La maquinaria electoral de los partidos políticos va cogiendo revoluciones cada día de cara a los comicios municipales del 22 de mayo, unas elecciones que a nadie escapa que, pese a su carácter local, estarán muy marcadas por la crisis económica y el desempleo. Por ello, la mayoría de los analistas de PSOE, IU, PP y PA en Córdoba coinciden en el impacto que la abstención tendrá en los resultados electorales, sobre todo porque casi todos ellos inciden en que en el actual contexto económico y ante la imagen general que los ciudadanos tienen de la clase política, resulta complicado aventurar en qué medida los cordobeses decidirán acudir, o no, a las urnas.

Aunque la preocupación por la participación es generalizada, la incertidumbre es mayor en unas formaciones que en otras. Al margen de la capital, donde PP e IU se disputan la Alcaldía, el PSOE es la organización que, a priori, más podría perder en determinadas localidades si la abstención es alta. En primer término, porque tanto el Gobierno central como el autonómico están en manos socialistas, con lo que sería posible que el voto de castigo se manifestara mediante la no participación en los comicios, todo ello frente a un electorado del PP que los partidos de izquierda consideran que está "muy movilizado".

No obstante, la diversidad política de la provincia de Córdoba genera que las miras electorales de cada formación se muy distintas en función del municipio y del perfil de cada candidato. Lo único evidente es que si hasta ahora el gobierno de las ciudades medias cordobesas era cosa de dos -PSOE e IU-, ahora el PP se considera ya con aspiraciones de gobernar algunos de estos municipios, todo ello sin despreciar al Partido Andalucista, que será clave en algunos de esos ayuntamientos.

Empezando por Lucena, la ciudad más poblada de la provincia, los socialistas confían plenamente en José Luis Bergillos para mantener la Alcaldía, aunque otro asunto es que repita la mayoría absoluta de hace cuatro años. Manuel Gutiérrez (PP) sería el único en disposición de disputarle el triunfo a Bergillos, si bien tanto en su propio partido como en el PSOE coinciden en que su nivel de popularidad es muy mejorable.

En Puente Genil, los socialistas recurren a las matemáticas y señalan que desde el año 1995, en el que lograron cinco concejales, han ido subiendo un edil en cada convocatoria local, con lo que aspiran en este 2011 a llegar como mínimo a nueve actas y poder gobernar. En IU, con el alcalde Manuel Baena a la cabeza, están convencidos de que es posible mantener la Alcaldía y esgrimen como argumento el proceso de modernización de la ciudad que se ha producido en la última década bajo los gobiernos de la coalición de izquierdas. En el PP pontanés también esperan aumentar su representatividad, aunque son conscientes de la falta de aliados ideológicos para encabezar un equipo de gobierno. También se prevén dificultades en el PA para mantener su único edil.

Con mucho más optimismo ven los populares su futuro en la ciudad de Cabra, donde reconocen que Fernando Priego es un valor en alza y que es posible que se convierta en la fuerza más votada, si bien para gobernar tendrá que mirar el resultado del PA. En el PSOE admiten que será complicada una nueva victoria de Dolores Villatoro en el municipio egabrense, mientras que IU prevé que el electorado recompense su gestión en los últimos cuatro años en el Consistorio.

Tampoco corren buenos tiempos para los socialistas en Priego de Córdoba, donde preocupa la escasa valoración de la alcaldesa, Encarnación Ortiz, frente al resto de candidatos. En esta ciudad, el PA se agarra a las encuestas para reivindicar un triunfo electoral, así como en el desgaste que a juicio de los andalucistas ha sufrido el PSOE prieguense tras sus enfrentamientos con algunos colectivos, como comerciantes y empresarios. Mientras, en el PP no atisban a día de hoy en una subida excesiva en el número de concejales, aunque resaltan que en los sondeos de otras formaciones su alcaldable, María Luisa Ceballos, aparece como una de las políticas locales que más confianza inspira a los ciudadanos.

En Montilla, el PSOE intenta movilizar a los suyos porque son conscientes de que una baja participación podría pasarles factura, si bien insisten en la buena valoración de su candidata y actual alcaldesa, Rosa Lucía Polonio. En IU creen posible recuperar la fortaleza de antaño en la ciudad, mientras que en las filas populares va decayendo con el paso del tiempo la confianza en que Federico Cabello de Alba pueda erigirse en el más votado, sobre todo porque a nivel interno el PP de Montilla aún tiene problemas por resolver. En cuanto al PA, aspira a mantener su representación en el Pleno.

En el resto de municipios de la zona Sur, los socialistas pretenden mantener sus actuales feudos, pese a la incertidumbre en algunos de ellos, como es el caso de La Rambla, donde no se aventuran a pronosticar un resultado claro, o el siempre inquietante escrutinio de Fernán Núñez, donde IU y PSOE son mayoritarios. En el caso de Rute, IU asegura que están en disposición de revalidar su mayoría.

En el Alto Guadalquivir, la fortaleza del PSOE hace que muy pocos duden de un nuevo triunfo en Montoro con Antonio Sánchez Villaverde o en Bujalance con Rafael Cañete, pero una desmovilización de su electorado habitual podría dar alas a otras formaciones, como el PP.

En el Valle del Guadiato, la pugna política se prevé muy intensa, con una apuesta joven y renovadora de los populares en Peñarroya-Pueblonuevo, donde algunos dirigentes socialistas ya han expresado su incertidumbre sobre si podrán repetir los resultados de hace cuatro años y si el desgaste le pasará factura a su candidata, Luisa Ruiz. IU y PSOE tendrán que pelear por cada voto en Belmez, mientras que Fuente Obejuna los socialistas pueden rentabilizar la ruptura reciente del pacto de PP y PA, que ha debilitado a los populares.