Roberto Álvarez, actor

"Plauto lleva dos mil y pico años en cartel, por algo será"

  • El intérprete actuará mañana en la Axerquía con 'Anfitrión', obra de referencia en la comedia del teatro romano clásico, que sigue funcionando a pesar de los siglos.

La extensa carrera interpretativa de Roberto Álvarez le ha llevado por numerosos teatros y salas de cine y a las televisiones de cada casa. Mañana por la noche este actor todoterreno actuará en el Teatro de la Axerquía metiéndose en la piel de Anfitrión, el personaje que da título a la comedia clásica de Plauto. Según Álvarez, se trata de una adaptación de la obra que sabe "abrir las puertas de la risa" entre su público, algo que ya ha conseguido en el Festival de Teatro Clásico de Mérida y en los Veranos de la Villa de Madrid.

-Cultiva todos los ámbitos de la interpretación: cine, televisión y teatro. ¿Con cuál se quedaría?

-Se disfrutan de forma diferente. El teatro requiere un proceso de elaboración más largo: te pasas meses ensayando, un año interpretando al mismo personaje, y este va creciendo porque casi nunca estás contento con el resultado... Son distintos, no es que prefiera una cosa u otra.

-¿Hay algún papel que recuerde con especial cariño?

-Muchos. En teatro, Homebody Kabul de Tony Kushner, dirigida por Mario Gas. En cine, Manolito Gafotas, El portero de Gonzalo Suárez y En la ciudad sin límites de Antonio Hernández. En televisión... casi que un poco de todo, aunque Tarancón, la última tv-movie que he hecho, me parece un trabajo precioso.

-Actualmente está de gira con el Anfitrión de Plauto, dirigida por Pérez de la Fuente, que está teniendo gran acogida en los escenarios donde se ha presentado.

-Está mal que yo lo diga, pero en el Festival de Mérida fue un éxito muy grande tanto en el número de espectadores como en la respuesta del público. Cómo nos aplaudieron, cómo nos despidieron..., fue una experiencia muy emocionante.

-Parece que el teatro clásico nunca pasa de moda.

-Bueno, Anfitrión lleva dos mil y pico años en cartel, por algo será. Quizás porque su mensaje está vigente y sus formas y estructuras permanecen. Todos los autores posteriores a Plauto bebieron de su forma de hacer comedia: los equívocos, las cosas que el espectador sabe y los personajes no... Anfitrión fue muchas veces adaptada, reproducida y reescrita por otros grandes autores como Molière o Shakespeare. La obra pretende hacer reír al público, y Pérez de la Fuente ha sabido encontrar la llave que abre las puertas de la risa: hacer que los actores no sean víctimas de la gracia, sino que estén al servicio de ella. Está dirigida con sencillez y esa misma sencillez es la que le da altura.

-¿Qué cree que aporta al personaje de Anfitrión?

-Lo que el director me ha pedido. En la obra está todo muy coordinado, perfectamente pensado, como si fuese la maquinaria de un reloj. Solo hay que meterse en ese juguete cómico y dejarse llevar. Plauto dibujaba arquetipos, no personajes complejos emocionalmente. Anfitrión es un general laureado que vuelve victorioso de una guerra y cuando llega a casa se da cuenta de que su mujer se ha acostado con otro, y que este otro es igual a sí mismo.

-Ha interpretado diversos papeles de época: desde Los Borgia, pasando por Juana la Loca, más recientemente en Tierra de lobos, incluso en Cuéntame. ¿En qué época no le importaría quedarse a vivir?

-La mayoría son épocas de miseria, de grandes retos. Solo hay dos épocas que me interesan. Una es la Grecia clásica, la de Pericles, en la que la civilización encontró el valor de palabras como Democracia, Filosofía, Humanismo, una época digna de haberse vivido. La otra es la de los Templarios, que he tenido la oportunidad de revivir en un proyecto televisivo que aún no se ha estrenado... En sus comienzos, los Templarios eran monjes guerreros que tomaron las armas para defender a los humildes, aunque luego derivaron en otra cosa. Me gusta esa idea de los monjes altruistas.

-Debe de ser difícil meterse en la piel de un personaje que queda tan lejano en el tiempo.

-No creas. Cuando estaba en Mérida en el estreno de Anfitrión pensé en la primera persona que había representado la obra de Plauto allí mismo. Pensé que esa persona, ese primer actor que hizo de Anfitrión en ese escenario romano maravilloso, sentiría los mismos nervios, la misma responsabilidad y la misma emoción que estaba sintiendo yo. Estaba en el mismo escenario que había pisado esa persona hace dos mil años y sentí lo mismo.

-Últimamente se han levantado muchas voces críticas contra la subida del IVA, particularmente en el mundo de la cultura. ¿Cuál es su posición al respecto?

-La absoluta vergüenza es que el Gobierno tenga un discurso plano, sin matices, sin imaginación ni nuevas ideas, un discurso que no conduce a nada. Si las familias merman sus ingresos, tendrán que recortar sus gastos. Con la subida de la gasolina, la luz, los impuestos..., las personas tienen menos dinero para acceder, en concreto, a productos culturales. Si encima sube el precio de las entradas, peor. Está probado en otros países: una medida que pretende recaudar más acaba recaudando menos, es una estrategia inútil, y por el camino perderán puestos de trabajo miles y miles de personas que se dedican a actividades culturales.

-¿Cree que la industria española de la ficción podrá remontar?

-De todo se sale, pero se está generando muchísimo daño y se tardará tiempo en restaurarlo. Es un enorme error. El Partido Popular había previsto hace unos años potenciar la industria del ocio en España porque iba a ser uno de los principales motores de riqueza del país. Ahora, ¿qué? Recortar hace falta, pero hay que ser imaginativo para saber dónde, cuándo y cómo, y en esto se han equivocado de pleno.

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