Tarde calurosa la de ayer en la Plaza de Toros de Berja para disfrutar, un año más, de la Feria Taurina virgitana. A las siete y media de la tarde comenzó el festejo mixto con toros de Núñez de Tarifa. Abrió la plaza el rejoneador pacense Leonardo Hernández, quien levantó los primeros aplausos de la tarde del respetable. Colocó dos rejones de castigo antes de pasar a poner las banderillas largas a un buen toro de Núñez de Tarifa. Se lució Hernández colocando tres banderillas cortas antes de poner la rosa final con la que concluyó su faena a este primero de la tarde. Con el rejón de muerte, no falló el de Badajoz y se arrodilló el toro. El presidente, Adrián Salmerón, lo premió con las dos primeras orejas de la tarde.
En el cuarto de la tarde, Leonardo Hernández salió con garra y la fuerza que le caracteriza el de Badajoz. Colocó dos rejones de castigo antes de poner las banderillas largas al quiebro, con las cuales volvió a enchufar a todos los aficionados de la plaza. Puso tres banderillas cortas al violín con las que vibró el respetable. Pinchó con el rejón de castigo a la primera. Se arrodilló el toro tras su segundo intento, lo que le valió para llevarse una oreja.
Miguel Ángel Perera lidió al segundo de la tarde. Recibió a su enemigo, como viene siendo habitual esta temporada, con temple y toreando muy despacio, con la técnica y calidad que le acostumbra con el capote. Empezó toreando muy lento con la muleta, dándole siempre espacio al toro de Núñez de Tarifa. Estuvo bien el diestro de Badajoz por el pitón derecho. Un Perera sereno y en estado de gracia – como demostró hace unas semanas también en Roquetas- cuajó una gran faena a un complicado animal. Logró una estocada completa con la cual, tras varios pinchazos desacertados del puntillero, se arrodilló el toro. Fue premiado con una oreja.
Con el segundo de su lote no pudo lucirse Perera con el capote, como le gusta. Después del tercio de banderillas cogió la muleta aunque no pudo lucirse el diestro de Badajoz ante un toro que no acompañó en ningún momento. Lo intentó el diestro de Badajoz ante un enemigo reacio y complicado. Fue premiado con un apéndice.
El triunfador de la Feria Taurina de Almería del pasado año, Ginés Marín, fue el encargado de lidiar al tercero del festejo no sin antes regar el ruedo a petición suya. Salió con ganas el jerezano afincado en Olivenza. Recibió a su enemigo con una media larga de rodillas y un variado y vistoso quite antes de que el toro entrase en el caballo. Con la muleta lidió con la sabia que le acostumbra y la clase que atesora. Tras una grata faena, sobre todo por el pitón derecho, dio muerte con una estocada tras un pinchazo. Le sirvió para llevarse una oreja.
En el último de la tarde, un toro ensabanado, no pudo Ginés Marín desplegar su mejor versión. Lo intentó por ambos pitones pero no ayudó el toro, que incluso llegó a darle algún que otro susto. Se echó al ruedo para animar al respetable. Concluyó la faena con un desplante ante la cara del toro. Tras un pinchazo, logró una estocada con la que el toro se arrodilló, llevándose un trofeo que le permitió abrir la Puerta Grande junto a Perera y Hernández, poniendo el broche de oro a un gran festejo, un año más, organizado por la empresa almeriense Capote de Brega SL a través del diestro y empresario José Gabriel Olivencia.
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