Cultura

Aristófanes se va de chirigotas en Mérida

  • Echanove dirige a Lolita y María Galiana en 'La asamblea de mujeres'

Si los clásicos son, en la feliz definición de Calvino, aquellos que no terminan de decir nunca lo que tienen que decir y nos siguen hablando, éste de Juan Echanove viene hasta con la prensa leída. El miércoles, en su debut como director por todo lo alto en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, el actor propuso una versión -firmada por Bernardo Sánchez- de La asamblea de mujeres de Aristófanes pasada de rosca, excesiva, con tono de cabaret procaz y espíritu de pura y españolísima astracanada, por momentos folclórica, a ratos pesimista (pero al final no: se impone el tono festivo), entre sones de chirigota -la música es del gaditano Javier Ruibal-, y con un elenco encabezado por Lolita, María Galiana, Pastora Vega y Concha Delgado, agentes de la revolución y, al menos para los hombres (Pedro Mari Sánchez, Sergio Pazos, Luis Fernando Alvés, Bart Santana y Santiago Crespo), también del desconcierto. Porque La asamblea de mujeres, una utopía rebajada de solemnidad con abundantes dosis de farsa, plantea una cuestión muy sencilla pero muy profunda y antiquísima, tanto al menos como el teatro griego: ¿qué pasaría si las mujeres tuvieran el monopolio del ejercicio de poder?

En el que es el cuarto estreno absoluto de esta 61ª edición del festival (se puede ver en el siempre embriagador Teatro Romano de la capital extremeña hasta mañana, y en una segunda tanda de funciones del 5 al 9 de agosto), Echanove viaja a la Atenas de la Antigüedad, y en esa ciudad que retrató Aristófanes -ruinosa en todos los aspectos, también el moral- las mujeres, hartas de mandar única y tácitamente en las casas y los dormitorios, deciden arrebatar a los hombres el gobierno, y además en su propio terreno y con sus propias leyes, lo que lograrán haciéndose pasar por varones. Asumiendo la premisa inicial del texto original pero permitiéndose a partir de ahí todo tipo de libertades, esta Asamblea de mujeres va avanzando entre continuos guiños jocosos e indignados a la actualidad política, desde los recortes a los lemas coreables de Podemos, desde la inacabable corrupción hasta el rescate de Grecia (la de hoy, se entiende).

El público rio de lo lindo y aplaudió, gran parte del mismo en pie, esta versión carnavalesca y travestida en la que cabe casi todo: un gallego de los que salen en los chistes, un ruso melancólico y zalamero, un homenaje al Jack Lemmon de Con faldas y a lo loco, Sófocles ideando Edipo Rey entre calentones y prostitutas de armas tomar y hasta un recuerdo -muy celebrado- a la mismísima Lola Flores por parte de su hija.

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