Toros

Luque, por la Puerta Grande

Cuando enfilamos la recta final de este San Isidro que ha dado buenos frutos en triunfos y en el que varios diestros han pagado duramente con sangre, hay que anotar una gran corrida de Puerto de San Lorenzo, que fue a más y ofreció oportunidades para que la terna alcanzara mayores cotas. Encierro bien presentado, con tres toros de alta nota -segundo, tercero y sexto- y el triunfo del sevillano Daniel Luque, que salió a hombros por primera vez en la Monumental de Las Ventas como matador de toros (consiguió su primera Puerta Grande como novillero en 2006).

Daniel Luque, con ese tercero, un gran toro, Cartuchero, hondo, bien armado, de pinta negra, muy encastado y a más, realizó en los medios una faena notable, con una primera fase en la que se impuso a una embestida algo rebrincada, con tres tandas diestras. En una segunda parte, también con la derecha, dibujó pases con la figura relajada, metiendo los riñones y alargando los muletazos, con el remate de dos pases del desprecio, que fueron auténticos carteles. Con la izquierda, dibujó naturales profundos de mano baja. Cerró con luquecinas -muletazos sin la ayuda-. Aunque precisó de un descabello tras un pinchazo hondo en lo alto, el público solicitó un trofeo, merecido, que concedió el presidente.

Con el sexto, un animal también bien presentado, con buen tranco y nobleza, Luque volvió a apostar con clarividencia y en las afueras consiguió lucirse en una faena bien estructurada por ambos pitones, en la que dejó refrescar al toro cuando lo precisaba y templó. Dibujó buenos y largos derechazos y naturales de calidad. Todo ello, adornado con remates preciosos, con algún pase del desprecio de bella factura. Dentro de las series fue clave una de ellas, con quietud, en la que jugó con cambios de mano para sujetar al toro, que ya se rajaba. Cortó a tiempo la faena, con el público entregado. Tras un pinchazo arriba, mató de estoconazo. De nuevo nevó en los tendidos de Las Ventas y el presidente sacó también su pañuelo blanco, indicativo del segundo trofeo y pasaporte para la salida a hombros del diestro gerenense.

Juan José Padilla, que abría plaza, concretó dos trasteos correctos. Devuelto el que abrió plaza tras lesionarse de salida, saltó un primero bis del mismo hierro, voluminoso, próximo a los 600 kilos, bien armado, que cumplió en el caballo y que resultó tardo y noblón. El jerezano realizó una labor con muletazos sueltos, en la que faltó emoción por el escaso poder del toro. El jerezano brilló en el segundo tercio, destacando en un segundo par de dentro afuera.

Con el cuarto, bien presentado y manejable, Padilla lanceó con buen aire, no prendió banderillas y con la muleta concretó una faena correcta, pero sin transmisión.

El Cid no aprovechó un lote que embistió bien en la muleta. Se enfrentó en primer lugar con un ejemplar hondo, nobilísimo, muy protestado en los primeros tercios por su flojedad. El animal se vino arriba tras el tercio de varas y humilló con franqueza tras la muleta del saltereño, quien realizó una faena larga y desigual, en la que lo mejor llegó en dos tandas diestras.

El quinto, el de mayor peso (604 kilos), bien presentado, embistió con recorrido en la muleta. El Cid comenzó muy bien, en los medios, de largo, con una gran tanda con la diestra. Luego, en otras series, con el toro cerrado en las rayas y el toro con embestidas de menor recorrido, la labor no tuvo relevancia. El diestro falló con los aceros.

La función, muy interesante gracias a una gran corrida de Puerto de San Lorenzo lidiada por una terna netamente andaluza, acabó con el éxito de Daniel Luque, que con inteligencia y capacidad abrió por primera vez en su carrera como matador la Puerta Grande de Las Ventas.

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