Real Betis | Reportaje

El penúltimo servicio al Betis de Fekir

Fekir encara a Acuña en el derbi del pasado domingo.

Fekir encara a Acuña en el derbi del pasado domingo. / Europa Press

En los 20 minutos largos de derbi (su noveno ya) que jugó el pasado domingo, Nabil Fekir dejó claro que aún tiene mucho que decir de verdiblanco. Fueron minutos de calidad, reactivó el ataque como relevo de Pablo Fornals e incluso sirvió desde la derecha uno de esos pases con su sello personal a Isco que el malagueño no pudo rematar como pretendía. El francés está enchufado y quiere ser actor principal en el esprint final de cinco etapas para atrapar la cuarta clasificación seguida del equipo para Europa, algo histórico.

Esta temporada que arrancó en el taller de reparaciones, aún convaleciente de su terrible lesión de rodilla de la campaña anterior, en Elche, ha supuesto una mayúscula prueba de resiliencia para el mago francés, que no se ha rendido por el camino a pesar de que llegaron nuevos reveses por su tortuoso camino: a finales de noviembre, en su primer partido de titular en nueve meses, sufrió un golpe en la cadera ante el Sparta en Praga y se debió retirar en el intermedio. A esa lesión traumática se unió otra muscular y Fekir, tras sus fugaces apariciones ante Mallorca (jornada 12ª, tres minutos) y Las Palmas (jornada 14ª, catorce minutos) debió parar otras cinco jornadas de Liga.

La continuidad del campeón del mundo coincidió con el ecuador del campeonato. Ante el Granada en el Benito Villamarín (jornada 20ª, 1-0), disfrutó de los últimos 21 minutos sobre la hierba, con el beticismo dichoso ante la vuelta del ídolo. Y a partir de ahí, Manuel Pellegrini demostró que el crédito de su dorsal 8 estaba intacto: titular en las diez jornadas siguientes con la excepción de la visita al Atlético de Madrid (27ª) por la fractura nasal que le obligó a lucir una aparatosa máscara protectora.

Ocurrió que a Fekir, que une a su técnica exquisita un físico diferencial, por su robustez y resistencia, las piernas y el fondo no han estado a la altura de su habitual creatividad durante este trayecto. La irregularidad ha marcado las actuaciones de una pieza que ha sido muy fiable desde que debutó de verdiblanco en la 2019-20, un año antes que Manuel Pellegrini.

El chileno se ha resistido a quitarle el protagonismo al galo a pesar de la competencia en esa línea creativa que también integran Isco Alarcón, Pablo Fornals, Ayoze Pérez y Rodri. Pero la presión de esas cuatro derrotas seguidas ante Atlético, Villarreal, Rayo y Girona terminó por relegarlo al banquillo ante el Celta.

La respuesta de Fekir a ese pequeño revés es la mejor respuesta posible. La de los campeones: con fútbol, que no palabras. Él fue uno de los grandes responsables de rescatar al Betis del fango ante el Celta, saliendo en la segunda parte tras una nefasta primera mitad de sus compañeros. Activó el juego colectivo aun con su tibio ritmo, porque su visión y toque siguen siendo privilegiados, y encima anotó con su pierna menos buena, la derecha, el 2-0 que a la postre resultó decisivo para asegurar una victoria que a final de este mes, cuando haya que hacer balance, puede resultar clave para la suerte del equipo.

Tras su golpe en la mesa ante el equipo olívico, Nabil aportó desde el banquillo en la última media hora en Mestalla, ante el Valencia, y se acercó más a su fútbol en el derbi ante el Sevilla.

En Pamplona, este domingo, con la ausencia de Isco Alarcón, que cumple ciclo de amonestaciones, Fekir va a retomar el liderazgo del equipo sin que le tiemble un músculo del cuerpo por ello. Con su habitual gesto contenido y ese aura de persona especial. Lo que es.

Aun sin el despliegue físico de Isco para abarcar tanto terreno, para bajar tan atrás a iniciar el juego o para presionar la salida de balón del rival, el francés impondrá su personalidad sobre la hierba por pura inercia y tratará de darle dinamismo, profundidad y continuidad al juego colectivo con su capacidad asociativa con Fornals y Ayoze desde fuera, Willian José de espaldas y las irrupciones de los laterales y alguno de los dos pivotes.

La única inquietud radica en la respuesta de las piernas para tanto esfuerzo sostenido desde el primer minuto. No es lo mismo salir de revulsivo que ante un equipo con las piernas aún frescas, por mucho que Osasuna esté hoy varado y sin objetivos. Pero si el físico le responde, Fekir va a echar el resto en el que puede ser su penúltimo servicio al Real Betis Balompié: brindar su carisma, su liderazgo y su fútbol en estas cinco jornadas definitorias para atar la cuarta clasificación europea.

Las circunstancias personales y del propio Betis invitan a pensar que el galo no va a agotar los dos años de contrato pendientes, hasta el 30 de junio de 2026. Lo lógico, por parte y parte, es imaginar un ciclo agotado y una puerta abierta para que este jugador irrepetible mire a Oriente y agote su carrera en una liga menos exigente. Lo lógico es pensar que el último servicio de Fekir a su Betis sea liberar una enorme masa salarial para la próxima campaña (percibe 3,5 millones de euros netos cada temporada). Y legarle al beticismo la memoria de su arte puro hecho fútbol.

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