Cultura

"Mi oferta a Córdoba para que acoja mi colección pasa por un tiempo limitado"

  • La zaragozana da un año a las instituciones para que encaucen el proceso

En los últimos años, Pilar Citoler (Zaragoza, 1937) ha establecido una relación muy estrecha con Córdoba que ha abierto las puertas a que la ciudad acoja con carácter permanente su colección de arte, integrada por unas 1.300 obras de los siglos XX y XXI. El pasado 28 de junio en el Ministerio de Cultura, uno de los rostros más afectados tras conocer el fallo del jurado de la Capitalidad Cultural era el de esta amante del arte que apostaba con entusiasmo por Córdoba, a cuya oferta cultural quiere contribuir con una colección que supone un recorrido muy completo y por momentos sorprendente por el arte contemporáneo, tan ausente en la ciudad.

-Sin embargo, pasan los meses y los años y sigue sin haber una solución. ¿En qué momento se encuentra la negociación?

-Han transcurrido casi cinco años desde el inicio de mi contacto con Córdoba, que se produjo a través de la Universidad con una primera exposición de parte de mi colección en la sala Puerta Nueva. En aquella ocasión apenas nos conocíamos pero inmediatamente establecimos un contacto muy amistoso y cordial y empezamos a entendernos muy bien, con un diálogo fácil y una convivencia muy frecuente, aunque yo no viva en Córdoba. Mostraron mucho interés por mi colección y pensaron en una fórmula que allanara el camino y que permitiera a los cordobeses ver que iniciábamos un proyecto conjunto en la puesta en marcha de acciones culturales. Así llegó la creación del Premio Internacional de Fotografía, idea de varios vicerrectores de la Universidad a la que rápidamente se unieron las instituciones. El premio ha funcionado muy bien y caminamos hacia la sexta edición: se puede calificar de éxito rotundo. El interés por la colección fue acentuándose y, aunque yo al principio me mostraba reticente a iniciar este diálogo, fui convenciéndome de que era una idea estupenda y muy positiva para todos el hecho de que la colección llegara un día a Córdoba y que fuera el punto de partida de un futuro centro de arte contemporáneo para esta ciudad. Insisto en esta idea porque lo que no tiene sentido es crear un espacio para esta colección y que se quede allí más o menos arrinconada. Debe tener un carácter de dinamización y es el momento idóneo para que las instituciones decidan que éste es un proyecto muy sólido para Córdoba, que carece de un museo de arte contemporáneo. Un proyecto para el futuro al que Córdoba debe aspirar.

-Hace dos semanas, el consejero de Cultura descartó, y de manera tajante, el C4 como sede de su colección.

-En este momento el proceso está detenido. Primero tiene que haber una intención política de querer crear este centro de arte contemporáneo: es necesario que las instituciones entiendan el proyecto y decidan apoyarlo porque consideren que puede suponer un gran beneficio para Córdoba desde todos los puntos de vista: social, turístico, económico… Puede ser un punto de apoyo muy importante para el futuro cultural de Córdoba y ejercer un papel dinamizador. Córdoba es una ciudad que apuesta por la cultura, como demuestra su agenda de actividades, concursos, certámenes, exposiciones… Hay una vida cultural intensa y de un gran nivel, pero un centro de arte contemporáneo le daría una mayor presencia nacional e internacional. Lo que no puede ser es que la propuesta de que esto se cree suponga cinco años más para la elección de un espacio, la preparación, el acondicionamiento… ¿Qué posibilidades hay para que esto tenga una solución rápida? Honestamente, creo que la opción es el C4. Y no es que yo me quiera apropiar de ese espacio: doy esa idea para que las cosas se puedan poner en marcha de una manera relativamente rápida y segura. Si la Junta de Andalucía no quiere, debe tener sus razones. Creo que parte del espacio podría contener la colección, de tal manera que se empezara a crear una dinámica, y compaginar esto con la preparación del espacio futuro. Que la Consejería de Cultura actual no lo entienda me parece un desperdicio total y nefasto, y además pienso que las cosas se deterioran. El protocolo de intenciones que hemos firmado tiene una validez de un año en el que tenemos que trabajar muy fuerte, duro y con mucha contundencia para hacer que las instituciones se unan al proyecto, capitaneadas finalmente por la Junta de Andalucía. En un plano de justicia, no se puede decir que la Junta no quiera el proyecto: me ofrece el Teatro Cómico. Pero meter ahí la colección me parecería un desperdicio de tiempo y de dinero: no reúne las condiciones. Podría tenerlas si se proyectara hacer una ampliación en el solar que hay al lado, un centro de arte contemporáneo como los que se están haciendo en muchas ciudades medias y pueblos. Limitarse al Teatro Cómico actual me parece un despropósito porque eso nacería ya muy comprimido. Además, está alejado de las rutas de visitas turísticas, del paso del turismo que llega día a día, que es lo que tiene que nutrir el centro de arte contemporáneo. Los ciudadanos de Córdoba tienen mucho tiempo para ver las cosas, pero el turista dispone de unas horas que tiene que repartir entre diversos escenarios. Además, si la Junta realmente propone esto con seriedad, en estos momentos debería haber hecho un concurso de ideas, se tenía que haber movido, porque desde luego mi oferta a Córdoba para que acoja mi colección pasa por un tiempo limitado. No es que me haya cansado, pero creo que ha pasado el tiempo suficiente para que todos decidamos unir fuerzas y caminar con la idea fija de crear algo que valga la pena, acorde a la importancia histórica de la ciudad, a la que claramente le falta este apoyo. Yo no tengo más interés que el gran cariño que le he tomado a Córdoba y lo bien que me llevo con la Universidad. También he tenido una relación muy estrecha con el Ayuntamiento, la Diputación, Cajasur y Caja Rural. Todas ellas han apoyado el premio de fotografía y sé que quieren apoyar este proyecto. Evidentemente, estamos en un momento económico muy malo, pero se pueden hacer muchas cosas; al menos, proyectarlas de manera firme, segura y decidida. Y no quedarnos en el podrá ser o no podrá ser. Tenemos ya que ser rotundos. Otro punto importante es implicar a la empresa cordobesa, porque un centro de arte contemporáneo sería un beneficio importante para todos. Los empresarios son gente sensible a la cultura y el progreso y muy capacitada para entender un proyecto de envergadura. Estoy segura de que lo apoyarán.

