Cultura

La caída a la realidad de los 'diamantes negros'

  • La última jornada del Festival de Cine Africano descubre la realidad del tráfico de menores desde África con la promesa de ser estrellas del fútbol

Alassane Diakite tiene 22 años y lleva seis en España. Este joven maliense llegó a este país con la promesa de dedicarse al fútbol profesional pero una vez aquí su sueño se esfumó. Él es uno de los miles de diamantes negros que llegan desde África a Europa a través de redes de tráfico de menores con la esperanza de hacerse un hueco en el deporte rey. Más de 20.000 niños han pasado por la situación de Alassane: han sido reclutados en sus países por agentes deportivos, sus familias han pagado una cuantiosa cantidad de dinero para su viaje al viejo continente y una vez aquí han acabado en la calle, buscándose la vida o en la indigencia. Esta es la historia que narra Diamantes negros, un filme de Miguel Alcantud que se proyectó ayer en la última jornada del Festival de Cine Africano y que denuncia una situación ante la que ni la Federación Española de Fútbol ni la Fiscalía del Estado hacen nada.

Tras conocer un estudio realizado por el abogado holandés Ronny van der Meij sobre este asunto, Alcantud y el productor, Carlo d'Ursi, comenzaron a investigar y tantearon la posibilidad de contrastar su información con los dos grandes clubes de fútbol españoles, que les cerraron la puerta. Entonces buscaron casos a nivel local y decidieron viajar a Mali. Cuando pidieron el visado, el embajador les refirió la historia de Alassane y se pusieron en contacto con él. "Yo les conté mi historia y era el 95% de la idea que ellos tenían", relató este joven que fue reclutado por un ojeador con tan sólo 15 años. "Me propusieron si me apetecía viajar con ellos a Mali y colaborar en la película y, sabiendo que si iba a acompañarles podía ayudar para que esto no vuelva a pasar, lo pensé y mi gente de confianza y mi familia me dijeron que lo hiciera", explicó. En esos momentos pensó "lo positivo que es el mensaje de la película, que trata de buscar una solución a esta situación en la que muchos jóvenes pierden su sueño, su felicidad y alguno hasta coge el mal camino".

En ese momento Alassane llevaba tres años en España "muy duros porque no tenía los papeles y todo lo que me decían lo creía y mucho era mentira". Hasta que apareció la posibilidad de volver a Mali con el equipo de la película y "justo a la vuelta empecé a tener estabilidad, y hasta ahora".

Durante el rodaje "me emocionaba y me daba pena" pero siempre trataba de "aportar más que pensar lo negativo que me ha pasado", aseguró el joven maliense, que recalcó que el objetivo de la película es "dar solución a un problema", el del tráfico de menores, "pero la película no va contra el fútbol, sino contra la gente que usa malas formas".

El productor recalcó que Diamantes negros trata "sobre traficantes de menores, de seres humanos, que se aprovechan del fútbol, pero el fútbol en sí es un gran deporte que aúna a millones de personas, y es democrático porque basta una pelota de trapo para jugar". Sin embargo, "lo que es escandaloso es la gente que se aprovecha de él y trafica con seres humanos".

Alassane "tenía amor hacia el fútbol, era mi pasión", y tras entrar en un equipo en Mali, unos representantes franceses le ofrecieron la posibilidad de dedicarse a ello profesionalmente en Europa. "Mi familia tuvo que pagar un dineral para poder preparar mi viaje", que lo llevaría a cumplir su sueño "porque sabía que en África para sacar a mi familia adelante con el fútbol era casi imposible, veía Europa como mi destino".

En África los hacen creer "que una vez que entras en Europa se ha terminado todo el sufrimiento, que vas a ser futbolista estrella, vas a conseguir lo que quieres. No te muestran nunca que dependerás de ti mismo, pero luego te das cuenta de que se está jugando con tus sentimientos y tu pasión, con tu vida, con tu futuro y tu familia", aseveró el joven maliense, que pasó de Francia a España en busca de una vida mejor. Llegó aquí "rebotado" y acudió a un primo y al consulado de Mali. "Poco a poco empecé a jugar sin ganar dinero, jugaba porque me gustaba" y ahora, "aunque no he cumplido aún mi gran sueño, poco a poco he ido jugando al fútbol y he comenzado a ser feliz", manifestó.

La financiación "ha sido todo menos fácil" y tuvieron que recurrir al Ministerio de Cultura, ayudas europeas y apoyo privado ya que "no encontramos apoyo de televisiones comerciales porque sobre papel podría parecer una película en contra del fútbol, pero es una película a favor del fútbol", expuso D'Ursi. Diamantes negros "podría parecer una cinta que enseña un lado amargo de la infancia, sin embargo ensalza la infancia y el derecho a la infancia, pero en épocas de miedo como ésta cualquier cosa que huela a no convencional genera más miedo; por esta razón no tuvimos ningún apoyo de televisiones comerciales ni la públicas".

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