En el seno del conjunto nacional de gimnasia rítmica son conscientes de que los ejercicios elegidos en este nuevo ciclo olímpico son de medalla en Río. Sólo hace falta clavarlos dentro de un mes, tal y como Lourdes Mohedano y sus compañeras hicieron ayer en Bakú (Azerbaiyán), en la última parada de la Copa del Mundo previa a los Juegos. Nuevamente sin fallos, como el viernes y el sábado en el concurso completo, esta vez los jueces sí premiaron a España con dos bronces que refuerzan la confianza del equipo en el mejor momento posible, justo tras el borrón de Kazán y cuando Brasil se ve ya a la vuelta de la esquina.

Después del quinto puesto en el concurso completo que finalizó el sábado, el combinado que dirigen Anna Baranova y Sara Bayón, e integrado por Alejandra Quereda, Sandra Aguilar, Artemi Gavezou y Elena López, además de la cordobesa Mohedano, se quitó la espina. Y lo hizo por partida doble, con una importante mejora de sus puntuaciones y la sensación de crecimiento en la que se cimenta ese deseo real de subir al podio en Río. Porque Bakú volvió a ser una prueba con los mejores rivales, todos los que volverán a entrar en escena en los Juegos, a excepción del siempre competitivo equipo chino y las anfitrionas, toda una incógnita.

En el ejercicio de cinco cintas, que para muchos será el que marque la lucha por las medallas en Río, España salió a escena en quinto lugar de la rotación. Y clavó su actuación para ser merecedora de una puntuación de 18.250, casi medio punto más que el viernes. Por delante ya estaban Israel (18.500) y Rusia (18.350), por lo que tras superar a Italia y Bulgaria, la medalla estaba en el bolsillo salvo sorpresa por parte de los modestos Japón y Azerbaiyán que no se produjo.

Con la tranquilidad de volver a pillar chapa, el quinteto nacional culminó su brillante domingo con una nueva ejecución sin fallo en el mixto (mazas y aros) que le otorgó una puntuación de 18.300 -el sábado se había quedado en 18.250-, sólo superada por una impresionante Rusia (19.000) y una notable Italia (18.500). Los errores de Bulgaria y, sobre todo, Israel con la caída de sendos elementos facilitaron el bronce de una España que refuerza su confianza a un mes escaso de su participación en los Juegos.