alberto rosales. expresidente de hostecor y empresario jubilado

"El freno de Córdoba son los políticos por no contar con los ciudadanos"

  • Toda una vida dedicada al sector turístico le da autoridad para analizar la situación de la ciudad, la gestión de los dirigentes y el papel de los empresarios, de lo que habla sin tapujos

ALBERTO Rosales, a sus 80 años, tiene tantas historias por contar que podría estar hablando "seis horas". En una entrevista con él es mejor dejarle hablar y que recuerde todas sus experiencias a preguntar sin parar. Puede presumir de haber nacido durante una República, haber vivido una dictadura y haber conocido los inicios y el establecimiento de la democracia. Asegura que su pasión siempre ha sido su familia y su objetivo el de hacer mejorar Córdoba, aunque por el camino se ha topado con algunos dirigentes que, a su juicio, no lo han hecho demasiado bien. De todos habla con la tranquilidad de no tener ahora ninguna responsabilidad y la templanza de haber dedicado su vida a un sector, el turismo, que es el gran sustento de Córdoba. Empezó en los años 60 con la apertura del primer cocedero de marisco en Córdoba y después abrió varios bares y tabernas hasta que llegó al mundo de la restauración con Puerta Sevilla. Sus hijos han seguido en el negocio y lo han ampliado con la apertura de otros dos negocios, también en San Basilio. Estuvo seis años al frente de Hostecor y también representó a la patronal a nivel andaluz. De esa etapa recuerda un congreso de touroperadores que se celebró en Sevilla, pero cuyos participantes logró traer a Córdoba durante un día. "Los llevamos a la ermita y allí celebramos una misa rociera, se le caían las lágrimas. Los 990 profesionales que estaban allí me preguntaron que por qué Córdoba no era la capital del turismo". Rosales todavía se lo pregunta.

-¿Cómo fueron sus inicios? ¿Cómo se le ocurrió vender marisco en Córdoba?

-Yo empecé en el año 49. En el 51 murió mi padre y me fui a trabajar con mi tío, que tenía un negocio que se llamaba Bar Rosales enfrente de la plaza de Toros, en Ronda de los Tejares. Aquel negocio lo hice tan grande que me entró el gusanillo. Después estuve en Valencia, Valladolid y Palma de Mallorca en centros de mariscos y de ahí me entró el gusanillo de Marisquerías y me he tirado 50 años vendiendo marisco en Córdoba todos los días.

-También se decantó por la hostelería.

-Abrí El Faro en el Centro, luego en Costasol, el Sector Sur y ya nos vinimos más a la restauración con Puerta Sevilla porque yo quería saber cómo era este sector, que nos ha dado mucha satisfacción.

-Y sus hijos han seguido sus pasos, ¿está orgulloso?

-Mi familia es mi pasión. Llevo con la misma mujer 58 años, tengo cuatro hijos, nueve nietos y para mí eso es lo más grande.

-Desde los años 50 hasta aquí imagino que habrán cambiado mucho las cosas, pero ¿el turismo sigue teniendo los mismos problemas?

-Tenemos que conseguir que la gente pernocte en la ciudad y para eso hay que darle servicios. No entiendo por qué con el calor que hace en verano no se abren los museos por la noche o las iglesias fernandinas. También tenemos que tener en cuenta a la provincia, Córdoba y provincia tienen que estar unidas, esto es de sentido común. La Diputación está haciendo un trabajo muy importante con el desarrollo de ferias de los municipios.

-Usted estuvo seis años al frente de Hostecor, ¿cómo recuerda esa etapa?

-Cuando entré de presidente de Hostecor tuve como primera meta concienciar a Córdoba y provincia de qué era el turismo. Tuve una junta de gobierno muy buena que me ayudó a definir qué queríamos hacer por Córdoba. Mi prioridad era que todos estuviésemos unidos: hoteles, pensiones, hostales, restauración. Yo nunca tuve ningún mal gesto de mis compañeros y hasta negociaba los convenios con los sindicatos y pedía subidas salariales porque he luchado mucho por el sector.

-¿Cómo ve a Hostecor ahora?

-Es una pena. Yo considero que los empresarios nos aglutinamos en asociaciones y éstas se agrupan en confederaciones, donde se reúnen todas. Y es ahí donde falla. La Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO) debería estar para representar a las asociaciones, no para asumir las competencias. ¿Qué hace un vocal de CECO en Turismo si ya está Hostecor? Esto es de sentido común.

-No cree acertado entonces el papel de CECO. ¿Y el de su presidente, Luis Carreto?

-Se debería haber ido hace diez años porque las renovaciones siempre son buenas. No hace nada y además el sector turístico se lo ha cargado él. Yo fui miembro del consejo social de la Diputación y pedí un apartado de turismo y don Luis Carreto me dijo que no, que desarrollo rural. Desde entonces fui a los consejos a dormir.

-¿Y qué me dice de la Cámara de Comercio?

-¿Usted se cree que la Cámara de Comercio puede estar representada por alguien que pertenece al sector agroalimentario? Aunque el presidente sea fenomenal, que lo es, no tiene sentido. Ha habido empresarios en Córdoba de una corte magistral y han tenido que dejar la presidencia de la Cámara porque no eran de la camarilla. Así funciona esto. El que vale no sirve porque no es de la camarilla.

