Martín Casariego. Escritor

"La adolescencia en cierto modo es un problema"

  • El madrileño es uno de los invitados a la 42ª edición, a la que acude con su última novela, 'El juego sigue sin mí', una historia de adolescentes con la que ganó el premio Café Gijón.

Martín Casariego es uno de los protagonistas de la 42ª Feria del Libro de Córdoba. El madrileño firmará el martes ejemplares de su novela El juego sigue sin mí (Siruela), ganadora el pasado año del premio Café Gijón, y el miércoles mantendrá un encuentro con lectores en torno a su libro infantil Las aventuras de Pisco (Anaya). En El juego sigue sin mí, Ismael recuerda la época en la que, cuando tenía 13 años, sus padres contrataron a Rai, un chico cinco años mayor que él, para que le diera clases particulares. Tras una primera sesión poco productiva, establecen un pacto: el alumno estudiará por su cuenta y el profesor le hablará de libros, de películas, de música, de la vida... Casariego es también autor de las novelas Qué te voy a contar, La hija del coronel, La primavera corta, el largo invierno y Mi precio es ninguno, entre otras.

-¿Cómo surge esta historia?

-Yo tenía la idea de hacer una novela en la que el eje argumental fuera un chico que escribía una carta a una chica y le decía que si no aparecía en tal sitio a tal hora se iba a suicidar. Es una idea que tuve hace años y que no había desarrollado. Eso se juntó con el recuerdo de unas clases particulares que un hermano mío había dado a un amigo, que en esas clases de dedicaba a marear la perdiz, hablar de otras cosas, distraerse... Hablaban de todo menos de lo que tenían que hablar. Con esas ideas empecé a imaginar la historia.

-¿Cómo fue el proceso de construcción de los personajes? ¿Investigó la vida de los adolescentes actuales?

-Por una parte, sí. El personaje de Rai realmente está fuera del tiempo, es un personaje un poco especial. Para documentarme sobre el otro protagonista y los amigos sí vi algún documental, leí artículos sobre las cosas de los chicos de ahora, sobre la importancia que las redes sociales tienen actualmente en las relaciones personales, sobre la edad a la que se inician en el alcohol o las drogas..., más allá de que vivo en la época actual y me rodeo de gente.

-¿Qué estímulos o desafíos le provocaba como escritor el hecho de afrontar este género de la novela de aprendizaje?

-Muchas de las grandes novelas de la historia de la literatura son consideradas de aprendizaje. Es un género que tiene mucho prestigio. Yo he escrito novelas juveniles con personajes jóvenes y dirigidas a un público en principio joven, aunque cuando escribo una novela de este tipo pienso que le puede gustar también a alguien de mi edad; si no, no las escribiría. Pero en este caso era un poco como pasar la línea: hacer una novela con personajes jóvenes dirigida a gente adulta pero que también pudiera gustar a alguien de 15 o 16 años. Para mí el reto era ese.

-¿Cómo ve usted a los adolescentes actuales y su relación con la sociedad?

-Creo que los problemas que tienen son los mismos de siempre. Yo creo que la adolescencia en cierto modo es un problema en sí misma; es una etapa muy delicada, muy dramática, en la que se cambia mucho y muy rápido de todo: de cuerpo, de responsabilidades, de relación con los demás, de miedos, de esperanzas... Una época intensa. La diferencia que puede hacer ahora tiene que ver con internet y las redes sociales, que antes no existían y que tienen ventajas pero también muchos peligros. Sirven para estar informado y para estar en contacto pero también para que el acoso o el control se puedan extender más que antes. Mi novela no trata de eso pero sí son elementos que aparecen. Y que no sólo tienen que ver con los adolescentes; también con las personas mayores.

-Llega la época de las ferias del libro. ¿Cómo vive usted este contacto directo con los lectores?

-Me resulta interesante. Cuando acabas una novela tienes una idea de ella y de los personajes y cuando la confrontas con los lectores, a veces los enfoques coinciden y a veces no. Hay ocasiones en las que te enseñan algo en lo que no habías caído, o una posibilidad tan válida como la que tú imaginas. Cuando terminas una novela hay unas partes que están cerradas y otras más abiertas a la imaginación o el juicio de cualquiera. A veces te das cuenta de que sobre algo que pensabas cabe la posibilidad de que sea de otra manera, o que un personaje pueda enjuiciarse de un modo distinto.

-¿Cómo ve el panorama actual de la narrativa española?

-La veo bien, con buenos escritores, con muchas novelas que están bien. Lo que me preocupa, más que lo que se escribe, es lo que se lee. El problema tiene que ver en parte con la crisis y en parte con internet, con YouTube, con WhatsApp... Hay gente que antes cuando tenía un rato libre a lo mejor cogía un libro y ahora se dedica a estas cosas. A mí eso es lo que me preocupa. No lo que se está escribiendo sino que se esté leyendo menos.

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