La Constitución ha de ser el cauce para que la sociedad pueda encontrar solución a todo problema que se le plantee.

La noble tradición del liberalismo no puede confundirse con el burdo populismo liberal.

El saber jurídico es un saber técnico, pero no lo es del mismo modo que el matemático.

El fanatismo tiene su código, dicta sus sentencias y espera para ejecutar sus severas sanciones.

Sería paradójico desde luego que, a cuenta del franquismo, el legislador negara la libertad de expresión.

Y digo yo, quién al ver las imágenes del telescopio Webb no se ha dicho a sí mismo: La madre que nos parió.

Sólo en el desorden romano, como explica la teología de Juan Claudio, se ordenan todos los Dioses con Dios.

Esa razón etílica, lado bueno de la Historia, estuvo siempre en la tradición del noble pueblo de Irlanda.

El derecho a abortar, suscribe la mayoría, no está "arraigado en la historia y tradición de esta Nación".

Es nuestra culpa haber abandonado el deber moral de instruir en las grandes virtudes.