Córdoba

El cultivo de la patata continúa sin levantar cabeza por los bajos precios y la importación

  • La superficie sembraba en Córdoba ha caído en los últimos años hasta casi las 700 hectáreas, sobre todo de media estación

LA superficie de patata sembrada en Córdoba es un constante menguar, lo que no ayuda a que este cultivo levante cabeza. Año a año ha ido decreciendo hasta las casi 700 hectáreas que hay en la actualidad repartidas por la provincia -el último dato anual de producción que se tiene en la provincia es de 26.375 toneladas-. La mayor parte de estos terrenos son de patata de media estación, es decir, la que se siembra en febrero y en marzo y se arranca entre el 15 de junio y el 15 de septiembre.

Además, la producción de patata es una de las más castigadas del campo cordobés. Apenas se sostiene dado en que hay meses -como ocurrió el pasado abril- en los que el precio en origen se dispara casi un 1.000% -de 0,06 euros a 0,62 euros, concretamente-, con lo que los agricultores que se dedican a esta cultivo acaban por dejarlo al no poder cubrir los costes de producción y perder dinero.

Según datos de la Consejería de Agricultura, las superficies sembradas en la comunidad autónoma han disminuido un 58% en los últimos 20 años "debido a los elevados costes del cultivo, las restricciones de agua en los años de sequía, los problemas de mercado que este tipo de producción ha sufrido en reiteradas ocasiones y la falta de relevo generacional en el campo". Ese informe insiste en que, "como el coste del cultivo es elevado, se suelen arrendar los terrenos en los que se siembra, pues los problemas fitosanitarios obligan a no poder repetir la siembra sobre el mismo en varios años. Es por eso por lo que su espacio en las alternativas es ocupado por otros cultivos con menos mano de obra como pueden ser el maíz, el algodón, las sandías o los melones".

A todo ello hay que sumar, según revela la organización agraria COAG, que "la apuesta comercial de las grandes cadenas de distribución por las importaciones de patata vieja de conservación, compradas a bajo precio, ha provocado una caída del consumo del 12% en los últimos seis años". COAG se basa en los datos del Panel de Consumo Alimentario 2014 del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama).

COAG insiste en que las grandes superficies venden como patata nueva española, (fresca y recién cosechada), patata de conservación, que lleva más de seis meses almacenada a cuatro grados de temperatura y ha sido tratada con agentes químicos para evitar que germine. "Hemos detectado casos en los que colocan carteles en los que anuncian el producto como patata nueva, e incluso el etiquetado señala que es de procedencia española, pero al leer la letra pequeña puede verse que es francesa. Sin embargo, a la hora de cocinarla la cosa cambia. La patata vieja, al estar a baja temperatura durante mucho tiempo pierde agua, lo que provoca una alta concentración de almidón que se transforma en azúcar, provocando que un producto que en principio es saludable y poco calórico, ya no lo sea", subraya Alberto Duque, responsable del sector la patata de COAG. Duque puntualiza que tras los consumidores, los grandes perjudicados son los agricultores . El descenso en superficie sembrada de patata temprana (5%) y producción (10%) de la presente campaña, no está siendo suficiente para que los productores de patata nueva española puedan percibir unos precios rentables. De septiembre (2014) a abril (2015), las importaciones de patata vieja francesa han aumentado un 10,6%, situación que ha presionado a la baja los precios en el campo. En las últimas semanas, las cotizaciones de la patata temprana se han desplomado, situándose por debajo de los costes de producción, (0,18-0,20 euros por kilo), llegando incluso a tocar mínimos de 0,08 euros por kilo. A finales de julio se incorpora al mercado el grueso de la producción de patata de temporada. Para COAG, las estrategias comerciales de las cadenas de distribución y las prácticas especulativas de los distintos operadores están pasado factura en el campo, amenazando la viabilidad de este cultivo.

Ante este escenario, la organización agraria considera prioritario mejorar la vertebración del sector del campo a la mesa y avanzar en la constitución de la interprofesional de la patata, en la que se pongan en marcha campañas de promoción que potencien el consumo de patata nacional.

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