Córdoba

Nuevos rincones para la tradición más cordobesa

  • Los patios de la calle Chaparro y Mayor de Santa Marina se estrenan en una edición en la que regresan Céspedes 10, Mariano Amaya 4 y San Basilio 20

Aunque el Concurso Popular de Patios suma una centuria de vida, esa tradición tan cordobesa de articular la vivienda en torno a un espacio abierto en el que no faltan el colorido de las flores y el sonido del agua al caer es una herencia directa del paso de los musulmanes y de los romanos por la ciudad. Es por ello que a lo largo y ancho del Casco Histórico, desde San Basilio hasta San Lorenzo y de Santa Marina a San Pedro, hay una infinidad de buenos ejemplos de patios en los que sus propietarios se afanan para que estos espacios luzcan su mejor cara en primavera. Es por ello igualmente que cada año hay más cordobeses que optan por abrir las puertas de sus casas para que tanto turistas como los propios ciudadanos se recreen con este peculiar forma de vivir. Algo así han debido pensar los vecinos del número 5 de la calle Chaparro y los del 13 y 15 de Mayor de Santa Marina para sumarse una fiesta que está considerada como única.     

Hay un azulejo colgado justo a la entrada de la casa de  la calle Chaparro en el que se puede leer "gracias por venir, feliz mayo cordobés 2010". En este mismo lugar hay también numerosas fotografías que dan a entender que este espacio "es un lugar de convivencia" todo el año. Así lo expresa además Agustín Salado tras responder a las preguntas que le formulan diversos visitantes. El propio Salado y algunas de las vecinas que aguardan la llegada de turistas evidencian unas ganas enormes por aportar su granito de arena a un concurso que es santo y seña del Mayo Festivo en la ciudad.

En la parte central del patio de la calle Chaparro se levantan un chirimoyo, un membrillo y un ficus benjamina, entre otras especies. A continuación hay una mesa rodeada de sillas y las paredes lucen con el clásico color blanco con detalles en añil. Aunque conscientes de que los elementos de su patio no son tan autóctonos como lo son los de la cercana calle Marroquíes, Salado puntualiza que "lo mejor es que se nota que vivimos el patio y eso es algo que perciben y nos dicen muchos turistas que pasan por aquí".

La calle Mayor de Santa Marina alberga otro de esos nuevos rincones que se han incorporado al certamen en la presente edición. De este recinto sorprende, sobre todo, su longitud, ya que dispone de tres patios y dos galerías para conectarlos. Aquí viven siete vecinos y, al igual que en la citada casa de la calle Chaparro, una de sus principales características es que se trata de un lugar en el que hacen vida quienes lo habitan. Uno de ellos, Javier Sesma, se detiene especialmente en este capítulo y subraya la "tranquilidad" que se respira en cualquier sus patios.

Al tratarse de un patio moderno -con sólo algo más de una década de vida-, sus vecinos han suplido la falta del clásico brocal de pozo o la antiquísima pila por detalles de la historia festiva de la ciudad. Llaman la atención carteles de toros de 1915 y 1919, con nombres como el califa Manolete, Juan Belmonte o Gallito, e incluso más recientes, de 1996 y 1999. Es un patio en el que conviven el colorido de las flores con el sonido de sus fuentes -una por patio-. Las artesanías de barro, la cerámica y los faroles de hierro forjado son otros de los muchos detalles que detienen la atención de decenas de turistas.

Junto a los estrenos, la edición de 2010 pasará también a la historia como la del reencuentro de algunas viviendas con este certamen. En este capítulo es reseñable el patio del número 10 de la calle Céspedes, una casa que ha estado 37 años fuera de concurso y que ha recuperado su mejor versión para integrar el certamen. Su propietaria, Rosario Torrealba, es la promotora del regreso de una vivienda que cuenta con algo más de un centenar de variedades florales. "Este año nos hemos dedicado a catalogarlas gracias a libros e internet", señala esta cordobesa mientras muestra algunas de las más abundantes, como gitanillas, buganvillas y geranios.

En los barrios de San Basilio y San Agustín también hay ejemplos de patios que vuelven al certamen después de darse algunos años de descanso. Llama la atención la singularidad que tiene el patio de la calle Mariano Amaya, junto al Pozanco. Jonatan Cuenca, de 21 años de edad, representa la tercera generación de cuidadores de este recinto. "Tengo voluntad de seguir muchos años más", concluye Cuenca.

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