Andalucía

Pedro Pacheco es detenido a la fuerza y cumple condena en la cárcel de Puerto 3

  • Dos policías esperaron por la noche junto al domicilio del ex alcalde para detenerlo.

A las 9:36, Pedro Pacheco, ex alcalde de Jerez durante 24 años, salía de su domicilio, situado a unos metros de la Audiencia Provincial que le condenó a cuatro años y medio de prisión por la contratación irregular de asesores municipales. El Supremo le elevó hace un mes la condena a cinco años y medio.

El ex alcalde ingresó en la prisión de Puerto 3 tras ser declarado culpable de los delitos de prevaricación, malversación y falsedad documental por colocar de manera irregular a dos asesores que, según la Justicia, cobraron en dos años más de 200.000 euros sin hacer trabajo alguno.

El ex alcalde de Jerez y ex diputado andaluz era conducido a la fuerza a prisión. En la puerta de su chalé, cuando iba a desayunar con sus amigos, dos agentes de paisano del Cuerpo Nacional de Policía, que se mantuvieron a bordo de un coche camuflado durante la noche, se identificaron como tales y procedieron a solicitarle que les acompañara en condición de detenido.

Los agentes portaban una orden de búsqueda y captura librada a última hora de la tarde del jueves por la Sección Octava de la Audiencia Provincial y que les fue entregada a primera hora de la mañana. Tras ser comunicada la orden a su procurador, los agentes hicieron guardia toda la noche con la esperanza vana de que Pacheco entendiera el mensaje -ingreso inmediato en prisión- y lo hiciera por su voluntad. No fue así y a primera hora de la mañana se daba vía libre a la búsqueda y captura. El tiempo expiró.

El jueves la Audiencia rechazó la suspensión del ingreso en prisión solicitada por los abogados madrileños de Pacheco. Ese auto le conminaba a que ingresara de inmediato. Pacheco creía tener tiempo y la Audiencia que lo había agotado con creces.

Pacheco, sorprendido por los agentes en la puerta de su domicilio, no dijo nada. Noqueado, ni siquiera pidió permiso para hacerse con un mínimo equipaje.

Vestido con unos zapatos marrones, un vaquero azul y una camisa de cuadros azules y blancos se metió en el coche patrulla, colaborando en todo momento con unos agentes. El ex alcalde no fue esposado en ningún momento mientras estuvo en la comisaría a cargo del Cuerpo Nacional de Policía. Sólo lo fue en el último momento. Los grilletes no se los pusieron los policías, sino los guardias civiles, ya que aún se le consideraba detenido y no un recluso. Pasó por los preceptivos trámites de toma de fotografías y de huellas dactilares y se quedó esperando en el patio de los calabozos. La Guardia Civil metió el furgón en el patio y, como manda el reglamento, se le engrilletó para ser conducido a la cárcel.

Eran las 11:40. Habían pasado exactamente doce minutos desde que el furgón de la Benemérita se plantó en la puerta principal de la comisaría. El Cuerpo Nacional de Policía, en todo momento, veló porque al ex alcalde no se le pudiera ver esposado. Por ello los policías pidieron a los guardias civiles que acometieran su labor por el patio de calabozos. Meter el furgón fue una labor ímproba. El conductor, un guardia civil que al final consiguió el imposible, tuvo que soportar incluso que un policía nacional (sin uniforme y según parece apartado de cualquier labor de investigación) le espetara que "si el furgón no entra (en el patio de calabozos) este detenido no sale de esta comisaría". Todo no tenía otro fin que proteger al ex alcalde de las cámaras de los fotógrafos.

El trayecto desde la comisaría de Jerez al centro penitenciario Puerto 3 apenas duró 17 minutos. En cuanto ingresó en la prisión de Puerto 3, lo primero que hizo Pedro Pacheco fue realizar la llamada telefónica a la que tenía derecho. La razón de la misma no era otra que comunicar a la persona de su elección el lugar de su reclusión.

El mensaje telefónico que dejó tuvo a su esposa, Beli, como principal destinataria, aunque fue realizada a través de terceras personas. En la misma le hizo llegar que en cuanto le fuera posible le hiciera llegar las prendas y objetos personales que le serán necesarios para afrontar su condena en prisión.

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