El Artés Carrasco representa toda una reválida para el Lucena. Tras 21 jornadas, el conjunto celeste cuenta ya con cinco puntos de desventaja sobre la zona de permanencia, por lo que urge sumar puntos casi cada semana. La necesidad es mayor cuando enfrente hay un rival directo como sucede hoy ante La Hoya-Lorca, otra escuadra al borde del colapso, con un solo punto más que los aracelitanos. Es por eso que el choque se presenta como una oportunidad de lujo para estrenar el casillero de victorias a domicilio, pero también supone el peligro de quedar herido de muerte si se pierde.

Serafín Gil por fin puede ir trabajando con cierta normalidad, tras unas semanas con numerosas idas y venidas en el plantel. Su labor va notándose en el grupo y, a falta de un par de refuerzos que apuntalen el equipo, ya está más o menos claro el grupo que acabará la temporada defendiendo los colores del Lucena. A la mayor estabilidad ayudan también las noticias extradeportivas. El acuerdo con la Diputación de Córdoba y la proximidad de los ingresos provenientes de la Real Federación Española de Fútbol permitirán al conjunto provenzal actualizar los pagos al plantel a partir de febrero, cuando ya serán tres las mensualidades atrasadas. La noticia tranquiliza en parte a los jugadores y les permite centrarse en revertir la situación deportiva.

En lo que respecta a la semana de trabajo, el técnico de los celestes ha podido disponer de todos sus hombres, aunque algunos como Abou y Poley han entrenado a menor ritmo por algunas molestias. Salvo contratiempo de última hora, el equipo que salte al Artés Carrasco se parecerá bastante al que igualó ante el UCAM Murcia en la última jornada. Di Biase volverá a actuar como lateral zurdo, mientras se cierra la incorporación de un hombre más específico para ese puesto. En la medular, Gil medita repetir con Abou y Sarmiento a la vez, siempre que el joven africano se encuentre en condiciones físicas de ser titular, ya que arrastra molestias musculares. En el ataque, Jony Lomas y Pepe Díaz tienen un lugar fijo, quedando el otro puesto en disputa entre Pablo Navas y Toni Conejo.

Los lorquinos, por su parte, no se parecen en nada al equipo que maravilló el curso pasado. La desmantelación de su plantilla tras el éxito logrado ha tenido efectos devastadores en un equipo que se hace fuerte en casa (suma ante su gente cinco victorias), pero que ha caído tres veces.

El Lucena buscará ahondar esa herida y traspasar a La Hoya-Lorca la última plaza de la tabla. Los de Serafín Gil se la juegan sin red que les proteja. Las urgencias son similares por ambos bandos, igual que el de anhelo de ganar y empezar a ver la luz.