras que reflejan la realidad social cordobesa.

El comedor social de los Trinitarios es uno de los centros más queridos y reconocidos de la capital. Por ello, cuenta con financiación de distinto origen. Más del 60% procede de la Administración pública (Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía) pero también colaboran muchísimos colectivos, como peñas y asociaciones. Además, cuenta con la ayuda de la Fundación Caja Sur y La Obra Social La Caixa.

Según su director, Eduardo García Carmona, las actuaciones del comedor están divididas en cuatro bloques: cobertura de las necesidades básicas, atención social, elaboración de campañas de sensibilización y fomento del voluntariado. Un tercio de los andaluces vive por debajo del umbral de pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Con estos datos, el objetivo prioritario del comedor social es cubrir las necesidades básicas. Para ello, el centro abre sus instalaciones a mediodía de lunes a viernes también en agosto. El servicio de ropero y duchas proporciona higiene y ropa limpia. Desde hace tres años, el centro ofrece un programa de cobertura a familias en riesgo de exclusión a través de un convenio con el Ayuntamiento de córdoba. Así diez familias, derivadas de los servicios sociales de la Administración, acuden cada día para disponer de ropa y alimentación. "Es un trabajo complicado, nos enfrentamos de forma diaria con una realidad muy dura pero también es ilusionante y motivante", confiesa el que es director del centro desde 2009. Por su parte, María Teresa Romero es la coordinadora de los más de 70 voluntarios que forman parte del comedor. En su caso, lleva alrededor de 13 años como voluntaria. "Decidí venir porque una amiga me animó", explica María Teresa, quien revela que es un trabajo que te va "enganchando". "Antes venía solo los jueves al comedor, ahora estoy aquí prácticamente todos los días, somos una familia", admite. Aunque acuden voluntarios de todas las edades, el perfil medio es el de una mujer mayor de 60 años. Aún así, en la época estival son muchos los jóvenes que se animan a colaborar. "Sin ellos sería imposible", afirma García Carmona.

El centro de los trinitarios es mucho más que un comedor social. El lugar cuenta con trabajadores sociales que se encargan de hacer un seguimiento y evaluar las necesidades de las personas que acuden. "Analizamos cual es la situación problemática que les ha traído aquí y buscamos vías de solución", aclara el director. Para conseguirlo, el centro firma una especie de "contrato" para conseguir el compromiso de los usuarios. "Ofrecemos nuestros servicios a cambio del compromiso de que se actuará para poner remedio a su situación", apunta García Carmona. También el comedor elabora programas de concienciación y sensibilización para jóvenes, a través de visitas a colegios y testimonios, así como coordinación y fomento del voluntariado.

En cuanto a las necesidades, el director del comedor social lo tiene claro: infraestructura. Así, el comedor social de los trinitarios quiere convertirse en un centro social con talleres ocupacionales, acceso a internet, salón de estancia diurna y escuela de hostelería. Para ello se está estudiando la posibilidad de instalarse en un solar de la comunidad trinitaria. La idea aún es un sueño para el director del lugar. Por el momento, existe un preproyecto arquitectónico para estudiar la viabilidad económica, el tiempo y los trámites burocráticos.

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