Toros

Manzanares y Roca Rey cierran la Feria de Olivenza a lo grande

Andrés Roca Rey, quien desorejó ayer a su primer toro en Olivenza.

Andrés Roca Rey, quien desorejó ayer a su primer toro en Olivenza. / efe

Dos orejas cada uno pasearon ayer los diestros José María Manzanares y el peruano Andrés Roca Rey en el quinto y último festejo de la feria de marzo de la localidad pacense de Olivenza, en una tarde en la que Morante de la Puebla rayó también a buen nivel pero sin obtener ningún trofeo.

José María Manzanares y el peruano Roca Rey salieron a hombros del coso oliventino al término de su quinta y última corrida de feria, y, si bien hay paridad en el resultado y triunfo, lo cierto es que lo que uno y otro hicieron en el ruedo no fue precisamente comparable.

Morante de la Puebla raya a buen nivel pero se marcha de vacío por el mal uso de la espada

El joven peruano metió el miedo en el cuerpo a un público que llenó los tendidos, en una faena de mucha disposición y entrega. Por su parte, el alicantino cortó sendos trofeos un punto ligeros, en lo que tuvo mucho que ver la benevolencia del público.

También es verdad que le faltó raza a la corrida de Victoriano del Río. Ese fue el denominador común de un encierro al que sólo salvó el comportamiento del tercero, gracias también a que Roca Rey no lo picó. Lo demás fueron embestidas sin transmisión, muy nobles, sí, pero de escasa emoción.

Morante toreó a su primero con primor a la verónica. Fueron tres lances, con el remate de la media, mecidos y de gran belleza. Con la muleta, sin redondear, construyó una faena llena de detalles en su toreo en redondo y en los remates de las series. El toro, muy reservón, no permitió más.

Pareció no gustarle al sevillano el cuarto porque dejó que lo picaran a conciencia. Pocas esperanzas había pero Morante se inventó a ese toro, al que cuajó muletazos sueltos de mucho contenido, llevándolo y acompañando con la cintura. En uno y otro oponente el mal uso de los aceros le impidió cortar trofeos.

Manzanares tuvo dos astados de poco empuje y entrega. Lo mejor de su actuación, el capote ante su primero, especialmente el quite por chicuelinas torerísimas, y la estocada recibiendo cobrada ante el quinto. Por lo demás, poco se prodigó el alicantino en sus faenas de muleta, algún pase estimable, con su empaque tan particular, y poco más.

El que sí tuvo una tarde estimable fue el peruano Roca Rey, del que hay que decir que no pica a sus toros. Tampoco es que les hiciera mucha falta a los del ganadero madrileño.

Al tercero le hizo una gran faena, puesto en ese sitio tan especial y difícil, en el que todos los toros embisten. Dos orejas paseó en la que fue una faena de mucha exposición, con tandas de mano baja y largo trazo. Poco pudo hacer ante el muy parado sexto, sólo llevarlo con suavidad, mimarlo, sin que aquello levantara el vuelo.

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