-Usted formó parte de estas organizaciones empresariales, ¿no intentó cambiar las cosas?

-Yo he estado en todos los fregaos, no me callaba porque quería lo mejor para Córdoba. Iba a pedir soluciones cuando estaba en el comité ejecutivo de CECO, pero no me decían nada. Están vacíos.

-También tuvo que lidiar con algunos políticos.

-Los empresarios no entendemos de política. Yo soy un empresario que quiere generar riqueza, puestos de trabajo y hacer mejor a Córdoba. No tengo que estar al lado de una acción política, aunque tenga mi ideología. Sí que tuve la suerte de dar con un ayuntamiento que contaba con el turismo y conseguimos ir todos a una. Era el Ayuntamiento presidido por Rafael Merino. Eso nos hizo hacer cosas tan importantes como la iluminación interior de la Mezquita-Catedral. Tuvimos apoyo total y absoluto del Cabildo, que siempre ha apoyado al turismo de Córdoba, siempre nos ha ayudado. En esa época me encontré con Ricardo Rojas (PP) en el Ayuntamiento, Ramón Narváez (PA) en la Junta y Cristóbal Tarifa (PSOE) de la Diputación. Eran tres señores defendiendo juntos a Córdoba y al turismo.

-Después de Merino vino Rosa Aguilar, ¿qué opina de su gestión?

-En el sector turístico ha hecho daño a Córdoba, ella no mejoró nada.

-Y, ya que estamos, ¿qué opina del actual gobierno municipal presidido por José Antonio Nieto?

-Creo que está haciendo bien las cosas en una época que no es fácil y, por el bien de la ciudad, espero que nos dure mucho. Y los otros le están pidiendo que haga cosas que ellos no hicieron en 30 años.

-¿Son los políticos, en algunas ocasiones, el freno de Córdoba?

-Sí. El freno de Córdoba han sido los políticos, no los ciudadanos. Ha habido un mal, que los políticos no han tenido la sensibilidad de preguntar a los ciudadanos qué era bueno para Córdoba y cualquier cosa se eterniza. ¿Por qué no se cuenta con el sector turístico? ¿Quién obstaculiza Córdoba, quién hace que no salgan adelante los proyectos? Los políticos.

-Usted fue muy crítico en su momento con la restauración del Puente Romano y su entorno.

-Con el Puente Romano nos han quitado historia, cultura, sentimiento, algo nuestro y lo han hecho sin contar con nadie. El eje Calahorra, Puente Romano, Puerta del Puente, el Triunfo de San Rafael y la Catedral no existe en otra parte del mundo. La primera vez que yo pasé por el Puente Romano fue en el año 1946 con mi padre y me paré a rezar a San Rafael, jamás se me olvidará. Desde que se hizo la restauración no he vuelto a pasar por ahí. No puedo, es superior a mis fuerzas, es que parece que me cortan las piernas. El arquitecto nos llamó "ignorantes" cuando nos opusimos. Yo no soy ignorante, yo lo que no he estado es en una universidad, porque tenía que trabajar desde lo 14 años para generar impuestos para que pudiera haber universidades. Soy un enamorado de la arquitectura, pero eso no lo puedo aceptar.

-El mismo arquitecto diseñó el Centro de Recepción de Visitantes, un edificio destinado al sector turístico que ha estado envuelto en polémica.

- Allí han hecho un mamotreto. Se podía haber construido algo más significativo en el que estuviese el ladrillo, la madera, la forja, algo que nos represente, no tanto granito. En cuanto a la gestión del edificio, lo que ha pasado es que ha venido la consejera de Fomento, Elena Cortés, y se ha cargado el proceso que había puesto en marcha el Ayuntamiento, que era legal e iba a suponer la creación de 60 puestos de trabajo. De buenas a primeras resulta que decía que iban a poner allí una discoteca. Con el máximo respeto a la consejera yo le digo que tiene usted el Palacio de Congresos enfrente, donde se celebran todo tipo de actos, bodas, banquetes. Yo lo respeto, ¿por qué usted no y le pega ese corte al Ayuntamiento? Y otra cosa, ¿por qué no ha salido la asociación de empresarios en defensa de ellos? ¿Para qué la queremos entonces?

-Para no salir del mismo entorno... ¿qué le parece la polémica por la titularidad de la Mezquita-Catedral?

-Lo único que nos hacía falta era que le quitaran la Mezquita-Catedral al Cabildo. Ese monumento está así de bien porque está cuidado por el Cabildo, hay que reconocer las verdades. ¿Cómo se cuestiona eso? Es insoportable. No concibo esas cosas, están fuera de mi alcance. Inclusive, pensarlo es pecado.

-Con tres negocios familiares en San Basilio, ¿qué importancia le da a los Patios?

-Muchísima. La mejor gente de Córdoba son las familias que viven en los Patios y abren sus casas. En el Alcázar Viejo tuvimos los patios abiertos todos los días durante cinco años seguidos y nosotros, los hosteleros, le dábamos dinero. Creo que deberían estar abiertos y por ese camino están yendo.

-¿Sigue teniendo ideas para el turismo en Córdoba?

-Yo le pediría al alcalde que hiciera un gran espectáculo de luz y sonido en el río, porque no podemos vivir de espaldas a él y creo que nos ayudaría a incrementar las pernoctaciones, que es para lo que hay que trabajar en el turismo.

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