Miroslav Djukic no quiere perder ni un segundo. Es consciente de que su modelo de ver el fútbol es diferente al que hasta ahora estaba utilizando Albert Ferrer y que necesitará tiempo para poder implantarlo. Pero precisamente eso es lo que ahora mismo no tiene el Córdoba, que el sábado encara un duelo de vital importancia ante la Real Sociedad, que sólo tiene un punto más en la clasificación. En apenas dos entrenamientos, el técnico serbio ya ha dejado ver lo que quiere de unos jugadores que han recuperado la sonrisa y parecen predispuestos a poner todo de su parte para enmendar la situación. Preparénse para ver a un CCF más agresivo sin balón, ordenado y con las ideas claras al que no le importará mover la pelota a la hora de buscar la finalización.

A la espera de conocer si será la tónica habitual o no, el club decidió que la segunda sesión de trabajo bajo el mando de Djukic fuera abierta al público. No hay nada que esconder y, por el contrario, sí mucho que mostrar. Este hecho, inusual hasta la fecha, permitió ver a los jugadores con ánimos renovados a pesar de la exigencia a la que les sometió el serbio. O, más bien, su equipo de trabajo. Porque entre su segundo, Fernando Gaspar, y el preparador físico, Estanis Asensi, llevaron la mayor parte del entrenamiento. Djukic seguía todo lo que ocurría desde la distancia, si bien no dudaba en intervenir, parando los ejercicios, siempre que algo no le terminaba de cuadrar. Charló con casi todos y corrigió algunos movimientos, tanto a la línea defensiva como a los puntas. Porque su axioma principal es que los mecanismos tienen que automatizarse en el día a día para que luego puedan salir en los partidos. Y si hace falta repetir las cosas cien veces, un centenar se harán. Hasta que quede bien claro.

Aunque tal y como demuestran la clasificación y el hecho de que el casillero de victorias sigue a cero el CCF tiene problemas arriba y abajo, ayer Djukic insistió más en aspectos ofensivos, aunque sin descuidar un ápice el trabajo sin balón. A la hora de defender, el serbio quiere un equipo agresivo e intenso, que apriete al rival y no le deje respirar, achicando espacios para robar lo más pronto y lejos del área propia posible.

Ya con la posesión a favor, todo pasa por jugar con paciencia para buscar buenas opciones de remate. El serbio quiere que el nuevo Córdoba abra bien el campo, que lo haga más ancho con la llegada de los interiores y hasta los laterales a la línea de fondo, pero sin que eso suponga una pérdida de equilibrio. Es por eso que se le pudo ver insistiendo más a los hombres del flanco más alejado al lugar en el que estaba la pelota para que redujeran espacios que deben servir para robar antes. También pidió presencia en el área al mediapunta y el pivote para que el ariete no esté tan solo, así como acompañamiento al volante de la banda cambiada.

Para agilizarlo todo, dividió a los jugadores por posiciones, dos en cada lado, con el comodín de Vico o Fidel en un lateral izquierdo cojo sin Crespo, y el doble pivote y la delantera, donde hay cinco y tres futbolistas, respectivamente. Reflejó que ve a Rossi como mediocentro y a Caballero y Borja, como enganches, y que quiere explotar por fuera a José Carlos, Fede Cartabia y López Silva. Argumentos suficientes para buscar el ansiado cambio.