-Las últimas declaraciones del consejero Paulino Plata resultaron sorprendentes por la comparación que estableció entre el coste del C4 y el valor que según la Junta tiene su colección.

-La actual Consejería hereda este proyecto y no sé hasta qué punto se le han venido encima situaciones de compromiso en otros ámbitos y ha dado prioridad a otros proyectos, quizá porque en algunos casos estaban más avanzados. Y, en consecuencia, el mío ha quedado relegado. Yo no sé si entienden la gran importancia de este proyecto y que estoy haciendo una oferta importantísima para la ciudad de Córdoba, que voy a tener una compensación pequeña si tenemos en cuenta el valor de la colección y que en principio va a ir todo destinado a incrementar las adquisiciones para la colección, con objeto de que se pueda ir ampliando y actualizando y siga siendo viva y dinámica. Yo he encargado por mi cuenta una valoración de la colección y la tendré en breve. Ese interés por degradar su valor económico y artístico creo que responde a que no la conocen. No la valoran porque no la conocen. Es una colección hecha a lo largo de cuatro décadas de sacrificio de una persona que en los primeros años debía de ser de las pocas que coleccionaban algo en España. Yo era una mujer independiente y profesional a la que le gustaba el arte. Entré en ese mundo, conocí a muchos artistas, a las galerías, me fui implicando y le dediqué todo mi esfuerzo. No sé si entienden esto. Yo no soy la señora de un millonario importante: soy yo sola y esta colección es el resultado de mi sacrificio, además de gran parte de mi patrimonio. No se ha dedicado el tiempo necesario a estudiar la calidad y la importancia de esta colección. ¿Quién coleccionaba arte hace cuarenta años? Había exposiciones en Madrid en las que no se vendía absolutamente nada. Y en las pocas galerías que había, pocas pero importantes, había exposiciones en las que muchas veces era yo la única que compraba. No se han parado a valorar mi figura, y no quiero ponerme medallas, ni la colección y la importancia que puede tener para Córdoba.

-El próximo año puede haber un cambio de gobierno en Andalucía. ¿Podría esto desatascar el proyecto?

-Yo pienso que en principio todo cambio conlleva una dimensión positiva porque supone la apertura hacia otro pensamiento, otros esquemas, partir de cero a la hora de contemplar alguna situaciones en vez de heredar antiguas fórmulas de plantearte las cosas. En principio es positiva la llegada de gente nueva que contemple una propuesta desde otro prisma. Hay ciudades pequeñas que están haciendo centros de arte contemporáneo prácticamente sin contenido. Han cogido solares, han hecho o rehabilitado edificios, han realizado proyectos preciosos de arquitectura moderna… Y el contenido lo van creando con gran esfuerzo. En Córdoba partimos de una base contraria; tenemos un contenido sólido y lo que falta es el lugar idóneo.

-¿Se ha considerado la posibilidad de un edificio específico, que no sea el Teatro Cómico, para la colección?

-Todavía no ha ocurrido que todas las instituciones se hayan reunido para formular unas bases de planteamiento para que esto se pueda realizar de una manera inmediata. Lo que me preocupa es que siga pasando el tiempo y no se llegue a nada. A esto sí que le voy a poner fin, y consta en la firma del protocolo que he firmado con la Universidad, y al que esperamos que se unan el Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Andalucía, la banca y la empresa. Uniendo esfuerzos, ánimos y criterios podemos llegar a buen fin. El hecho de que yo me fije en el C4 es por iniciar con rapidez este proceso que se está dilatando demasiado. Las Caballerizas Reales es un lugar magnífico, soberbio, y está en la ruta de la Córdoba turística, pero le quedan años de trabajo. El C4 tiene un futuro muy confuso: no se sabe qué se va a ver allí.

