Museo de Huelva | Pieza de la semana

La vasija femenina con ojos soles encontrada Aljustrel que ahora se puede ver en Huelva

Vaso con cuerpo de mujer. Monte de Outeiro.

Vaso con cuerpo de mujer. Monte de Outeiro. / Jose Paulo Ruas.

Desde los primeros grupos europeos que manejan la tecnología cerámica, se conocen producciones que presentan formas de cuerpos humanos. Mayoritariamente femeninos, también hay algunos ejemplos de vasijas con cuerpos masculinos y con cuerpos de animales.

En la Península Ibérica, esta cerámica fue llamada cerámica simbólica con la singularidad de que la iconografía que la caracteriza es la presencia de ojos soles, como la de las figuritas que son el objeto de esta exposición. No son abundantes estas iconografías fuera de Iberia, pero se sitúan en territorios con los que la Península mantiene nexos culturales durante la prehistoria reciente, especialmente Italia y el sur de Francia, con algunos ejemplos en el ámbito continental.

Los vasos antropomorfos del neolítico europeo se han interpretado, como el resto de las producciones en barro, parte de los trabajos que las mujeres realizaban en la vida cotidiana. Para V. Becker, la relación entre las mujeres y estos vasos transmitía parte del papel que tenían ellas en la organización diaria de los productos alimenticios. Esos vasos pudieron contener comida y bebida que la imagen de las mujeres que los contenían protegía simbólicamente. Por tanto, se asume que las mujeres son las que realizan la cerámica, incluidos los vasos antropomorfos. No suele mencionarse su autoría cuando se trata de figuritas escultóricas en otras materias y por ese motivo la exposición incluye un grupo escultórico de una madre haciendo una figurita para enseñarle a su hija. Ambas, con máscaras de ojos soles pintadas, se miran. Con esta imagen queremos sugerir que al igual que hicieron las piezas en barro pudieron hacer otras.

La interpretación clásica, liderada por Siret, los asociaba de manera exclusiva a momentos metalúrgicos. Pero los datos arqueológicos que hoy manejamos aseguran que las vasijas con ojos soles reflejan una larga trayectoria entre 5.800 y 2.200 aC , que consolida una iconografía de gran fuerza visual y seguro que de gran impacto social con los territorios ibéricos como protagonistas.

Vaso con cuerpo de mujer. Monte de Outeiro. Vaso con cuerpo de mujer. Monte de Outeiro.

Vaso con cuerpo de mujer. Monte de Outeiro. / Jose Paulo Ruas.

Siret asociaba estas producciones al sureste como parte de su interpretación de la llegada de colonos orientales al sitio de Los Millares. Actualmente, los vasos antropomorfos más antiguos están en toda Andalucía, interior ibérico y Cataluña. Su extensión a lo largo del desarrollo del megalitismo es muy notable en todo el Occidente, como es el caso del vaso que nos ocupa. Y, probablemente su influencia en los vasos campaniformes es una cuestión que valorar en profundidad.

Excelente conservación

El vaso de Monte de Outeiro es una pieza única por su excelente conservación, que se conserva en el Museu dos Serviços Geológicos de Portugal. Se localizó en los años 70, cerca de Aljustrel, de donde también proceden otras piezas decoradas como el conjunto de cilindros y tolva de Pera, parte de los cuales pueden observarse en la exposición, destacando uno con pechos semejante a la figurita femenina en barro del dolmen onubense del Casullo. Destaca en este territorio la presencia de monumentos de falsa cúpula, cámaras de enterramiento colectivo construidas con mampostería y con un pasillo de entrada.

La forma del vaso recuerda a la cerámica campaniforme, globular, estrecha en la parte central y con la superior abierta. De hecho, la decoración en fajas horizontales rellenas de triángulos también la recuerda, proponiendo que el vaso pudo estar realizado por personas que conocían este tipo de vasijas, quizás en algún momento cercano a la mitad del III milenio aC. Pero lo más notable es que la decoración incisa sobre la pasta blanda dibuja un cuerpo femenino, con el triángulo púbico marcado en la zona inferior. Ojos soles, tatuajes y un concepto escultórico idéntico al de las figuritas acercan ambos tipos de producciones.

Tan clara es esta relación que hemos jugado con la transparencia de las vitrinas para que quienes vean las piezas a través de ambos cristales comprendan, sin mucha necesidad de prolijas explicaciones, que el vaso es una pieza escultórica en sí misma y que su detalle de ojos-soles, tatuajes, vestimenta y triángulo púbico recoge una larga tradición iconográfica ibérica de la que las decoraciones del espectacular conjunto de cilindros de La Orden-Seminario son uno de los más destacados ejemplos del sur de Europa.

Cuerpos de mujeres probablemente enmascaradas con ojos-sol, vestidas de sol, protagonizaron los relatos sociales que presidían la vida y la muerte entre los grupos que habitaron la Península Ibérica durante el neolítico y el calcolítico.

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