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El jefe de la retaguardia hasta el final

  • Deivid realiza un enorme esfuerzo atrás tras superar un golpe de calor que lo tuvo el viernes en el dique seco En busca de la heroica, el canario acaba el partido de delantero

Cuando acabó el partido ante el Girona el pasado jueves, Deivid acusó un duro golpe de calor. El canario, con fiebre y sin poderse mover, no estuvo en el entrenamiento del pasado viernes. Aunque el médico le mandó reposo, el central cordobesista dio un paso hacia adelante. A pesar de las molestias, no se quiso perder el partido de ayer en Montilivi. Quizás no estuviese al cien por cien, pero a ganas y coraje nadie le ganaba. Y así fue. Oltra no tuvo ninguna duda y le volvió a dar los galones que ha tenido a lo largo de la temporada. Titular desde el comienzo del pleito en Gerona.

No era un encuentro cualquiera, era el partido clave. Todos sabían de lo complicada que era la empresa, a pesar de la leve ventaja que tenía el cuadro cordobesista del partido disputado el pasado jueves en el coliseo ribereño.

Concienciado de lo que había por delante, Deivid estuvo acompañado en la zaga por los de siempre, con los que más ha jugado a lo largo de este curso. Con Cisma a la izquierda y Stankevicius a la derecha, Rodas compartía la misión de abortar junto al canario todo el ataque local por el centro de la defensa.

Desde el arranque, estuvo muy metido en el pleito. Fue a todas con Lekic, un gran incordio en la primera mitad al que no le pasó ni una. De hecho, el serbio solamente jugó 45 minutos, ya que Machín lo cambió al descanso. Quizás también porque Deivid y Rodas fueron muy superiores. Por otro lado, estuvo correcto en todas las internadas de los locales y no sufrió en exceso en la primera mitad. También dio salida al balón desde la zaga, buscando siempre a Luso o a Carlos Caballero. Con los deberes hechos, el Córdoba se fue al descanso con la ventaja en la eliminatoria. Algo que era básico, pero quedaba mucho por jugar.

Tras el receso, Deivid tuvo que pelear con Sobrino, un jugador con más movimiento y no tan estático como Lekic. No obstante, estuvo muy atento y cortó varias ocasiones de los gerundenses. Celebró a lo grande el gol de Xisco, pero vio como todo se complicó con dos rápidos tantos de los locales. El partido se puso cuesta arriba, pero ahí estuvo para mantener la calma en todo momento. Tocaba tener tranquilidad, a pesar de que el pleito se encaminaba hacia la prórroga y el Girona tenía el pase en el bolsillo.

En el tiempo extra, con el Córdoba volcado, sufrió más, algo lógico al haber más huecos atrás. La expulsión de Stankevicius complicó todo. Con una defensa de tres, vio una amarilla por frenar el avance de Pere Pons.. En la segunda parte de la prórroga, Oltra mandó a Rodas arriba y se quedó ejerciendo las labores de cierre. Poco duró esta labor, porque los últimos tres minutos se quedó ya arriba para buscar un remate que no llegó. Ahí se acabó el sueño de Deivid y del cordobesismo.

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