Marisol Membrillo. Actriz y Empresaria

"Un país sin cultura está desorientado"

  • La intérprete, a la que podrá verse el próximo otoño en la serie 'Apaches', afronta la segunda temporada al frente de la sala Golden Club junto a Fernando Ortiz, con nuevos proyectos.

YA hay para muchos noctívagos una memoria de vivencias en Golden Club, la sala de conciertos que Marisol Membrillo y Fernando Ortiz, que también gestionan el café Málaga, abrieron hace un año en Historiador Díaz del Moral y que la próxima semana inicia su segunda temporada con nuevos proyectos. La actriz, descansada después de un intenso curso, responde junto al escenario del local (vacío, limpio, expectante, preparado para el aluvión), que quiere ampliar su oferta con microteatro y más jazz, además de una enorme cantidad de actividades musicales de diversos géneros.

-Últimamente está usted muy asociada a las barras. Véase su personaje en Magical Girl...

-Sí, es cierto; además, el momento en el que hice la película coincidió con esta presencia de los bares en mi vida, así que estar detrás de una barra no me resultaba extraño, me manejaba bien...

-Una película muy singular: es interesante cómo establece el diálogo entre lo rutinario y lo escabroso...

-En el estreno en Madrid coincidí con algunos compañeros y recuerdo el comentario que hizo José Coronado: "Es perversa". Me cuadró muy bien esa definición de Magical, que me parece una película maravillosa. Carlos Vermut ha hecho un ejercicio cinematográfico fantástico, reflejando esa perversión que no está muy lejos del ser humano.

-Una lástima que estas películas lleguen a tan poco público... El gran cine muchas veces se queda lejos de la gente.

-Yo creo que esto tiene que ver con las épocas. Estamos inmersos en una época difícil socialmente en la que la gente entiende el cine en términos de divertimento y entretenimiento, fundamentalmente. Sí es cierto que a lo largo de la historia de este arte hay un montón de cine que se queda en un círculo pequeño. En el caso de Magical estamos hablando de una película que obtiene la Concha de Oro en San Sebastián, y ese premio debería haber provocado que llegara a más público, pero la promoción en el cine es complicada y a veces es muy difícil llegar a la gente. Es una película especial, no es una película al uso, y quizá estamos acostumbrados, cuando vemos algo diferente, a creer que no lo entendemos o que no cuadra con nosotros. Falta ese ejercicio de sentarse, ver, entender..., porque este tipo de historias está mucho más cerca de nosotros de lo que pensamos. Son películas que no te dejan indiferente, que nos desestabilizan en el terreno de nuestra cotidianidad, en aquello que habitualmente manejamos.

-En estos tiempos tan complicados para la cultura, entre el cine, el teatro y la televisión, ¿dónde es más difícil para un actor abrirse paso?

-En general, cada vez es más difícil. La cultura actualmente se siente muy castigada, ya de hecho en momentos fáciles también está castigada. Yo pienso muchas veces en la gente que empieza, y en la gente que lleva una trayectoria tremenda y está pasando situaciones muy difíciles, buscando alternativas de trabajo porque hay poco. Y me planteo qué difícil es vivir de lo que uno quiere, ama y respeta y a lo que se entrega, tanto en el cine como en la televisión y el teatro. Quizá la televisión sea ahora el ámbito más accesible porque hay más producción y más movimiento. En teatro hay algunos escogidos que han tenido la suerte de pertenecer a ese grupo y quizá lo tengan más fácil, o quizá no, nunca se sabe. Es un mundo complicado en el que no solamente tienes que atrapar al productor, la cadena, el público..., sino que tienes que mantenerte, y eso es muy complicado.

-La ficción televisiva en España parece vivir un momento favorable, impulsado por la calidad de las series que vienen de fuera, y que de alguna manera marcan una pauta y unos criterios de exigencia.

