Toros

Solidez de Ureña y digna alternativa de Isiegas

  • El murciano y el zaragozano cortan sendas orejas

  • El Juli, que contó con el peor lote, se marcha de vacío

  • Corrida de Núñez del Cuvillo, de desiguales hechuras y juego dispar

Paco Ureña, en un natural a su segundo toro, ayer, en la plaza de Zaragoza.

Paco Ureña, en un natural a su segundo toro, ayer, en la plaza de Zaragoza. / Javier Cebollada / Efe

Comenzó el festejo en la plaza de Zaragoza con casi lleno y buen pie en la alternativa de lujo del maño Jorge Isiegas con el toro ‘Encendido’, número 146, colorado y de 540 kilos. Un doctorado que le concedió El Juli con Ureña como testigo. El toricantano, que había jugado bien los brazos a la verónica, realizó una faena interesante, toreando despacio y con buenos pases de pecho, con el contrapunto de un par de desarmes. El noble animal no humillaba tras la tela encarnada. Isiegas se tiró de verdad para enterrar el acero en una estocada hasta la bola y arriba que por si sola valía la merecida oreja que cobró.

El sexto fue un toro que salía siempre suelto, sin entrega alguna y que se rajó de inmediato. Isiegas, voluntarioso, no pudo conseguir lucirse. Mató de estocada caída y fue ovacionado.

El Juli, con un mal lote, se las vio en primer lugar con un cinqueño de mucho volumen –¡644 kilos!– y poca cara derribó en el primer encuentro y estuvo a punto de herir a Ureña en un quite por gaoneras. El animal se paró pronto y se rajó tras un comienzo con torería y autoridad del madrileño que cerró el trasteo con un arrimón.

Con el cuarto, deslucido y a la defensiva, El Juli quedó prácticamente inédito por las condiciones del animal en una labor que no pasó de voluntariosa.

Paco Ureña, que sustituyó a José María Manzanares, contó con el mejor lote. En su primero, tras un desafortunado desarme en los lances de recibo, caló en los tendidos con una faena vibrante ante un toro con movilidad y nobleza. En los medios comenzó de manera explosiva con unos estatuarios impresionantes para cerrar con trincherazo y natural, que fueron recibidos con una estruendosa ovación. Luego, con las zapatillas asentadas, toreó bien por ambos pitones, principalmente al natural. Cerró con circulares invertidos, mató de casi entera desprendida y ganó un trofeo.

Ureña realizó una faena muy larga que brindó al cirujano taurino Carlos Val-Carreres, en la que perdió premio por la espada. Tras un tanteo muy extenso para sacar el buen fondo del astado, brilló en algunas series con el compás abierto por ambos pitones. Se pasó de metraje y sonó el primer aviso de los dos que recibió antes de entrar a matar. Mató de estocada y tres descabellos y fue ovacionado.

Con El Juli sin apenas opciones y de vacío, el espectáculo contó con la solidez de Ureña y una digna alternativa del nuevo matador de toros zaragozano Jorge Isiegas, quienes consiguieron sendos trofeos.

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