TRATAREMOS de aludir hoy a un congreso al que el autor de esta opinión tiene que atribuir la condición de atípico. En primer lugar, porque tiene rango internacional y fue bautizado con un nombre a nuestro juicio muy ilustrativo. No resulta complicado inferir de qué va la cosa: "El Mundo del Barroco y el Franciscanismo".

Además, el evento cuenta con el patrocinio de "La Provincia de la Inmaculada Concepción Hispano-Lusa", OFM; y con la organización de sendas instituciones de la máxima talla y solvencia intelectual. A saber: por una parte, la Universidad Internacional de Andalucía, UNIA, ubicada en el Palacio de Jabalquinto en Baeza. Por otra, la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos, AHEF, con sede en la ciudad de Priego de Córdoba, en el otrora Convento de San Francisco de la misma ciudad. Un inmueble cargado de historia y hoy transformado en Hospedería y Centro Cultural.

El acontecimiento al que aludo se va a desarrollar en dos intensas jornadas del mes en curso: Los días 25 al 27 en la sede de la propia UNIA, en Baeza; y los días 28-29, en la de la IHEF, en Priego.

En todo caso, las distintas actividades congresuales contarán, por una parte, con la dirección académica de los profesores doctores Manuel Peláez del Rosal, Presidente de la A.H.E.F.; y Felipe Serrano Estrella, Director del Secretariado de Planificación y Gestión de Actividades Culturales de la Universidad de Jaén. Por otra, está previsto la asistencia e intervención activa de un cartel de lujo de personalidades archiconocidas por sus aportaciones al mundo de la ciencia y la cultura. La clausura correrá a cargo del profesor Rivas Carmona, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, que disertará, el viernes día 29 a la una de la tarde en la iglesia conventual de San Francisco de Priego de Córdoba, sobre la capilla dedicada a Jesús Nazareno, lugar de continua peregrinación de innumerables devotos.

Por los ingredientes resumidamente indicados, podemos concluir que el evento objeto de esta opinión resulta digno de toda loa por cuanto supone un importante enriquecimiento de un patrimonio cultural del que no andamos sobrados, posiblemente por mor de un sistema educativo que no se distingue por promover la asistencia a congresos culturales como medio formativo.