Salir al cine

Terence Davies: polvo y sombra

  • El pasado sábado fallecía uno de los más grandes cineastas contemporáneos, un auténtico poeta que hizo de la autobiografía y la memoria los ejes de un cine musical en sus formas y su cadencia. Sus películas pueden recuperarse en diversas plataformas.

“Pulvis et umbra sumus (No somos sino polvo y sombra)”. Con esta cita de Horacio a modo de epitafio se anunciaba el pasado sábado en su página de Facebook la inesperada muerte a los 77 años de Terence Davies, uno de los grandes cineastas contemporáneos, sin duda el mejor de los ingleses de su generación y tal vez de todos los tiempos con permiso de Humphrey Jennings, auténtico poeta que hizo de la autobiografía, el dolor, el desamor, la resistencia y la memoria la materia primordial de un cine sin parangón. Inesperadamente en tanto que el cineasta de Liverpool, que estrenaba hace apenas un año la extraordinaria Benediction, trabajaba ya en una adaptación de La chica de la estafeta de correos de Zweig y su presencia en festivales, ciclos y homenajes este mismo año no hacía presagiar este desenlace.

En un año en el que hemos saludado con entusiasmo el lúcido vigor de veteranos como Schrader, Scorsese, Moretti, Bellocchio, Kaurismäki, Allen o Erice, la muerte de Davies se antoja una pérdida irreparable, no sólo para el cine británico, sino también para un cine mundial donde las voces poéticas singulares, el pulso narrativo pausado y extemporáneo, la minuciosa mirada al pasado y las formas elegantes y musicales no son ya moneda de uso común.

A Davies le debemos un puñado de obras maestras que encuentran su voz distintiva en la exploración de la autobiografía, el refugio en el cine, la música y la literatura como materia sanadora o terapéutica y la búsqueda en relatos ajenos de ecos para explicar las propias heridas, convicciones y contradicciones, del pulso contra la injusticia y el rechazo visceral de la violencia al humanismo antimilitarista que enarbolaba Benediction a través de la obra, la vida y los amores del poeta Sigfried Sassoon.     

De Davies ya nos ocupamos aquí a propósito del estreno de Of time and the city (2008). Aquel documental, una auténtica elegía íntima sobre la ciudad (perdida) de su infancia y juventud, no era ajeno a una obra de ficción que venía reelaborando la tradición realista a través de unas formas altamente estilizadas que trascendían el retrato de la clase trabajadora, su entorno urbano, religioso y social, para devolverle desde la reconstrucción al detalle y una cadencia musical una renovada cualidad poética.

Después de trabajar como oficinista y contable, Davies (Liverpool, 1945) ingresa en la Coventry Drama School y allí escribe el guion de Children, que dirigiría más tarde gracias al BFI, por entonces embarcado en el apoyo a jóvenes cineastas entre los que también se encontraba Bill Douglas, cuya trilogía tanto tendrá que ver el primer tramo de su obra. Si las películas de Douglas desprenden una sequedad y una depuración lírica en su desgarrador (auto)retrato de infancia y juventud, la trilogía de Davies asume un mismo tono confesional, anticlerical y no menos pesimista para narrar retazos fantasmales de su memoria en blanco y negro –Children (1976), Madonna and child (1980) y Death and transfiguration (1983)– que forjan ya ese peculiar estilo parco en palabras (aunque siempre precisas) y en constante desplazamiento entre la representación y la evocación que se consolidará con Distant voices, still lives (1988), crónica a fogonazos líricos de una familia de clase obrera marcada por la violencia del padre, y The long day closes (1992), su obra maestra, en la que sublima un mismo entorno y unos mismos conflictos de clase a través del cine y las canciones populares, que en su cine siempre funcionan como himnos generacionales y gesto colectivo. Como recordaba Antonio Miguel Arenas, otro gallo le hubiera cantado a la cinefilia si este filme hubiera ocupado en el imaginario popular el lugar que hoy tiene la meliflua Cinema Paradiso.         

Eludiendo la literalidad didáctica del realismo social de sus contemporáneos (los Loach, Leigh, Frears, etc.), Davies apuesta por la estilización episódica y secuencial del material narrativo a través de elegantes vaivenes temporales, fluidos movimientos de cámara, simetrías compositivas, silencios y un uso nodal de la música que convoca la densidad emocional del relato y perfila una refinada poética de lo cotidiano.

Liberado de su carga personal (el catolicismo, la familia, la homosexualidad como condena) tras estos primeros títulos, Davies emprende desde mediados de los noventa una nueva etapa en la que adaptará textos ajenos. Si John Kennedy Toole le sigue ofreciendo infancias difíciles en La Biblia de Neón (1995), esta vez en un paisaje sureño norteamericano reconstruido entre estampas hopperianas, la novela de Edith Warthon La casa de la alegría (2000) viaja al XIX para explorar con sutileza y escepticismo ese otro tema recurrente de la batalla (perdida) entre el individuo y la hipocresía social en la emergente sociedad industrial.

De vuelta al XX y a la II Guerra Mundial, Terence Rattigan pone el texto original de The Deep blue sea, emocionante melodrama leaniano donde la pasión amorosa se activa como motor incontrolable y destructivo y donde Rachel Weisz cristaliza una versión femenina y melancólica del propio cineasta, consumida por el desamor y las tentativas suicidas al son elegíaco del concierto para violín de Barber.

La literatura y la poesía serán también los protagonistas del último y no menos brillante tramo de su carrera que culmina en Benediction. Si en Sunset song (2015) adapta a Lewis Grassic Gibbon para reivindicar a las mujeres y a la tierra en plena IGM, en Historia de una pasión (2016), el retrato de la poeta norteamericana Emily Dickinson emerge una vez más como el de una singularidad indomable, insumisa, sensible y contradictoria. Un retrato complejo, desabrido incluso, donde la poesía sobrevuela y condensa aquello que las imágenes y la biografía apuntan.  

> La trilogía, Of time and the city, Sunset song, Historia de una pasión, The Deep blue sea y Benediction se encuentran disponibles en Filmin, Movistar+ y Prime Video.

> Voces distantes puede verse gratuitamente en la plataforma Tivify.