-Sí, sin lugar a dudas la ficción española ha crecido muchísimo. Desde que las televisiones privadas entran en juego y se empieza a hacer una producción mayor hasta ahora se ha crecido mucho, profesionalmente creo que se están haciendo muy buenos productos y se va hacia un terreno todavía mejor. Finalmente nos estamos profesionalizando en un sector que estaba un poco en desequilibrio. En los dos últimos años se han estrenado series que han atrapado al público español, con una calidad interpretativa, técnica y de producción importante. Esperemos que se siga esta senda.

-¿Cómo afronta la temporada en términos de proyectos interpretativos?

-Difícil. Me gustaría contar que tengo muchos proyectos pero no es así, Estoy participando en una serie que se llama Apaches y se estrenará en octubre en Antena 3: es una serie que espero que guste mucho. Hay algún proyecto de teatro que puede o no salir... Hay más proyectos que realidades. Es un momento complejo, como ya hemos dicho, y además las mujeres en este sector sufrimos muchísimo, hay menos personajes femeninos que masculinos y sin embargo hay muchas más actrices que actores, y además las mujeres sufrimos por la edad: de repente llegas a unas edades en las que parece que dejas de existir porque todo se focaliza en la gente joven. Yo siempre confío en la vida y en mi esfuerzo diario cada vez que afronto un trabajo, y en que recogeré lo que voy sembrando.

-¿Hay un ataque del Gobierno a la cultura?

-Totalmente. Y yo creo que quien no lo vea es porque no quiere verlo. La cultura, el arte..., no sé por qué pero parece que es algo que no interesa, es como si fuéramos enemigos, cuando tendría que ser todo lo contrario. En otros países vemos que la cultura está mucho más protegida. La cultura es un sello de identidad de un país y es necesario que esté protegida, al menos que no sea percibida como una enemiga. La cultura nos hace libres de pensamiento. Yo prefiero pensar que se trata de una torpeza del Gobierno, y estoy siendo muy benévola...

-Y se concilia este maltrato interno a la cultura con la obsesiva proyección de la llamada Marca España...

-Es curiosísimo esto. Marca España: fútbol, baloncesto, ahora el bádminton... El deporte en general está muy protegido y eso es Marca España, y me parece fantástico. Pero la Marca España debería abarcar muchas cosas más. Los músicos, por ejemplo, están muy maltratados, y esto es algo que deberíamos revisar. Y espero que en este momento crucial que estamos pasando esto se sepa ver y se pueda reorientar la situación, porque un país sin cultura está desorientado.

-Un día decide usted hacerse empresaria y meterse en el mundo de la noche y las salas de concierto. ¿Cómo y por qué?

-Hay cosas que son casuales y el inicio de este proyecto lo fue. Mi pareja, Fernando, que es la persona que está al frente de estos bares, el emprendedor, se encuentra un día por azares del destino con que hay posibilidad de asumir el café Málaga y sacarlo adelante. Él tenía muchas ganas de montar un proyecto en el que la música fuera la protagonista, especialmente un club de jazz, que es algo en lo que seguimos pensando. Yo me embarqué con él en el proyecto, desde entonces hemos tenido motivos de mucho disfrute y en un momento concreto nos planteamos otra aventura porque aquello se nos quedaba un poco pequeño para lo que queríamos desarrollar. Y surge Golden, que ya no fue casual sino buscado. Vimos que el local tenía muchas posibilidades, la idea se fue desarrollando y en ello estamos, intentando orientarnos hacia lo que la gente quiere y también hacia lo que nosotros queremos. No podemos perder de vista lo que a nosotros nos gusta. E intentar llevar a cabo nuestro proyecto inicial, con ese club de jazz.

-¿Cuál es la identidad de Golden? ¿Cómo fue su primer curso?

