Toros

Luis David Adame y José Garrido, a hombros en la primera de Olivenza

  • Antonio Catalán ‘Toñete’, herido de gravedad, corta un trofeo del único que mató

  • Buena corrida de Joselito

Luis David Adame y José Garrido, en su salida a hombros de la plaza de toros de Olivenza.

Luis David Adame y José Garrido, en su salida a hombros de la plaza de toros de Olivenza. / Efe

Los diestros José Garrido y el mexicano Luis David, con dos y tres orejas, respectivamente, salieron a hombros en Olivenza (Badajoz) en una tarde en la que los toros de Joselito fueron también grandes protagonistas y en la que Toñete ha resultado herido grave.Con casi tres cuartos de entrada se lidiaron to toros de El Tajo y de la Reina, bien presentados y de interesante juego; el quinto, muy bravo, Atlético, número 45, fue premiado con la vuelta al ruedo. José Garrido, ovación y dos orejas tras aviso y silencio en el que mató por Toñete. Luis David, oreja y dos orejas tras aviso. Toñete, oreja en el único que mató. Fue atendido de “herida profunda en cara interna del tercio superior del muslo derecho con hematoma que rompe la fascia del cuádriceps y contunde el músculo en 10 centímetros, de pronóstico grave”.

Obligado a empezar rindiendo tributo a la corrida del Tajo y la Reina. Importante en todos los aspectos. Armónicos y parejos de hechuras. Y de seria arboladura. Y claro, el toro en tipo casi siempre es una garantía para embestir.

Garrido y Luis David cortaron dos y tres orejas, respectivamente, pero de distinto peso e importancia. Muy bien toda la tarde el primero, poseedor de un capote en el que la variedad y el buen gusto son santo y seña. Y profundo y con un acusado sentido del temple con la muleta, con un toreo embraguetado, asentado, de mucho poder y dominio.

El extremeño José Garrido estuvo toda la tarde a gran altura tanto con el capote como con la muleta. Cuajó un toreo de mano baja y trazo largo. Torero en sazón.

La cruz se la llevó Toñete, un punto nervioso ante un tercero al que le faltó entrega. Iba y venía, pero sin rematar los viajes. Mala suerte la de este joven torero, que al entrar a matar no hizo el embroque y fue alcanzado de lleno por el de el Tajo, y, aunque no se veía sangre, se supo enseguida que iba herido.

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