-¿Qué requisitos establece sobre el futuro de la colección?

-Hay unos protocolos mínimos para su conservación y mantenimiento, para que esté vigilada y estudiada. En el futuro centro tiene que haber una dirección y podría constituirse una fundación con su patronato para que marcara las directrices sobre la colección. Y, como en todos los centros de arte contemporáneo, tiene que haber el espacio suficiente, con depósitos, biblioteca, centro de investigación, una tienda, cafetería…

-¿Cómo ve la opción del Museo de Bellas Artes?

-Se ha hablado de que el futuro museo contuviera una rama de arte contemporáneo. Eso, bien planteado y bien hecho, también sería aceptable. Lo que pasa es que mezclar en un mismo edificio lo tradicional con lo contemporáneo le quita fuerza a la propuesta. Pero lo importante es hacer algo. Hay que romper esta inercia de que vayan pasando los meses sin que se avance nada.

-El elevado número de obras exige un espacio con unas características muy determinadas...

-La colección tiene el suficiente número de obras y las suficientes visiones como para hacer muchas exposiciones con distintos enfoques. Es muy dinámica. Hay mucha obra y las exposiciones pueden itinerar. Esto lo coge un buen director y puede hacer algo muy digno. Y mi idea es que siga aumentando, en obras y en influencia. Este centro además podría fijarse en muchos otros que están funcionando con una dinámica perfecta para empezar por un camino recto, sin perder tiempo en ensayar nuevas fórmulas.

-Lo que parece claro es que el C4 no agotará la necesidad de arte contemporáneo que tiene Córdoba. Primero, porque está destinado fundamentalmente a los creadores. Segundo, porque seguirá habiendo un salto expositivo entre Romero de Torres y el siglo XXI.

-Efectivamente. La colección sería un enlace entre los dos puntos, lo que daría solidez a la propuesta cultural de la ciudad. A la gente no se la puede despistar con grades saltos. Debe haber una línea de conducción que sea lo suficientemente lógica, clara y directa. Creo que el cordobés quiere y necesita este proyecto. La gente quedó encantada y muy gratificada con la exposición Modernstarts. Córdoba merece este paso.

-¿Hay otras ciudades interesadas en su colección?

-Hay otras ciudades interesadas pero no he progresado con ninguna. Siempre he dicho que de momento estoy comprometida con Córdoba y no puedo llevar una doble negociación.

-¿Hasta cuándo mantiene su apuesta por Córdoba?

-Tenemos todo un año para trabajar. Sigo animada y queriendo que esto siga adelante y llegue a buen puerto. Tenemos un año para conseguirlo: que las instituciones se unan al protocolo, que la banca también apoye, porque es uno de los pilares fundamentales en el desarrollo de la vida de una comunidad, y asimismo la empresa. Tengo toda mi esperanza, mi ánimo y mi esfuerzo en este proyecto.

-¿Cómo ha cambiado el coleccionismo de arte desde que usted empezó hasta la actualidad?

-Ha evolucionado muchísimo. Cuando yo empecé hace 40 años había pocas galerías, pocos coleccionistas y poco movimiento. Yo rápidamente entendí que las galerías eran la vía más recta y la que implicaba un mayor compromiso del coleccionista para que la cultura pudiera prosperar. Es muy importante su labor. Los coleccionistas fomentamos así una dinámica que favorece el futuro de las artes plásticas.

-Después de un siglo XX tan rico y convulso, ¿en qué momento se encuentra el arte?

-En una situación de mucho compromiso con la tecnología. Muchos artistas han derivado por este camino, consiguiendo una labor espectacular. Todos estamos deseando que el artista convencional permanezca y continúe su trabajo porque siempre será una de las bases del arte y contará con el apoyo del coleccionismo; pero hay una evolución, una revolución tecnológica que aporta mucho al desarrollo de nuevas ideas y nuevas creaciones. Estamos en un momento en el que pueden suceder cosas que no nos imaginamos.

-¿Qué papel desempeñan las ferias?

-El mundo de las ferias, las bienales, los encuentros..., representa una vía muy firme y segura y ya de mucha tradición. Yo les veo futuro, pero se tienen que dinamizar y entrar por los nuevos cauces. Una feria supone uno de los momentos más importantes para que el coleccionismo se aplique y se amplíe. En el momento en que la crisis se remonte habrá una etapa de gran florecimiento y el mercado del arte tendrá un auge muy importante,

-¿Qué satisfacciones le ha dado el coleccionismo de arte?

-Para mí el arte y el coleccionismo han sido un gran estímulo vital. Yo he vivido muy implicada en mi profesión de médico estomatólogo y el coleccionismo ha supuesto un gran entretenimiento, una fuente de riqueza y enriquecimiento moral y espiritual. Es un camino difícil en el que no tiene que entrar el desaliento ni se pueden aflojar las baterías. Al final da sus frutos. Y ver una ciudad como Córdoba interesada por mi colección me ha dado un gran estímulo y fuerza para el futuro.

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