Provincia

La imagen plena de la primavera

  • Decenas de municipios viven este fin de semana las Cruces de Mayo, que en la localidad de Añora se exhiben en todo su esplendor Iznájar se rinde ante la Santa Cruz de Magán

La primavera se expresó ayer en todo su esplendor en la provincia. Las Cruces de Mayo, mezcla de religión y folclore, llenaron de flores y colorido multitud de municipios de la provincia gracias a una tradición eminentemente popular con la que los vecinos festejan el buen tiempo, recuperan la calle y reivindican las relaciones de proximidad en plena época de contactos digitales. De entre todos los municipios que ayer disfrutaron de esta tradición, es Añora el más conocido, y de hecho esta fiesta noriega cuenta con la declaración de Interés Turístico Nacional de Andalucía desde 1998.

La organización es todo "un reto", confesaba ayer el alcalde, Bartolomé Madrid (PP), pues el festejo "supone un sentimiento muy importante para la mayoría de los habitantes". Tan arraigada está la tradición que el diseño de las cruces es una incógnita hasta que termina su montaje; la competencia es muy dura entre los grupos que confeccionan estas obras de arte. En Añora, la cruz se viste de manera muy diferente al resto de Andalucía, pues si lo habitual es que en la decoración se opte por las flores, en el municipio de Los Pedroches las cruceras elaboran una auténtica filigrana de tela, papel, alambre o metal para crear escenarios totalmente únicos. Todo esto se combina con la magia de los efectos lumínicos. El soporte, en el caso de las que se montan en la calle, son las cruces de granito que adornan el municipio.

La fiesta arrancó a las 20:00 de ayer con 14 cruces, ocho exteriores, cuatro interiores, una infantil y la ubicada en la residencia de mayores. Tras meses de trabajo, la localidad se vistió de gala para desvelar al fin el secreto que los noriegos guardaban desde el invierno. El 14 de febrero empezaron los vecinos de la zona del Chaparral a preparar su creación, con la que han querido representar un parque infantil en tela, con toboganes y columpios. "Cada uno participa dentro de sus posibilidades", confesaba Emilia, una de las creadoras: "Son muchas, muchas, muchas horas las que se necesitan".

El montaje empezó ayer al amanecer y supone un verdadero acto de hermandad: "Comemos juntos, nos traemos el café, los dulces...", explica la vecina. El coste de elaborar una cruz puede rondar los 3.000 euros, por lo que el secreto se guarda hasta el último momento. El momento culmen es la velá, en la madrugada de ayer, cuando los vecinos van de cruz en cruz para deleitarse con la artesanía hecha con papel, tules, visillos y rasos; ya entrada la noche, no faltó el chocolate caliente, unas rosquillas o unos borrachuelos típicos de la zona.

Las cruces tienen tantas variedades como municipios hay en la provincia. En Cañete de las Torres ocurre lo contrario que en Añora: las creaciones a concurso tienen que estar adornadas con flores naturales, explicó el alcalde, Félix Romero (PP). Este año, el certamen cuenta con cinco creaciones, tres de ellas presentadas por hermandades (Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Resucitado y el Sepulcro), otra por el centro de día de mayores y la última por los vecinos del Huerto del Francés, que han engalanado además todo su barrio para la ocasión. Las vecinas Montoro y Villafranca también celebran este fin de semana fiestas en torno a la cruz, al igual que ocurre en otros muchos municipios de la provincia como Iznájar, al Sur.

En esta población, una de las que más ha sabido conservar su sabor popular de toda la provincia, son 24 las cruces a concurso, montadas por particulares, asociaciones o establecimientos de hostelería, explicó ayer su alcalde, Lope Ruiz (PSOE). Es la aldea de la Fuente del Conde donde estas fiestas se viven con mayor fervor, pues el día 3 la llamada Santa Cruz de Magán desciende desde la ermita homónima en romería y visita casa por casa las 96 viviendas de la localidad.

En Montilla, por citar otro ejemplo, los niños fueron los protagonistas de ayer por la mañana con una procesión en la que portaron a hombros las cruces elaboradas en los distintos colegios y, desde el mediodía, la fiesta se centró en el barrio de la Cruz, en torno a la parroquia de San Sebastián, donde no faltaron las calles engalanadas con las típicas banderitas de retales de tela. Este año, la Asociación de Vecinos La Silera ha dedicado los festejos a la recuperación de los juegos infantiles tradicionales.

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