Aunque en el deporte nada está escrito y siempre hay lugar para las sorpresas, no resulta demasiado osado señalar al Barcelona como el gran y prácticamente único favorito a hacerse con la Liga Asobal. La tiranía del conjunto azulgrana es tal que la competición no conoce otro campeón desde la temporada 2010, último año en el que el ahora desaparecido Ciudad Real osó tumbar al coloso culé. La abismal diferencia económica entre el cuadro catalán y el resto de equipos dibuja un panorama desolador en cuanto a la emoción de la lucha por el título, aunque permite que por la competición española desfilen algunos de los mejores jugadores del planeta. Ante tan aplastante dominio, el subcampeonato es el título moral al que deben resignarse el resto de conjuntos y ahí el abanico sí que se abre cada vez más.

Porque al Barça no es posible toserle a día de hoy. Ni siquiera la baja del considerado por muchos mejor jugador del mundo ha mermado demasiado al plantel que maneja Xavi Pascual. Nikola Karabatic regresó este verano a su país (Francia), en parte para liderar el ambicioso proyecto del Paris Saint Germain y en parte para intentar arreglar de manera satisfactoria sus líos judiciales derivados de las apuestas deportivas ilegales. Para sustituir a un hombre que es capaz de hacer de todo en el campo, el Barça se ha reforzado con otras dos estrellas mundiales como son el croata Marko Kopljar y el checo Filip Jicha, formando de nuevo una plantilla de otra galaxia y que saldrá con el ambicioso reto de repetir el pleno de títulos conseguido la temporada pasada.

En la liga de los mortales, equipos como el Naturhouse La Rioja, el Granollers o el Anaitasuna pondrán la emoción en la lucha por las plazas europeas y detrás aparece un gran abanico de equipos que quieren instalarse en las plazas de privilegio. Y es que pese a la pérdida constante de nivel en la competición por la escasez de patrocinadores y la fuga de talentos hacia las ligas europeas, la igualdad es la nota común en una competición donde a partir del tercer puesto las cábalas son complicadas.

En la Asobal que arranca mañana se espera el protagonismo de un Naturhouse La Rioja que disputará la Liga de Campeones y que se ha reforzado este verano -entre otros- con el cordobés Carlos Molina, que abandonó tierras mañas para seguir progresando y disputar la máxima competición continental. Junto a los riojanos, el Granollers y el Anaitasuna parten como grandes candidatos a copar las primeras plazas, aunque equipos como el Cangas, el sorprendente Benidorm (sexto el año pasado en su estreno en la élite) o el Ademar de León también tienen mucho que decir.

La verdadera emoción volverá a estar por detrás, donde un amplio grupo de equipos debe luchar por alejarse de la zona peligrosa y escalar lo más arriba posible. Ahí se encuentra el Ángel Ximénez, que tras dos cursos saldados con notable es uno más en la categoría, pero también los recién ascendidos, el Teucro y el Adelma. Como siempre, los duelos directos marcarán diferencias entre los conjuntos que se afiancen en la zona cómoda y los que sufran al final. De lo que hay muchas menos dudas es de que el título, irremediablemente, volverá a caer en manos de un Barcelona que ha demostrado ser inalcanzable para el resto.