Córdoba

Los nuevos tratamientos biológicos logran reducir la psoriasis en más de un 60%

  • Esta enfermedad de la piel, que afecta a una de cada 50 personas, provoca graves consecuencias en la calidad de vida

Se abren expectativas esperanzadoras para los enfermos de psoriasis. El desarrollo de nuevas terapias biológicas -un grupo de fármacos que actúa directamente contra la diana responsable de la enfermedad- ha permitido mejorar la calidad de vida de estos pacientes al reducir hasta en un 60% la superficie de la piel afectada por las escamas y las rojeces que caracterizan a esta dolencia.

Así lo expuso ayer el jefe de Servicio y vicepresidente de la Academia Española de Dermatología, José Carlos Moreno, tras el segundo curso Nueva Dermatología que se ha celebrado en la ciudad. El también catedrático de la Universidad de Córdoba señaló que estos nuevos tratamientos "son muy útiles, fáciles de manejar y producen resultados muy llamativos". Sin embargo, si estos fármacos se suspenden por un tiempo pueden provocar el rebrote de la enfermedad. Ante esta situación, "los médicos nos planteamos un tratamiento continuado que todavía no está aceptado, pero al que el propio paciente te obliga para estar integrado socialmente", apostilló.

Los efectos de la psoriasis van mucho más allá de la piel, pues tiene un impacto social considerable que puede suponer un importante inconveniente en la vida de los afectados, tanto en el aspecto físico como psicológico y de integración social. Además, cuanto más temprana es la edad de inicio, más grave e inestable es el curso de la psoriasis y más consecuencias psicológicas produce. El doctor Moreno añadió en esta misma línea que se trata de una patología "infravalorada", pues su impacto en la calidad de vida es comparable o peor al asociado a la diabetes, por ejemplo. Las terapias biológicas sólo están indicadas para los casos moderados o graves, ya que los cuadros más leves se pueden controlar desde el médico de familia. En los últimos años, además, se ha observado que la psoriasis suele estar acompañada de otras enfermedades crónicas, como la obesidad, la hipertensión arterial o la artritis, "de ahí la necesidad de estos pacientes de ser adecuadamente controlados por un especialista y de recibir el mejor tratamiento".

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