Salud y Bienestar

Grandes pasos en medicina personalizada contra el cáncer

  • Reconocimiento a grandes proyectos sobre terapias dirigidas a mutaciones.

La primera noticia documental que se tiene del cáncer daa de hace más de 4.000 años. Un papiro del médico egipcio Imhotep habla por primera vez de esta enfermedad y concluye su descripción con una descorazonadora frase: "No tiene cura". Esta idea persistió en la historia durante miles de años pero, afortunadamente, se puede decir que ya está superada. Y si hay un avance científico que ha ayudado a que el cáncer sea curable en más del 50% de los casos es la identificación de las dianas moleculares, alteraciones en ciertas proteínas que hacen que las células proliferen descontroladamente. Los medicamentos que se dirigen hacia dichas alteraciones, y las corrigen, son ahora mismo una de las estrategias más eficaces, y prometedoras, en el campo de la oncología.

De ahí que sea lógico y justo el fallo del jurado del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina, otorgado esta misma semana a tres científicos clave en el desarrollo de la medicina personalizada contra el cáncer: el inglés Tony Hunter, el croata Joseph Schlessinger y el estadounidense Charles Sawyers que, por separado, son un ejemplo claro del trayecto que va entre la ciencia básica y la medicina clínica y un ejemplo de por qué merece la pena investigar en laboratorio para acabar llegando a la cama del paciente. El Premio Fundación BBVA es el premio mejor dotado económicamente en España, con 400.000 euros. En esta ocasión, se ha premiado a los científicos detrás del hallazgo de las tirosinas quinasas, una familia de proteínas indispensables en la proliferación celular. El descubrimiento básico es obra de Hunter, director del Centro de Cáncer del Salk Institute (en EEUU). Pero de nada hubiera servido localizar estas proteínas si no se hubiera descubierto cómo se activaban, qué mecanismo hacía que interfirieran en el desarrollo normal de las células y que, de alguna manera, estuvieran detrás del cáncer. Esa parte le corresponde a Schlessinger, que trabaja en la Universidad de Yale. Por último, el director del Programa de Oncología Humana y Patogénesis del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center Charles Sawyers fue el que ayudó a demostrar la eficacia de dos medicamentos que actuaban específicamente contra esas mutaciones y que, a efectos prácticos, hicieron que la leucemia mieloide crónica pasara de ser una enfermedad mortal a una patología crónica en la mayoría de los casos.

Óscar Marín, director del Centro de Neurobiología del Desarrollo en el King's College de Londres y secretario del jurado de los premios, explicó que la contribución de los tres científicos recogía "toda la vía de investigación desde la básica hasta el desarrollo de fármacos; un proceso que dura 20 años y para el que hay que tener perspectiva".

Como puntualizó uno de los premiados en videoconferencia, la ciencia de la medicina personalizada ha avanzado muchísimo en los últimos años. Así, destacó, si a finales de 1990 solo había un medicamento que inhibía dianas moleculares asociadas al cáncer, en la actualidad hay hasta 40 que actúan contra distintos miembros de la familia de las tirosina quinasas. A estos habría que añadirle otros tantos dirigidos a otras proteínas que, mutadas, se asocian a la aparición del cáncer.

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