Fernando Arrabal (Melilla, 1932) inaugura esta tarde (20:00) Cosmopoética 2016 en la iglesia de la Magdalena, presentado por Bruno Galindo, con la conferencia Mis partidas con Tristan Tzara y mi partida con su hijo, a la que seguirá un concierto de Albert Pla (21:30). Novelista, poeta, dramaturgo y director de cine, Arrabal es una de las figuras más singulares de la cultura española de las últimas décadas. Su poesía completa está recogida en Credo quia confusum, publicada por la editorial Huerga & Fierro.

-Usted afirma que tuvo con Christoph Tzara -hijo de Tristan- un plan para matar a Franco. ¿Por qué no se llevó a cabo?

-¿El único proyecto francocida? Con razón el Partido Comunista no quiso que Christoph y yo nos alzáramos al rango de justicieros. Con Santa Teresa y la radiación del átomo como imbéciles útiles. El jaguar pacifista se pelea encarnizadamente por la paz y por la abstinencia fornica sin pausa.

-¿Como fue su relación con Tristan Tzara? ¿Cómo era él?

-Guapo, pequeño y elegante. Tanto que en vida nunca recibió los homenajes que merecía. Sus babiecas (hinchas) de Hollywood siguen soñando en tecnicolor.

-¿Cuánto hay de dadaísmo en Arrabal?

-La proporción de confusión exacta la pierdo en los aviones low cost con las estrellas fugaces.

-De las vanguardias del XX, ¿cuál cree que es la que ha dejando más huella?

-Solo Pan (o Faustroll) lo sabe y lo dirá. Dios con su infinita omnisciencia determina los números de nuestros DNI.

-¿Cómo ve la España actual?

-Con fe, esperanza y caridad, puesto que los pánicos y los hispánicos se revuelcan en las orgías más bestiales para justificar la redención de nuestras iniquidades (ya solo sociales).

-¿Hacia dónde va Europa?

-Hacia el carajo en cinco estrellas. Con sociólogos tan listísimos y tan renovadores que todos los días emiten una gilipollez diferente.

-¿Cómo se lleva usted con la tecnología?

-El ordenador a veces es un duende a quien le gusta bromear. Solo las piscinas de la basura no son claustrófobas.

-¿Qué le queda por hacer a Arrabal?

-Encontrar confesores hipócritas para mis psiquiatras sordomudos.

-¿Qué escritores le fascinan en este momento?

-Gödel, Grothendieck y Perelman. Sin código de barras. Y para mayor emoción, sin orden alfabético.