Cultura

"Hago un homenaje a las mujeres, a la lucha por la emancipación y la igualdad"

  • La autora mantendrá hoy un encuentro con los clubes de lectura para hablar de su novela 'Tiempo de arena', con la que fue finalista del premio Planeta y en la que retrata la sociedad española de principios del siglo XX

La escritora Inma Chacón (Zafra, 1954) viaja en Tiempo de arena -finalista del premio Planeta en 2011-hasta la España de finales del siglo XIX y principios del XX a través de la vida de un grupo de mujeres que se rebelan contra las normas establecidas por la sociedad del momento. La autora, que continúa con esta novela la trilogía que empezó con Las Filipinas, mantendrá esta tarde a las 20:00 en la Feria del Libro un encuentro con clubes de lectura de la Red Municipal de Bibliotecas.

-¿De dónde surge Tiempo de arena?

-Cuando terminé Las Filipinas quedaron unos personajes que me apetecía desarrollar más, y entonces construí esta novela para ellos. Son personajes femeninos y lo que quise investigar es los orígenes del sufragismo en España. Me di cuenta de que en España no se habló de sufragismo hasta bien entrado el siglo XX y que en el siglo XIX se le llamó la cuestión femenina, que lo que pretendía era la emancipación de la mujer. O sea, antes que el voto la mujer demandó otros derechos tan fundamentales como la mayoría de edad para las mujeres casadas, la igualdad salarial, la seguridad en el trabajo, el acceso a la educación superior, el divorcio... De ahí surge Tiempo de arena. Al margen de que yo quería investigar todo esto hay también una historia familiar de una tía abuela mía que murió llamando a sus hijos y nadie sabía que había tenido hijos. Era una mujer soltera que había vivido prácticamente encerrada en casa. Cuando nombró a sus hijos todos pensaron que se había vuelto loca. Al cabo de los años, casi cien, descubrí que ella tuvo a esos hijos porque por cuestiones del azar los descendientes de las dos familias se encontraron. Al niño lo habían dado en adopción porque ella se había quedado embarazada estando soltera. A mí esa historia me llamó mucho la atención, me parecía que de alguna manera quería hacerle un homenaje a esta tía mía que no tuvo la oportunidad de ser madre por cuestiones sociales, se impuso el qué dirán sobre el derecho de la madre a tener su hijo.

-¿Es este libro un homenaje a las mujeres?

-Es un homenaje a las mujeres, a la lucha por la emancipación, por la igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades. También es una novela de intriga porque se mueve en dos planos narrativos. Uno es el momento en el que una de las protagonistas muere y llama a sus hijos, igual que en esa historia real en la que me inspiré. El otro plano narrativo es la vida de estas mujeres que llegan a Toledo desde Filipinas y se encuentran en 1896 con un país que está en crisis, perdiendo las colonias, y en el que se ha instalado una especie de desolación generalizada. Cada uno de los personajes de la novela representa una forma de enfrentarse a la sociedad, a la vida, una forma de pensar. Una es muy conservadora, otra liberal, la otra muy luchadora... Cada una tiene su manera de rebelarse contra el puesto que la sociedad reservaba a las mujeres en esos momentos.

-¿Cómo vivían las mujeres de la época?

-Sujetas al marido. Había una ley que se llamaba de obediencia marital que obligaba a la mujer a pedirle permiso al marido para todo, desde viajar a tener una cuenta corriente o incluso heredar. El marido tenía que firmar todo lo que tenía que ver con la mujer. Ella estaba reducida a las cuatro paredes del hogar, sólo podía ser madre, hija, hermana o amante. Vivían en una situación de una desigualdad tremenda con respecto al varón.

-¿Hay algo de esto que se arrastre hasta la actualidad?

-En España afortunadamente las leyes se han igualado, mujeres y hombres tenemos los mismos derechos civiles. En otros países no. Lo que sí es verdad es que no tenemos las mismas oportunidades, las mismas posibilidades en el campo de la empresa o en los puestos de decisiones. Entonces es verdad que somos iguales ante la ley pero en la práctica la mujer no accede a determinados puestos.

-¿Cómo fue el proceso de investigación para escribir este libro?

-Muy intenso. He estado cuatro años para escribir la novela aunque entremedias escribí una novela juvenil. A mí me apasiona el proceso documental, es muy bonito porque vas adquiriendo conocimientos, descubres cosas, te inspiras en lo que vas descubriendo... Primero te tienes que empapar de cómo era el mundo donde van a vivir las protagonistas de la novela para poder reflejarlo después. La documentación es como si fuese los cimientos de una casa, que no se tienen que ver pero tienen que estar ahí para que la casa no se caiga. Es un periodo para mí apasionante. Yo soy profesora de documentación, entonces así aúno dos pasiones, la escritura y el proceso documental.

-En Tiempo de arena indaga en la masonería femenina. ¿Ha encontrado mucha información sobre este tema?

-Muchísima. Hoy en día la masonería es una sociedad discreta. Ellos dicen que no son una sociedad secreta sino discreta. Y lo demuestra el hecho de que en internet puedes encontrar prácticamente todo lo que necesitas saber sobre ella. En el siglo XIX en la masonería se reproducía un poco lo que pasaba en la sociedad en ese momento. Y es que la mujer entró en la masonería pero le dejaron las puertas entreabiertas pero no abiertas del todo. Para poder estar en esta asociación tenía que pertenecer a unas logias que llamaban de adopción en las que el gran maestro tenía que ser un varón y además ninguna mujer podía estar en la cúpula de decisión. Había logias sólo femeninas que reproducían el grado de marginación en el que estaba la mujer en la sociedad del momento. Para poder entrar en ellas tenían que demostrar que eran mujeres de un comportamiento intachable, con el honor intacto, con suficientes ingresos...

-¿Está usted reflejada en alguna de las protagonistas del libro?

-Seguramente en todas y en ninguna. De alguna forma siempre el escritor se vierte en cada personaje y cada una de ellas seguro que lleva algo mío. Yo no lo intento así pero inevitablemente tienes que vivir con ellos situaciones y de alguna manera se contaminan de ti mismo. No sabría decir exactamente de cada uno de ellos lo que hay de mí pero sí digo que como Munda o como Alejandra, dos de las mujeres de la novela, soy una persona que se compromete en la lucha o en la defensa de un mundo más justo, más feliz, en el que la riqueza esté distribuida, un mundo más solidario y tolerante. Ellas dos son así y, claro, yo también soy así.

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