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El cordobés Manuel Román, triunfador del II Certamen de Becerristas

  • El sevillano Diego Bastos se alzó con el segundo puesto y el ursaonense Gonzalo Cruz con el tercero

Los becerristas antes de salir al ruedo de Estepona.

Los becerristas antes de salir al ruedo de Estepona. / Mika Zarcas

La plaza de toros de la localidad malagueña de Estepona ha albergado el sábado 14 de noviembre, la ‘Gran Final’ del II Certamen de Becerristas que ha organizado la Asociación Andaluza de Escuelas Taurinas ‘Pedro Romero’. Un festejo ‘sin público’ que contó con una climatología adversa –lluvia antes, durante y después- pero a pesar de lo desfavorable de la matinal, se disfrutó de buen toreo con un alto contenido artístico entre los participantes. Los jóvenes alumnos se repartieron un total de 5 orejas ante una buena novillada de Apolinar Soriano en su conjunto, salvo el complicado quinto.

Precisamente ante el dificultoso quinto, el cordobés Marcos Román, impuso su criterio demostrando maneras y raza. Román cuajó una actuación a más tras la fuerte voltereta al inicio de labor. Capacidad y buen toreo ante un novillo muy complicado y con feas embestidas. Oreja de mucho peso. A la postre, un triunfo que le valió para ser proclamado por el jurado calificador –al final de la novillada- como el Triunfador del II Certamen de Becerristas. En segundo lugar quedó el sevillano Diego Bastos que toreó el cuarto. Bastos realizó una templada faena ante un ejemplar con calidad pero muy escaso de poder. Llenó la escena de torería y supo estructurar distancias y alturas. Antes lo recibió con buen ramillete a la verónica. Oreja.

Gonzalo Cruz, que abrió la matinal se alzó con el tercer puesto de la ‘Gran Final’. El alumno de Osuna se topó con un ejemplar de máxima nobleza aunque muy escaso de fuerzas. Cruz se expresó a base de suavidad y lo exprimió por ambos pitones en una bonita faena. Oreja. Joselito de Córdoba cortó una oreja del tercero y perdió mayores por el atasco a espadas. Joselito construyó una faena clásica impregnada por el temple y el desmayo. El cordobés mostró exigencia, mucha personalidad y un toreo de gusto. Oreja.

Otro apéndice fue a manos de Juan Jesús Rodríguez en el sexto. El joven de La Línea se afanó ante un cierraplaza falto de fuerzas al que le sacó partido por su total entrega. Rodríguez dio tiempos entre muletazos tirando de su antagonista con buen pulso. Oreja. Juan José Jurado obtuvo una vuelta al ruedo ante el segundo ejemplar. El novillero de Baeza dibujó un buen recibo a la verónica y posteriormente cimentó una faena ligada sobre todo por pitón derecho, por el izquierdo siempre venía el animal arroyando. Jurado manifestó poderío con un toreo vertical pero la espada le privó de tocar pelo.

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