Vivir en Verano

Un bonito despertar

  • Gonzalo Hermida aprueba con nota su participación en el Concert Music Festival

Un instante de la actuación de Gonzalo Hermida la noche del pasado viernes en Puerto Real.

Un instante de la actuación de Gonzalo Hermida la noche del pasado viernes en Puerto Real. / nacho frade

Tiene que ser bonito, pero que verdaderamente bonito, ver como el fruto de tu creación ya no te pertenece a solas sino que ha pasado a convertirse en un goce colectivo. Los artistas cuentan con ese bonito privilegio de parir creatividad como un ser nutrido de aportaciones múltiples que seguirán enriqueciéndose de significado cada vez que alguien reaccione ante su presencia. Como un nuevo nacimiento, un bonito despertar a otra dimensión con un millón de espacios por descubrir,

Gonzalo Hermida, el joven músico de Puerto Real que llenó de éxito el Escenario Lounge del Concert Music Festival de Sancti Petri, supo agrandar el espacio que abarcan sus canciones para envolver con ellas a cada una de las personas que decidieron ir a disfrutar de una carrera musical que promete dar mucho que hablar. El artista supo hacerlo bonito durante algo más de una hora en la que la expresión más repetida fue precisamente esa, "¡qué bonito!".

Lo decía el cantante y compositor cada vez que dejaba reposar su potente voz en las voces que emanaban de entre el público. Melodías compartidas que emocionaron hasta la lágrima a un debutante que prometía "cantar mucho" esa noche de viernes "hasta que nos quedemos afónicos". Con ganas, con brío y sabiéndose poseedor del talismán más valioso para un artista, máxime si está empezando: el cariño del público. "Ya era hora de cantar con los míos", aseguraba.

Así, comenzó a despegar esa Noche estrellada gracias a una colección de temas pertenecientes al primer EP del cantante, titulado Natural, y que será reeditado próximamente con nuevas composiciones. Todas se oyeron en el Concert Music Festival, una suerte de bautismo para Gonzalo Hermida, en el evento que más estrellas junta del verano gaditano y de la mano de la discográfica que lo pone en pie y ha apostado por dar a conocer su talento.

Talento tiene el puertorrealeño de sobra y es bonito comprobar cómo hace uso de él, maravillosamente acompañado en el escenario por el piano de Yasser Herrera, porque la música para Hermida se divide "en dos partes, mi corazón y el suyo, él bombea la sangre de mis canciones" -se deshizo en elogios con el músico-, y por la guitarra del ubriqueño Pepe Pulido.

En la explosión del talento de Gonzalo Hermida ha tenido mucho que ver la apuesta por los estilos que más pegan hoy en las radios, en las listas de ventas. Ese flow negro que hemos oído en otros artistas que hoy triunfan mundialmente , el pop de la mano del r&b pero sin perder nunca el toque de la tierra, pudo apreciarse en todo su esplendor en Hannah, un tema con historia detrás, la de una chica que "conocí en Londres y con la que hubo conexión, hablando ella un maravilloso inglés pero no yo. Lo pasamos en grande una noche rodeados de amigos. Espero que entendáis bien el significado de la letra", retaba al respetable. De esta forma, un manto de giros negroides y remates de estrofas que parecían hacerse infinitos llenaron de puro feeling el ambiente del concierto que el gaditano se empeñó en hacer aún más íntimo acercándose a pie de escenario, desposeyendo de instrumentación las melodías para afrontarlas a capela o repasando las etapas más destacadas de su corta pero fructífera historia.

Ahí, la raíz ha sido fundamental en lo que supone Gonzalo Hermida como artista, el relato de un niño que no es sino él mismo, que pidió la primera guitarra a sus padres, que actuaba en chiringuitos en los que empezó a curtir el arte de la expresión, que se marchó a Madrid para buscarse el sustento y que hoy se presenta ante el público como una agradable realidad. Tiene que ser bonito cumplir el sueño de tu vida cuando todo pasa por la justa combinación de "suerte, trabajo… ¡Y talento!", le gritaban desde la multitud.

Pero el talento en casi nada queda si no se comparte. Gonzalo Hermida brindó en Sancti Petri el minuto de oro que cualquier programa de aspirantes a triunfar hubiese querido para la posteridad cuando subió al escenario a otra gran promesa de la música, Marta Soto. "Cuando la escuché, me enamoré", decía Hermida de su compañera y juntos consiguieron traspasar la epidermis gracias a Las buenas personas, el instante más intenso en la pieza más desnuda, en la forma magistral de empastar las voces, un primor de dueto marcado a fuego en la puesta de largo del Concert Music Festival. Demasiado bonito como para no recordarse con cariño.

El artista dio lustre a la velada con su primer sencillo, Intacto, emocionó en Mía, El arte de vivir y Me olvidé, le puso Cuatro letras a los sentimientos y se lanzó con un Salto mortal -estas dos últimas canciones fueron sendos estrenos que irán incluidos en la reedición de su álbum debut-, y remató la faena dejando en la boca un agradable sabor a Limón cuando ya quedaba poco para terminar de catalogar como bonita, mágica, la noche en que Gonzalo Hermida fue nombrado por méritos propios como ese cantante a escuchar, esa trayectoria a seguir, el despertar del sueño que sigue cumpliéndose de la manera más bonita posible, con música.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios