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El brillo de mayo no todo lo alcanza

  • Contraste. Los testimonios de los jóvenes dan cuenta de una generación con ganas, seriedad y sueños pero que flaquea en cultura emprendedora y choca contra el débil tejido laboral

CÓRDOBA ya está vestida de mayo, y con todas sus galas. El fin de semana de Cruces, encargado de abrir el fuego, marcha viento en popa, con calor, con tumulto festivo, con buen ambiente y con el Centro repleto, como si esto fuese una feria callejera y feliz. Mucho cordobés disfrutando de su ciudad, por supuesto, pero también muchísimos turistas, especialmente madrileños, que andan de puente largo por eso de que el martes también es allí festivo por el Día de la Comunidad. Disfrutarán hasta hoy de las Cruces y a partir de mañana de los Patios, que abren una nueva edición convertidos en el gran atractivo turístico del Sur español durante este mes. El modelo del Mayo cordobés da por tanto síntomas de envidiable salud, y si algo se teme, como dijo la alcaldesa a comienzos de esta semana, es que se pueda morir de éxito debido al aluvión de visitantes que se espera. Mayo, en cualquier caso, no parece problema perentorio, pero tampoco es la solución, no es quimera. O sea, que no conviene llevarse a engaños con la eclosión de estos días pues tampoco es tal el termómetro exacto de la vida de una ciudad en la que las esperanzas laborales son escasas más allá del sector servicios, como bien demostraron las cifras de la EPA de comienzos de semana.

Queda claro esto en el análisis de fondo que se puede leer en las cuatro páginas precedentes y en las que se radiografía la situación de la juventud cordobesa ocho años después de que diese comienzo la crisis económica. Con los jóvenes sucede algo raro, que o bien se les descalifica tomándolos a todos por ninis amantes del botellón sabatino y del sofá dominical o se les ensalza con eso de que son la generación más formada. La realidad, sin embargo, no admite tales maniqueismos ni demagogias y lo que se aprecia en las estadísticas es que hay de todo. O sea, un pequeño porcentaje que es cierto que apenas tiene cualificación, una alta proporción de personas con estudios de Secundaria y en torno a un 20% que sí obtienen titulación universitaria. Ni todos brillantísimos pues ni todos sumidos en la desgana. Pero, eso sí, la mayoría de ellos dispuestos a luchar por su futuro aunque saben que hay altas posibilidades de que el mismo no está vinculado con su vocación o de que tenga desarrollarse fuera de Córdoba debido a la escasez de oferta laboral que padece la provincia de forma sistémica. Da fuerza en cualquier caso leer los testimonios, percibir que no es ésta una generación tontona y materialista, criada en la abundancia, sino que comienza a parecer otra muy distinta: gente seria, bastante sensata, trabajadora y que sabe que nade caerá del cielo que no sea lluvia o solano cuando llegue agosto. Tengo de hecho la fortuna de trabajar cada verano con gente que todavía ni siquiera ha acabado sus estudios y sé lo que me digo, porque no hay que ser un lince para observar que las actitudes nebulosas e incluso infantiles que uno se encontraba hace una década han mutado a algo bien distinto. O sea, donde antes se veía inmadurez ahora se ve realismo y madurez. La crisis tenía que tener algo bueno y creo que ahí radica su bondad.

Es más, comienzo a pensar que esta generación que ahora está entre los 20 y los 30 debe ser clave para lograr que Córdoba se reactive y supere sus traumas del pasado. Y debe serlo porque ellos llegan con otra mirada, menos condicionados con los fracasos del pasado, menos dependientes de las mecánicas perniciosas que llevaron a este país a la crisis. El problema sin embargo es que requieren de experiencia, y ahí es donde la pescadilla se muerde la cola con insistencia pues es imposible que se tenga experiencia si es imposible acceder a ella. Y no es que la experiencia sea importante sólo para lograr un trabajo y realizar tal desempeño con solvencia, sino que es precisa para el paso que estos jóvenes deberán dar en lo que se refiere a la cultura emprendedora. Porque no digo que no haya personas que son capaces de crear una empresa recién salidos de la universidad y ponerla en dos años a dar beneficios, pero eso no es lo lógico. Bien al contrario, la iniciativa personal suele venir cuando se conoce un ámbito y existe cierta seguridad en el individuo que la acomete. Y podríamos hablar de otras cosas como la liquidez crediticia y la segunda oportunidad, cuestión que por esta tierra se vincula más con las relaciones de pareja que con la iniciativa empresarial. Ahí muchos problemas que siguen ahí.

Y es cierto que estos días son de asueto, de dejar algún rato el trabajo y los estudios para disfrutar de la calle y de la primavera, pero eso no quita para advertir que no conviene caer en alharacas de Oh, mi Córdoba maravillosa y bonita porque no todo es mayo, que ya quisiésemos. Mucho queda por contra para que Córdoba sea una ciudad con más claridades que dudas, que en primavera parecen irse pero que siguen ahí.

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