-La idea es la música en directo. Creo que somos afortunados porque el proyecto ha ido creciendo desde que Golden abrió sus puertas el 2 de octubre del pasado año. La gente empezó a conocernos, a valorar el local y una serie de parámetros que se dan en el mundo de la noche. Poco a poco vamos consiguiendo que la gente vaya viniendo y que se cree una parroquia que aún está creciendo. Es un lugar en el que el encuentro con la música es muy importante y también el encuentro con la charla. [Fernando Ortiz interviene para afirmar: "Hemos conseguido captar la atención de los melómanos de la ciudad, de cierta edad, con cierto recorrido. También hemos hecho algunas incursiones en la música más joven, pero el público mayoritario de Golden tiene en torno a 35/40 años. Estamos descubriendo la cantidad de grupos buenos que hay en la ciudad, que amenizan nuestros fines de semana. Es sorprendente la cantidad y la calidad de los músicos que hay en Córdoba. Yo todavía no conozco a todos los grupos, y por aquí han pasado unos 60 o 70"].

-Un espacio muy ecléctico por el que han pasado grupos y artistas como Cómplices, Ariel Rot, Javier Krahe..., y que efectivamente reserva un amplio espacio para las formaciones locales...

-Y yo quiero hacer un agradecimiento a los músicos locales, tanto nacidos como residentes en Córdoba. Esto nos ha permitido ampliar nuestro círculo de amigos, conocer gente estupenda con la que ya tenemos una relación de amistad. Hay muchos músicos que colaboran con nosotros y ya forman parte de la familia Golden. Algunos estarán en nuestra apertura de curso, el 4 de septiembre. ["No olvidemos que Golden es ante todo un proyecto musical", precisa Ortiz]. Aquí la hostelería está porque tiene que estar, porque si no, no funcionaría. Hay que poner la cerveza, y además cobrarla un poquito más cara porque hay que pagar a los músicos...

-¿Qué podemos esperar de la nueva temporada en Golden?

-Seguiremos apostando por la música en directo y queremos abrir el abanico, sacarle el máximo provecho, en beneficio del arte, al espacio con que contamos. Por eso se nos ocurrió dar cabida al microteatro, que es algo que no se hace en Córdoba, y apostar por esa asociación de jazz y por el baile... ["Y por la música de cámara", añade Ortiz, que reconoce que "la clave en un espacio como este es hacerlo sostenible"]. Queremos abarcar mucho, pero hacerlo poco a poco.

-¿Cómo está el sector de las salas de concierto en Córdoba?

-Parece que hay mucho movimiento, lo vemos día a día, y está bien que así sea. Cuantos más, mejor, aunque a veces decimos en broma: "Jo, antes no había tantos...". Es una alegría porque esto provoca una retroalimentación. Si hay vida alrededor de la música en directo todos participaremos de ello. Es bueno que esta oferta vaya creciendo, pero tan importante como crearla y hacerla crecer es sostenerla en el tiempo.

-Hay como una revalorización sentimental de la música en directo...

-La música en directo es una conversación entre un músico y un espectador, y las conversaciones siempre son más interesantes que los monólogos...

-¿Y la Marca Córdoba? ¿En qué le gustaría que esta ciudad mejorara, diera un salto?

-El otro día estábamos en otra ciudad andaluza y yo le decía a Fernando: hace tanto calor como en Córdoba pero fíjate qué movimiento hay aquí; una actividad nocturna, la gente en la calle... Yo creo que hace falta que los que vivimos en Córdoba participemos más de la ciudad, que no seamos tan conservadores, tan cómodos. Esta ciudad tiene que ver mucho con sus ciudadanos, y tenemos que hacer un esfuerzo para que haya ese movimiento que a veces se echa de menos. Me encanta cuando ocurren cosas como La Noche Blanca del Flamenco, la Shopping Night, y ves gente en la calle, ves vida. Hay que seguir apostando por proyectos que cautiven a la gente que venga, en una ciudad que por otra parte cautiva por sí sola. A la gente, cuando viene a Córdoba, no se le olvida que ha estado aquí. Por mi trabajo me he dado cuenta de que la gente adora esta ciudad. Tenemos que caminar hacia sentirnos vivos, que la ciudad se sienta viva. Y en ese camino tenemos que trabajar todos. El ser humano tiene tendencia a señalar al culpable, pero las responsabilidades son compartidas, y todos tenemos que asumir la nuestra.

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