Rodrigo Cortés. Director de cine

"Las limitaciones son el mejor acicate para la creación"

  • El realizador de 'Luces rojas' presenta esta tarde en la Fundación Antonio Gala su libro 'A las 3 son las 2', una recopilación de 'tuits' en los que muestra su ingenio y sus obsesiones.

A las 3 son las 2 podría llevar como subtítulo El mundo según Rodrigo Cortés. El realizador y productor (Orense, 1973) genera expectación con cada proyecto cinematográfico (ha dirigido Concursante, Buried [Enterrado], con Ryan Reynolds, y Luces rojas, con Robert de Niro y Sigourney Weaver) y, más cotidianamente, con cada tuit. Algunos de los mejores están en el libro que hoy presenta en la Fundación Antonio Gala (20:00), publicado por la editorial Delirio.

-¿Se considera usted una persona de algún modo delirante?

-Sí, de forma inevitable. No es una vocación consciente, pero los resultados certifican algún tipo de enfermedad.

-¿Qué papel desempeñan la ironía, la paradoja y cierto enfoque distorsionador en su visión del mundo?

-La pretensión es precisamente obligar al lector a virar un grado su perspectiva de la realidad y considerarla durante un instante desde un ángulo ligeramente distinto. Al final, aunque cada uno de los delirios haya sido gestado con presupuestos muy distintos y objetivos muy diferentes, la suma de ellos conforma un punto de vista en términos literales, una mirada, una perspectiva. Y si consigues que en ese viaje el lector tenga que dar con la mente un par de vueltas a la manzana, el objetivo está cumplido.

-¿Saber que tanta gente le sigue le provoca presión o le resulta estimulante?

-Más vale que seas capaz de escribir en absoluta impunidad, entre otras cosas porque lo haces de forma completamente gratuita: bastante presión tienes con los largometrajes, con los presupuestos millonarios, con mucha gente de diferentes países, presiones propias y riesgos diversos..., como para que cuando escribes una acumulación de delirios y los lanzas desde tu BlackBerry también lo consideres desde la presión. Solamente puedes escribir memeces de este calibre con una impunidad total; si no, sería como ir al servicio y ver que hay alguien al lado asomado.

-¿El Rodrigo Cortés que se refleja en estos comentarios responde al 100% al real?

-Probablemente, de todas las cosas que he hecho esta es la que más me representa, porque no es posible que no sea así. Cuando tú haces una película, eliges un mundo, un tono, unos personajes, y en el mejor de los casos la película se acaba pareciendo a las partes de ti que se ven reflejadas, pero esto, por su naturaleza fragmentaria, recoge todos los lados de ese poliedro que pueda conformarte, tu parte más seria, las más payasa, la más reflexiva, la más filosófica, la más divertida y las más prescindible. Así que el libro al final es un acceso directo a mi inconsciente.

-Se le ha comparado, entre otros referentes ilustres, con Gómez de la Serna y sus greguerías...

-Es un gran honor, evidentemente, ver los dos nombres, el de Ramón y el propio, incluidos en la misma frase, aunque también hay algo indiscutiblemente de absurdo. Pero no podemos creer que esto es una especie de nacimiento de un género de microliteratura porque el aforismo, la sentencia, el apotegma, la greguería han sido cultivados por muchos literatos desde hace muchos siglos. Nadie está haciendo ahora mismo nada nuevo, sino lo mismo expresando una mirada determinada o una forma propia de ver el mundo.

-¿Sólo desde el absurdo y desde un prisma delirante se puede aspirar a entender el mundo actual?

-Es una frase como para responder en mármoles, y se me da mal el mármol. No sé si hay una única mirada, seguro que no, seguro que hay un millón de miradas diversas posibles. La propia, sin embargo, sí que pasa por ahí. Cuando te obligas a ver el mundo con un grado de diferencia, de algún modo puedes percibir todos los detalles a los que normalmente no tienes acceso, porque el hábito nos convierte en ciegos funcionales. Cambiar el punto de vista te permite ver cosas que nunca habías visto en tu realidad habitual.

