Córdoba

La bulla toma El Arenal en el preludio del fin de la fiesta

Ya se sabe que si la Feria termina tarde, al día siguiente también empieza tarde. La jornada festiva del jueves cerró su particular página bien entrada la madrugada, después de una intensa noche de bailes, música y casetas repletas. Por esta razón, seguramente, la actividad en el recinto de El Arenal no comenzó a dar las primeras señales de vida hasta que llegó la hora del almuerzo, en la que miles de cordobeses se dieron cita en alguna de las 93 casetas para disfrutar de una comida entre amigos y familia. Hasta ese momento, con la salvedad de algunos madrugadores, prácticamente sólo se veían camiones descargando productos y algún que otro feriante en la calle del Infierno ajustando los últimos conceptos frente a su puestecillo.

A pesar de ello, y como cabe esperar en el último fin de semana de Feria, conforme fue avanzando el reloj el recinto empezó a calentarse hasta llegar a ser un auténtico hervidero de personas, un continuo ir y venir de visitantes con el único fin de evadirse de la rutina diaria y pasar un buen rato con familiares y amigos. Las atracciones, que durante los días anteriores abrieron hasta bien entrada la tarde, ya estaban disponibles prácticamente a la hora del almuerzo -sobre todo aquellas destinadas a un público más infantil- y el trenecito neumático, que en los últimos días ha estado un poco más vacío, no paró ayer de transportar a personas desde la Portada hasta la zona donde se sitúa la caseta municipal; muestras ineludibles de que la fiesta ha llegado a sus días nobles y de que, aunque se ha cumplido una semana desde su apertura, son muchos los que no quieren despedirla.

A pesar de que la Feria de Córdoba no se caracteriza precisamente por ser una de las más cortas, para muchos, el fin de semana supone la única oportunidad de disfrutarla, como es el caso de Carlos Millán y Natalia Llamas, una pareja de El Higuerón que, según destaca, "estos días hemos estado trabajando y nos da pereza venir desde allí entre semana" por lo que "sólo vinimos el sábado pasado y hoy". Para otros, sin embargo, la Feria es prácticamente como su casa y podría decirse que durante la última semana han vivido prácticamente en El Arenal. "Este es el quinto día que estamos aquí", comenta un grupo de jóvenes de La Fuensanta.

El recinto, que fue adquiriendo más vida conforme avanzó la tarde, no sólo estuvo desbordado de personas, sino también de la elegancia que derrocharon los numerosos coches de caballos que se pasearon por algunas de las calles. Otras a las que tampoco les faltó elegancia fue a las miles de mujeres que ayer anduvieron por la Feria luciendo sus coloridos trajes de gitana, mujeres que, por cierto, tiraron menos de abanico y agradecieron, a buen recaudo, que el mercurio bajara las temperaturas -aunque sólo fuera un par de grados- y la brisa corriera por momentos.

El ajetreo, como es evidente, también se notó detrás de las barras de las casetas, en la que los camareros apenas tenían tiempo para darse un respiro. "Este año está viniendo mucha gente a la Feria, tampoco sabría decirte a ciencia cierta si hay más que el año pasado pero se nota mucho movimiento", subraya uno de los trabajadores de El Bocao. A falta de datos objetivos, es muy probable que este empleado tenga razón. Por el momento, el Ayuntamiento ya ha dado a conocer que Sadeco, hasta el ecuador de la Feria, ha recogido el doble de basura en las papeleras que en el mismo periodo de 2014 y los viajes en Aucorsa se han incrementado hasta la fecha un 7%; datos que ponen de manifiesto que la actividad no está siendo precisamente mala.

Además, aunque para algunos la jornada de Feria de ayer fue la última del año, aún queda por delante todo el día de hoy, un día de traca final que contará con la presencia de muchas personas de la provincia en un recinto que volverá a estar a rebosar y en el que se le pondrá el broche a un mes de mayo apoteósico.

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