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Esos colores marchitos

  • El CCF llega como colista, pero con la moral intacta a otra cita contra un rival directo que sólo tiene tres puntos más La victoria puede bastar para salir del descenso

Dicen que el blanco representa a la pureza y el verde, a la esperanza. Al unirlos, aparecen la pasión y el sentimiento, algo de lo que saben bien en Elche y en Córdoba, dos ciudades que en muchas ocasiones han caminado de la mano en busca de la gloria y que hoy estarán muy pendientes de sus representativos futbolísticos, que no pasan precisamente por su mejor momento. Ambos conjuntos están en puestos de descenso cuando el campeonato camina hacia su primer tercio, apenas separados por tres puntos en favor de los ilicitanos. Esa diferencia, mínima, es lo que se paga por una victoria, una sensación desconocida aún por los blanquiverdes y que, por ende, los tiene anclados en la última posición de la clasificación. Pero la diferencia es tan corta que de ganar hoy a un rival directo en la enésima final temprana de este curso, incluso los de Djukic podrían sacar la cabeza por primera vez. Claro, pero para eso lo fundamental es vencer, y eso ya dificulta la faena.

De hecho, desde el verano, el CCF apenas ha celebrado dos triunfos, ambos de esos que no cuentan en la tabla, pero que al menos deben servir para vislumbrar el camino del éxito. Uno ya quedó en el olvido porque fue en la antesala del cambio de rumbo del equipo; el otro, ya con Djukic al mando y hace apenas una semana, es el espejo en el que el vestuario se mira de cara a la cita de esta tarde. Básicamente porque era el Málaga, un equipo enrachado hasta que ayer cayó en el Vicente Calderón, y porque las variaciones tácticas y de hombres introducidas por el técnico dibujaron un equipo mucho más compacto, sólido en tareas defensivas y con capacidad resolutiva ante la portería enemiga. De repetir esa combinación hoy en el Martínez Valero, ese primer y ansiado triunfo puede estar cerca.

Porque el partido ante el Elche se espera como esos que de niños uno jugaba en la calle, en el que la lucha por cada balón, en la que el más mínimo detalle, vale casi tanto como la vida misma. Es por eso que al margen de lo meramente futbolístico, el Córdoba necesita carácter y saber estar para afrontar una situación que puede llegar a ser límite. A tenor de las palabras de los protagonistas durante toda la semana, la moral del vestuario cordobesista permanece intacta a pesar de los sinsabores acumulados. O, más bien, quizás haya que decir que se ha recuperado durante este larguísimo parón tras la decepción que supuso el último envite ante el Deportivo. Es un punto a tener en cuenta y que da valor al trabajo de Djukic. Eso sí, a nadie se le escapa que el mejor sustento, el mejor refuerzo, sería una victoria que sería doble por el rival que habrá enfrente.

Para buscarla, el CCF sabe que la fórmula más corta para alcanzar el éxito pasa por dejar la portería a cero, algo que ha logrado en sus dos últimos compromisos (Dépor y Málaga). También es algo a lo que aspira al Elche, que en Getafe arrancó un empate a roscos de esos que valen doble por ser otro enemigo directo por la permanencia y que empieza a sentirse cómodo con un nuevo sistema táctico con dos delanteros. Con todo, la gran dificultad de ambos conjuntos aparece cuando tienen que mirar al área contraria. Ahí se nublan las cabezas y se hace difícil encontrar un agujero por el que entrar. Es por eso que, ante este panorama, la estrategia o esa pizca de suerte que de vez en cuando aparece por algún campo, puede ser suficiente argumento para romper el equilibrio inicial.

De momento, la batalla táctica que presenten Djukic y Escribá está por ver. El serbio sí ha dejado caer su apuesta por Deivid para ejercer de lugarteniente de Abel Gómez en el centro del campo, si bien mantiene la puerta abierta a quién ejercerá de referencia ofensiva. La ausencia de Ghilas por su convocatoria estéril con Argelia multiplica las opciones de Xisco, si bien ahora será el técnico el que deba decantarse por el trabajo con el grupo durante toda la semana del balear o la condición de pichichi -y todo lo que eso rodea- del franco-argelino. El Elche también podría deparar alguna sorpresa, aunque como tantas y tantas veces se repite por El Arcángel, la mayor y casi única preocupación del Córdoba debe estar en cómo se desenvuelve él mismo en una batalla con balas de verdad, no de fogueo.

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