-¿Se calla muchas cosas?

-Sí, constantemente. En la vida real me callo cosas todo el día y cuando escribo también. Si alguien cree que es buena idea abrir el grifo sin ningún tipo de filtro y dejar que cualquier cosa que pasa por tu inconsciente salga sin ningún tipo de limitación, me gustaría conocer a esa persona, que seguramente será muy interesante, aunque también muy agotadora. Evidentemente, en cualquier forma de comunicación con el entorno, aunque no siempre lo pases a través de la razón, hay algún tipo de criba.

-¿Su capacidad de asombro se renueva a diario?

-Pocas cosas me gustan más que asombrarme, y en ese sentido admito mantener con determinadas cosas una mirada ingenua que me hace considerar cada elemento como si no lo hubiera visto nunca o como si tuviera que cuestionarlo de nuevo. Así, el asombro se convierte en una garantía diaria.

-¿La limitación de espacio que impone un tuit facilita la brillantez?

-Paradójicamente, sí. Las limitaciones son el mejor acicate para la creación. La libertad absoluta, en cambio, la mata.

-¿Qué película de las que ha dirigido le ha dado más satisfacciones?

-Cada una a su manera. La que más alegrías inmediatas y evidentes me ha dado es Buried, por razones obvias, pero diría que mi mejor película hasta ahora es Luces rojas.

-¿La gran dificultad para un director de cine es mantener la independencia?

-No es fácil hacer una película en ningún caso. Tampoco es fácil hacerla obedeciendo. Cuando haces lo que otros quieren que hagas o te muestras absolutamente dispuesto a plegarte a las conveniencias o solicitudes ajenas, tus posibilidades de éxito son muy parecidas, muy cercanas al cero absoluto. Por eso más vale que trates de hacer sólo aquello que quieres hacer y en lo que crees profundamente. Porque en cada película se te van ocho años de vida. Hay películas con las que pasarías amablemente y alegremente dos horas y no tantas con las que pasarías dos años, que es lo que sucede cuando ruedas. Más vale que lo hagas con libertad o que no lo hagas, porque el dolor va a ser parecido al final.

-¿Qué podemos esperar de usted a corto o medio plazo?

-Lo interesante sería que nadie esperara nada. Una pequeña oportunidad a tu obra sería que nadie la viera con expectativas. Estoy trabajando con dos o tres proyectos para ver cuál se enfila primero, y pronto se determinará qué dirección tomo en esa encrucijada.

-¿Qué vicios tiene el cine español?

-No sé qué es el cine español... Es el cine que se hace en un sitio, nada más, no es un género en sí mismo, no hay una película media española, no hay una forma de escribir o de interpretar o de ubicar las películas que sea propiamente española. Por lo tanto no tiene problemas intrínsecos ni méritos propios generalizables. Me las he apañado para no contestarte... pero la verdad es que no tengo una respuesta rotunda porque creo en lo que acabo de decir de una forma profunda.

-¿Qué película de la cartelera actual recomienda?

-The Grandmaster. He ido a verla tres veces al cine.

-¿Qué le sorprendió de Robert de Niro?

-Lo rápido que te ves obligado a olvidar quién es. Cómo un rodaje, que por definición es una acumulación constante de problemas, obliga a que olvides el apellido de cualquiera que tengas delante y te concentres estrictamente en resolverlos. En ese sentido, la mayor sorpresa es lo fácil que te lo hacen, lo fácil que te olvidas de quiénes son y cómo tu trabajo al final se hace más sencillo, porque cuando eres guitarrista y la guitarra es mejor, todo lo que tocas suena mejor, todo es más fácil.

-Su película Concursante tiene una vigencia absoluta, es muy reivindicable para ilustrar determinadas cosas que están pasando...

-Sí, a veces da la impresión de que llegar demasiado pronto se parece mucho a llegar demasiado tarde. A lo mejor en algún momento logro estrenar en el momento adecuado...

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